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Que no se produzca un terremoto de nuestro pensamiento

Por: Rodrigo Ruiz | Publicado: 02.04.2014

Desde el pasado domingo 16 de marzo –cuando se registró un sismo de 6.7 grados Richter en Iquique y gatilló una evacuación preventiva del borde costero por parte de la ONEMI– se han producido más de 400 movimientos telúricos de distintas magnitudes. De esta manera, la atención ya no sólo nacional, sino que también mundial, ha estado en el Norte Grande de Chile, esperando el anunciado Mega Terremoto que debería producirse (de forma inminente) en algún tiempo más, según lo han expresado los expertos en el tema.

Los días posteriores al 16 de marzo, la ciudad de Iquique comenzó a repletarse de un montón de periodistas santiaguinos que fueron a cubrir la noticia “en el lugar de los hechos”, principalmente medios de televisión que buscaban las imágenes “más impactantes para reflejar la realidad” al resto del país. Quisiera creer que los medios de comunicación   –particularmente la TV– se encuentran preocupados por el asunto, pero el tratamiento que le han dado al hecho, durante las últimas semanas, sólo produce sospechas de que lo único que interesa en este momento es generar alarma pública y ganar en el rating.

Hice el ejercicio de sintonizar radios locales para palpar de boca de los propios habitantes lo que estaba sucediendo en Iquique y en sus alrededores. Y no me equivoqué, porque la principal crítica que realizaban los auditores de distintas radioemisoras era que la presencia de periodistas “enviados especiales” desde Santiago, eran símbolo de que esto se estaba convirtiendo en un show o, dicho de otro modo, el asunto se estaba farandulizando. Del mismo modo, me contacté con personas conocidas que actualmente están viviendo en el Norte Grande, sospechando acaso que mi postura estaba siendo demasiado radical, y la percepción fue la misma.

Para nadie es un misterio que Chile es un país sísmico. De hecho, ni siquiera debería asombrarnos la cantidad de temblores que se han producido desde el pasado 16 de marzo. Es más (y sin ser un experto en la materia), casi todos los días se producen movimientos telúricos de distinta magnitud, porque el planeta Tierra es una masa, cuyas capas terrestres están en constante movimiento, los que algunos son perceptibles, mientras que la gran mayoría no lo son.

Lo que está sucediendo en el norte ha tomado otros ribetes que deberían hacernos pensar como sociedad en lo que estamos haciendo mal. La mayoría de las personas del norte quiere (y necesita) vivir en paz, alejada de escándalos y farandulización de los eventos sísmicos. Me parece que la gente de Arica, de Iquique, de Antofagasta… de todo el Norte Grande, hace muchísimo tiempo que se encuentra preparada y entrenada para reaccionar ante un terremoto, porque se han tomado en serio este asunto; nuestra mirada del asunto, no deja de tener el inherente centralismo con que actúan nuestras autoridades, dado que después de la alarma pública, los medios de comunicación y las autoridades de Gobierno (acá en Santiago) centraron su mirada hacia el norte. Pero no se olviden la cantidad de simulacros que realizaron durante varios años y la cultura que tienen nuestros compatriotas en el norte. Es casi lo mismo que ocurrió para el fallo de La Haya… ese patriotismo fortuito que surgió de repente, es para no creer.

Da vergüenza que programas como Primer Plano y los mismos matinales traten el asunto. ¿Realmente se encuentran preocupados del asunto o es más bien es una estrategia para ganar rating? No hay que analizar mucho la respuesta. Es que conocemos los antecedentes a temas que han tratado previamente, por lo demás, toda la atmósfera que envuelve a estos programas con músicas épicas, titulares polémicos en las huinchas (franja con texto de apoyo a las imágenes que aparecen en ese momento) y las preguntas capciosas que los periodistas les realizan a personas humildes que ven en la TV un medio de escape al temor, es el reflejo de la magnitud de lo que logran a nivel nacional, generando la falsa percepción a nivel mundial de que en Chile, sobre todo la gente del norte, no puede vivir a causa del terror que le causan los terremotos.

Para mala fortuna nuestra, si existe este tipo de tratamientos de la noticia es única y exclusivamente porque la audiencia lo prefiere y los premia otorgándole buenos puntos de rating, pero es porque la sociedad ha tomado como normal estas prácticas amarillistas y llenas de polémicas. Me atrevería a efectuar un llamado para que también conozcan de primera fuente lo que informan los medios regionales e independientes que realizan su trabajo en el sector, sin ningún sesgo de por medio. Eso está a sólo un click de distancia en Internet.

Estar informado es un derecho, pero al igual que en la educación se trata de implorar por información de calidad, si no lo que se va a producir es un terremoto, pero de nuestra capacidad de pensar.

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