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Se rearma el mapa de poder en la derecha

Por: Vanessa Vargas Rojas | Publicado: 21.01.2014

La crisis electoral se empezó a  dibujar en las municipales, pero nadie le tomó el peso a las señales de la baja participación. La debacle se hizo evidente una vez conocidos los resultados de las elecciones presidenciales. La histórica derrota sufrida por la derecha, personificada esta vez por Evelyn Matthei, dio luces de un desgastado oficialismo incapaz de adecuarse al nuevo ciclo político del país iniciado en 2011 con el movimiento estudiantil.

Sin embargo, paradojalmente no fue la UDI, el partido de la candidata y el que más retrocedió en la última elección, el primero en sentir las arremetidas de lo impostergable.  Renovación Nacional, con el golpeado Carlos Larraín a la cabeza, ha sido objeto de las fragmentaciones más duras, con un éxodo importante de militantes emblemáticos, como fueron Antonio Horvath, Karla Rubilar, Joaquín Godoy, Pedro Browne y, posteriormente, Lily Pérez, quien incluso acusó discriminación dentro del partido por ser judía, además de clasismo e intolerancia.

Ese ha sido el precio que la tienda de Antonio Varas ha tenido que pagar por la incapacidad de incluir en su conducción, según declaró la diputada Marcela Sabat en anterior entrevista para El Desconcierto, «la voluntad de los militantes y de la ciudadanía en general».

Tras su renuncia a RN, la senadora Lily Pérez decidió incorporarse a "Amplitud".

Tras su renuncia a RN, la senadora Lily Pérez decidió incorporarse a «Amplitud».

Por lo mismo, los dardos han estado apuntados hacia la directiva del partido. «La falta de autocrítica ha sido brutal, porque a final de cuentas pareciera que nadie quiere tener responsabilidad en esto (derrota presidencial). Nadie quiere asumir que no fuimos capaces de generar esos espacios de mayoría que se necesitan. Después de la elección presidencial, eso quedó al descubierto, públicamente.», explicó el ex RN, Pedro Browne.

Los nuevos movimientos Evolución Política (Evópoli) y «Amplitud» se levantan con miras a generar, desde esa perspectiva, un conglomerado dentro de la misma Coalición que incluya a quienes no se sienten a gusto en sus partidos y den paso a una plataforma de centroderecha liberal, que agrupe también a independientes.

Plataforma que en estricto rigor es más impulsada por la obligación de adaptarse que por convicciones profundas. Y es que la clase política en general ha tenido que adecuarse a una sociedad más empoderada y conciente, por lo que la dirección imperante ha sido el progresismo. Lo vimos también en la Nueva Mayoría, que con la integración del Partido Comunista a sus filas, construyó la imagen de cercanía y respuesta a las demandas de la calle, haciendo vista gorda de lo que fueron sus administraciones anteriores donde se profundizó el sistema que hoy dicen condenar.

Por su parte, hay quienes ven en estas operaciones políticas de la Alianza el sello de Sebastián Piñera. Es el análisis que hace el senador electo por Santiago Oriente, Manuel José Ossandón, quien en reiteradas ocasiones ha manifestado que toda esta problemática responde a una estrategia del Presidente para estar en la papeleta en 2017.

Con respecto a las renuncias, afirmó para La Tercera: «Yo creo que dejar una institución como esta fue un error político inmenso. Claramente esto es Piñera 2017 y él tiene todas las oportunidades y tiene todo el derecho de hacerlo,  pero es evidente que el 11 de marzo se van a ir varias personas más y bueno, ojalá que no, pero si se van este es un partido que no tiene ningún amarre».

Los ministros, tal cual plantea Ossandón, se han mostrado vacilantes al momento de ser cuestionados respecto a la continuación de su militancia en RN. La vocera de Gobierno, Cecilia Pérez, ha declarado: «Con respecto a lo que suceda en nuestros partidos, con respecto a las militancias y a las opiniones, hablaremos cuando dejemos de ser ministros».

Según el mismo Carlos Larraín, la desafiliación de los parlamentarios a su partido responden a un «plancito» que está «calculado para desgastarnos».  «Hay un propósito clarísimo de construir un grupo aparte, dirigido por gente muy cercana a Sebastián Piñera«, sostuvo en el programa de Chilevisión, Tolerancia Cero.

Existen claras intenciones de reinvención, pero eso tiene por consecuencia disputar espacios hegemónicos dentro de la derecha. Para algunos, los lineamientos políticos conservadores, representados por Carlos Larraín, ya no le sirven a Renovación Nacional. Ya no le sirven Sebastián Piñera.

Son los sectores del «cambio generacional» los que ahora levantan banderas progresistas, y Piñera, en su obsesión por desligarse de la derecha vinculada a Pinochet y a los militares, ve en ellos un campo fértil donde iniciar su trabajo.

«Evidentemente que el liderazgo de Sebastián Piñera sintoniza mucho más con la ciudadanía que los liderazgos tradicionales de nuestros sector. Nosotros tenemos que ser capaces de empatizar con la realidad actual de Chile y en eso el Presidente ha tenido un liderazgo importante que muchas veces se ha visto frenado por los propios partidos y eso no contribuyó a que nosotros no pudiésemos seguir ampliando nuestra Coalición ni nuestro sector», sentenció el diputado Pedro Browne, ahora integrante del movimiento «Amplitud».

Piñera es acusado como el artífice de la desarticulación de RN

Piñera es acusado como el artífice de la desarticulación de RN

Para Esteban Valenzuela, académico de la U. Alberto Hurtado, doctor en historia y cientista político, el panorama es sumamente claro: «Piñera es el gran líder. No me cabe duda que él está detrás de Evópoli y de Amplitud. Él ya tiene fuertes vínculos con la UDI, que es la gran ganadora en tanto puso frenos a ciertas reformas (como el binominal, el AVP y la reforma tributaria). Lo que necesita es un ala más liberal, a Evópoli que es como una UDI rosada, liberal light».

Con la caída de Pablo Longueira, Sebastián Piñera se transformó en la figura política de la derecha con mayor proyección estratégica de cara a los nuevos períodos electorales.

Los secretarios de gobierno responden hoy a una convicción «piñerista», y se irán sumando de a poco al proyecto colectivo que busca posicionar a esta «nueva derecha». Es más, aquellos que dejaron su militancia atrás, los esperan.

«Nosotros esperamos seguir sumando gente, que en marzo se sumen muchos también que trabajan en el Gobierno y el mundo independiente. Necesitamos incorporar a otras personas para que francamente podamos ir creciendo», sentenció Browne.

El trabajo coordinado entre Amplitud y Evópoli sigue su curso y ambas organizaciones no descartan una proyección conjunta colaborando institucionalmente o hasta llegar a fusionarse. Es más, los parlamentarios de Amplitud están representando también al grupo comandado por Felipe Kast en las negociaciones del Congreso, definiendo comisiones y comités. Éste es un primer acto de confianza en favor de construir un proyecto político cohesionado. ¿Quién llegará a conducir a la derecha renovada? Quien lo haga sobrevivirá a agrias disputas después del 11 de marzo, eso de seguro.

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