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Mireya García por desafuero de Rosauro Martínez: “No me sorprende el silencio de la derecha”

Por: admingrs | Publicado: 13.05.2014
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Foto: Sentidoscomunes.cl

-¿Cómo toman la noticia del desafuero del diputado Rosaruo Martínez en la AFDD?

«No es posible que los chilenos tengamos una memoria tan frágil como para que nos permita elegir democráticamente a un violador de los Derechos Humanos»

«La tomamos con mucha esperanza, en el sentido que éste puede ser el primer paso en que el crimen de estas personas sea finalmente esclarecido, y los culpables encarcelados. Pero por otro lado, esta es una decisión que debe alegrarnos a todos los demócratas, a los que se dicen y a los que somos, porque es ilógico pensar que en una institución democrática como el Congreso, donde llegan nuestros representantes electos por el pueblo de Chile, pueda haber un violador de los Derechos Humanos. Creo que se mancilló la institución con la presencia de este individuo, y además que estuvo tantos años. Siento que ésta es una situación que tiene que hacernos reflexionar a todos. No es posible que los chilenos tengamos una memoria tan frágil como para que nos permita en algún punto elegir democráticamente a un violador de los Derechos Humanos como un representante en el Parlamento».

-Martínez ingresó en 1994 a la Cámara y fue reelecto en varias ocasiones, pero recién hace un par de años que se comenzó a denunciar que él podía estar relacionado a los crímenes por lo que ahora fue desaforado, ¿por qué cree que pasó todo este tiempo en el que no se supo, donde hubo un silencio generalizado donde los que sabían del pasado del diputado demoraron tanto en presionar para juzgarlo?

«Efectivamente faltó mayor trabajo de denuncia, como nos ha faltado en muchos otros casos. Y nos ha faltado más allá de la voluntad o de lo queramos poder hacer, porque también durante larguísimos años, durante décadas, nuestra voz estaba tan limitada a aquellos espacios que realmente se interesan por el tema, pero no por los conglomerados periodísticos, por ejemplo, o en aquellas instancias de poder donde no tenemos un espacio significativo. En esas circunstancias no es fácil denunciar y masificar la denuncia ante una sociedad que, en alguna medida sí conocía, pero que fue condescendiente con esta situación, porque ésta es una denuncia que lleva unos cuantos años, pero hasta ahora no había tenido preponderancia. Felizmente ahora sí la tiene. Creo que esa explosión de memoria que tuvimos en la conmemoración de los 40 años del golpe, fue un hecho tan significativo y simbólico para el país que todo tiene más importancia de la que tenía antes. Entonces, informaciones de esta naturaleza adquieren una relevancia mayor, lo que es bueno porque indica que efectivamente hay una capacidad mucho más contundente y potente en términos de recoger la información, de hacerla propia y difundirla».

-Y del silencio que guardó y todavía guarda la derecha, aún cuando Piñera habló de que los actores pasivos debían asumir sus responsabilidades, ¿qué piensa de que ahora ni siquiera hablen de rol activo de Rosauro Martínez?

«Efectivamente él es un miembro activo (de la dictadura), pero a mí el silencio de la derecha no me sorprende».

«Efectivamente él es un miembro activo (de la dictadura), pero a mí el silencio de la derecha no me sorprende. Y desgraciadamente empieza a ser parte de la cotidianeidad este silencio culpable y cómplice, que intenta acallar las voces que van por el camino de la justicia. Indudablemente, es un silencio nocivo y negativo para las causas y la sociedad chilena, porque avalar los crímenes contra la humanidad es una mal antecedente, y lo que hacen en avalar o justificar, incluso negar, y que es lo mismo que hacen los violadores de derechos humanos ante los jueces en sus declaraciones, donde niegan constantemente, distorsionan y aminoran su grado de responsabilidad al máximo, es por eso que en 40 años sólo tenemos 60 violadores de los DD.HH en la cárcel, cuando hay más de 4 mil crímenes cometidos. Esto no ha sido fácil, lo quiero recalcar. No ha sido fácil que se vayan descubriendo casos que han estado anónimos por tantos años, ha sido una tarea bien titánica».

-¿Qué es lo que ha faltado comparando el caso chileno con el de Argentina, donde los violadores de los DD.HH han sido enjuiciados como corresponde, sin beneficios ni rebaja de condenas?

«Lo que aquí ha pesado en contra de la justicia fueron primero los 17 años de complicidad absoluta del Poder Judicial con la dictadura. Y después, los 20 y algo años de democracia, tampoco hubo una renovación de jueces y ministros que permitiera que se enfrentaran los procesos sólo desde la lógica y pensamiento de la defensa a los DD.HH. Siempre hubo, y diría que hasta hace muy poco, jueces que se midieron mucho en sus investigaciones, que siempre buscaron el resquicio para que los violadores de DD.HH no fueran a la cárcel, y que hicieron lo imposible por salvarlos en definitiva de las condenas que ellos merecían. Eso duró tanto años, que llegamos a los 40 años del Golpe, y recién ahora estamos teniendo los jueces que recién se atreven a investigar con un poco más de libertad. Y eso es lo que ha permitido avanzar lo que se ha logrado en los últimos años».

-¿Ha faltado quizá una institución a nivel estatal que coordine los esfuerzos de investigación para determinar quiénes fueron los responsables directos en casos que siguen sin ser identificados los responsables directos?

«Sí existe una coordinación entre las distintas instancias que se preocupan de las investigaciones. Tal vez falte una institucionalización mayor, y en este sentido, el programa de DD.HH del Ministerio del Interior no ha cumplido su rol cabalmente. No lo hizo ni en los años anteriores, menos en los últimos cuatro años, y ahora tampoco vamos por un buen camino. Y ahí hay una falencia importante, en términos que ese programa realmente signifique potenciar, coordinar y ordenar el trabajo investigativo, que tiene tantas aristas, y que requiere del concurso de varias instituciones del Estado para llegar al fin deseado, que es el fin de los familiares, el de la verdadera justicia. Pero estamos en una situación poco deseable en términos deseables de que la institución del Estado que ve estos temas de DD.HH, no está jugando el rol que debiera jugar en este sentido».

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