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Internacionalización de los grupos empresariales chilenos

Por: Rodrigo Ruiz | Publicado: 03.03.2014

Este texto forma parte del primer Cuaderno de Coyuntura,
presentado por la Fundación NODO XXI el 12 de diciembre de 2013.

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La apertura extrema y la privatización de la economía que propicia el giro neoliberal chileno respecto al patrón desarrollista anterior, generan condiciones para la formación y desenvolvimiento de nuevos grupos empresariales. Vinculados, principalmente, al sector primario exportador y de servicios, sobre todo financieros, los emprendedores criollos se consolidan en la economía local -pese a la significativa presencia de capitales multinacionales- mediante una sostenida tendencia a la concentración en la mayoría de los rubros productivos y de servicios. Esto permite que en los últimos años las principales empresas nacionales inicien un llamativo proceso de internacionalización que las posiciona inmediatamente detrás de sus pares brasileños y mexicanos, y muy por encima del resto de los grupos empresariales de la región. Un escenario que difiere del periodo nacional-popular, en el que una economía de enclave minero como la local, no originó un sector productivo como el que era posible apreciar en Argentina, Brasil o México. Pero tampoco, en otro nivel, como los que se formaron en Colombia o Venezuela. Luego, se trata de una fisonomía totalmente nueva que relativiza la histórica posición de rezago regional que ostentó el empresariado en Chile.

El objetivo de la sección es analizar el fenómeno de la internacionalización de los grupos empresariales nacionales y, con ello, constituir una reflexión sistemática respecto de este grupo social, que por lo general, el pensamiento crítico ignora. Una mirada que busca, a lo largo del tiempo, precisar la orientación que le imprimen las distintas fracciones del empresariado al modelo de desarrollo y si, además, deviene en forma inédita en un grupo capaz de liderar, política y culturalmente, al conjunto de la sociedad chilena.

 1.     La inversión extranjera directa

Desde la década de 1970 el capitalismo viene experimentando un vertiginoso proceso de liberalización comercial y financiera que se ha expresado no sólo en el incremento de los intercambios comerciales de bienes y servicios entre países, sino que también en la intensificación de la inversión extranjera directa (IED) y de la inversión de cartera desde los grupos económicos de países desarrollados hacia otros de menor riqueza. Particularmente la IED desde los países ricos hacia otros con mejores condiciones para la captura de ganancia por abaratamiento de costos en la mano de obra, disponibilidad de materias primas, beneficios fiscales, tributación, cercanía de mercados de consumidores, entre otros aspectos, ha generado un cambio sustantivo en la configuración de la estructura productiva y comercial a nivel global. De ese modo se configuran empresas o industrias fragmentadas geográficamente y organizadas a partir de procesos productivos en cadenas de valor a nivel mundial. Lo relevante de este proceso es que los grupos económicos multinacionales se introducen en la estructura productiva de un país a través de la IED generando un efecto positivo en las cuentas nacionales, empero fundamentalmente, instalando un poder, que en alianza con las élites locales, define las condiciones de las estructura productiva local, especialmente del empleo a escala nacional.

En este sentido la IED, en tanto inversión dirigida a la creación y/o expansión de empresas en territorios con soberanía distinta a la del capital inversor, es expresión del ensanchamiento del poder económico de los grupos multinacionales e indicador de la fuerza de penetración de estos intereses en el espacio nacional. Proceso históricamente conocido por los países de América Latina y que en la actualidad se diferencia, principalmente, por su carácter multilateral y de producción en cadena. Es desde este punto de vista que se debe entender el progresivo y reciente aumento de la IED chilena en el concierto latinoamericano, con una distinción relevante, la IED desde los países desarrollados representa el poder industrializado –manufacturas- de la economía mundial -sector más dinámico de la economía internacional-, versus la IED de los grupos económicos regionales que se sustenta principalmente  en la industria extractiva, los recursos naturales y el comercio minorista –retail–, como es el caso chileno. Esto último evidencia la histórica desigualdad en la distribución internacional de la producción y de la riqueza.

En el caso nacional, durante el año 2012 los montos de Inversión Extranjera Directa (IED) desde Chile hacia el exterior alcanzaron un record histórico, llegando a 21.090 millones de dólares, dejando a las empresas criollas en el segundo lugar de América Latina, siendo superadas sólo por el monto de inversiones hacia el exterior de las empresas mexicanas[1].

Gráfico 1. Inversión Extranjera Directa desde Chile hacia el exterior (2005-2012)

Grafico1

Fuente: Elaboración propia en base a datos anuales de cuenta financiera de la balanza de pagos, Banco Central de Chile.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Como se muestra en el gráfico 1, el monto de la IED realizada desde Chile ha crecido aceleradamente desde 2006, experimentando un salto significativo en los últimos años que ha llevado a duplicar el monto de 2010, cuadriplicar el de 2007 y multiplicar por doce veces el de 2003. Esta situación implica un cambio importante en las relaciones económicas que establece Chile con el exterior, pues si bien el país continúa siendo un receptor neto de IED como ha sido tradicionalmente, la diferencia entre la inversión enviada y recibida se ha ido reduciendo progresivamente: si en 2003 el monto de la IED desde Chile representaba un 39% respecto a la IED recibida, este porcentaje alcanzó el 89% en 2011, para descender al 70% durante el año 2012.

Se trata de significativos grados de expansión regional conseguidos a través del crecimiento corporativo o directamente por la vía de la adquisición de otras empresas regionales, incluso europeas y norteamericanas establecidas en América Latina. Esto evidencia, entre otras cuestiones, el tamaño alcanzado por los empresarios nacionales y su capacidad para movilizar enormes masas de capital, de proporciones desconocidas para la historia local. Un exitoso recorrido que contrasta marcadamente con las profundas dificultades financieras que enfrentan gran parte de las potencias desarrolladas y no pocas economías latinoamericanas.

2.     El salto hacia América Latina

Esta capacidad de inversión de los grupos empresariales nacionales se explica fundamentalmente por la acción de las grandes empresas vinculadas al comercio minorista (retail), la industria forestal y el caso de Lan (Grupo Cueto y otras familias locales) en el transporte aéreo, capitales que consolidando su posición dominante en el mercado local y alcanzando una alta capacidad de ahorro y ganancia han salido a competir fuera de Chile, dando cuenta de la capacidad expansiva de las empresas y del capitalismo local en estos rubros.  Uno de los casos más importantes es el de la empresa aérea Lan, cuya fusión con la brasileña TAM representó la operación transfronteriza más relevante de América Latina en 2012, involucrando un monto de 6.502 millones de dólares[2]. Otros ejemplos emblemáticos de este proceso son las inversiones de Cencosud (Grupo Paulmann) y Falabella (Grupo Solari-Del Río-Cuneo) en la región, empresas consolidadas en un mercado chileno altamente concentrado -88% de las ventas de supermercados correspondieron a sólo 4 empresas en 2011[3]-. Las ganancias de ambas empresas en el año 2012 alcanzaron los 269 mil millones de pesos y 371 mil millones de pesos respectivamente[4], base a partir de la cual se ha iniciado su expansión internacional y que ha posibilitado que los grupos económicos vinculados a ellas figuren para el mismo año, según Forbes, entre las mayores riquezas del mundo[5].

De esta manera, el crecimiento en los montos de IED enviados desde Chile hacia el exterior ha conducido a elevar la importancia relativa de las inversiones realizadas por empresas chilenas dentro de la IED latinoamericana, en la cual Brasil ocupa el primer lugar. En efecto, Chile  hasta 2010 realizó anualmente una IED que representó alrededor de un 20% del total de América Latina; hacia 2011 y 2012 ha superado el 40% (cuadro 1).

Cuadro 1: Importancia relativa por país en los montos de IED hacia el exterior en América Latina.

Tabla1

Fuente: Fundación Nodo XXI. En base a datos de CEPAL, 2013.

En cuanto al destino principal de la IED chilena, Brasil, Colombia y Perú representan las economías cuyos montos han venido sostenidamente incrementándose en los últimos años. Como se observa en el gráfico 2, mientras la IED en los últimos 10 años se mantiene relativamente constante desde Chile a EEUU, hacia los países de la región se incrementa sostenidamente. En el año 2011, Chile fue el cuarto principal país de origen de la IED en Argentina, por detrás de Estados Unidos, Brasil y Suiza. En el año 2012, la IED chilena ocupó el tercer lugar en Colombia superando incluso el monto de las inversiones de Estados Unidos y Brasil en ese país. De esta forma, si se excluyen las inversiones en el sector petrolero y la reinversión de utilidades, Chile pasa a ser el principal inversionista extranjero en Colombia, debido fundamentalmente a las operaciones realizadas por Cencosud -adquisición de Carrefour Colombia por 2.614 millones de dólares- y Corpbanca (Grupo Saieh)  -compra de Santander Colombia por 1.225 millones de dólares- en el último año[6].

Expansión que no sólo abarca el más conocido rubro del retail sino también la expansión orgánica como las adquisiciones en el rubro forestal, en países como Brasil, Colombia y Uruguay, pero también en Estados Unidos y Canadá, que incluye plantas de procesamiento, ha terminado por proyectar a las principales matrices chilenas del área, como son los consorcios CMPC (Grupo Matte), Arauco y Copec (Grupo Angelini), a los primeros planos mundiales en términos de sus dimensiones productivas y de comercialización.

Gráfico 2: Monto de los flujos de inversión directa desde Chile hacia el extranjero en los cinco principales países de destino de la inversión (2003 – 2012).

Grafico2

Fuente: Elaboración propia en base a datos anuales de cuenta financiera de la balanza de pagos, Banco Central de Chile.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

3.     Conclusión

Las dimensiones que alcanzan la formación de capitales y la masa de capital propiamente tal, que manejan estos grupos económicos gracias a ello, comienza a hacer sentir su peso en el concierto regional. Este curso permite que empresas chilenas, y otras extranjeras con asiento en el país, inicien una agresiva política de adquisiciones o directamente su expansión en la mayoría de los países de la región. Un posicionamiento inédito que destaca todavía más, si se considera que en Chile, el llamado Estado empresario resulta considerablemente más desmantelado que en el resto de experiencias regionales, en especial, en relación a los casos brasileño y mexicano. En estos últimos países, a diferencia de la variante chilena, el liderato empresarial todavía resulta encabezado por empresas que se encuentran dentro de la órbita estatal.

En definitiva, los datos de la IED en los últimos años muestran un notorio crecimiento de las inversiones realizadas por las empresas chilenas en el exterior, llevando a reducir la diferencia entre la inversión extranjera recibida y la enviada. Como parte de este mismo proceso, los grupos económicos chilenos se consolidan como uno de los principales inversores en el ámbito latinoamericano, adquiriendo una presencia relevante en países como Colombia y Perú. Contrariamente a las tesis que anuncian el derrumbe del modelo, el empresariado chileno, a lo menos sus fracciones más dinámicas, gozan de una excelente salud, consolidando y ampliando su influencia económica en la región. En todo caso, queda abierta la interrogante respecto a si esta es una tendencia coyuntural, producto de la crisis económica que afecta a una mayoría de países europeos y latinoamericanos, o si se consolida como una tendencia que catapulta al empresariado chileno como líder regional.

 

[1] http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=108837

[2] CEPAL, 2013. La inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe.

[3]http://diario.elmercurio.com/2011/01/26/economia_y_negocios/economia_y_negocios/noticias/279FFBD1-1B17-408C-AF02-DB91A73610F6.htm?id=%7B279FFBD1-1B17-408C-AF02-DB91A73610F6%7D

[4] Según Ranking Empresas 2013, Diario Estrategia.

[5] Miembros del grupo Solari y Horst Paulmann forman parte del listado de las personas más ricas del mundo publicado por la Revista Forbes: http://www.forbes.com/billionaires/list/

[6] Cepal, 2013. La inversión Extranjera Directa en América Latina y el Caribe.

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