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Entrevista a Marta Harnecker: «El Salvador: una nueva esperanza progresista en Latinoamérica»

Por: Rodrigo Ruiz | Publicado: 25.07.2014

Un proyecto de sociedad alternativa capitalismo
Sólo con una gran mayoría nacional se puede avanzar
Los desafíos de trabajar desde el aparato estatal heredado
Poner especial énfasis en ganar a los líderes naturales
Se requiere la presión popular para avanzar
Una crítica constructiva, que ayude a curar la enfermedad
Aislar al enemigo principal
El triunfo actual no puede explicarse sin Funes
La peculiaridad de El Salvador en el contexto latinoamericano actual
Líderes negativos pueden llegar a ser líderes positivos
Una integración diferente que favorece a los países más pobres
El papel de los jóvenes
Vanguardias sin retaguardia
Los ritmos del gobierno no suelen ser los mismos que los ritmos del partido

 

Un proyecto de sociedad alternativa capitalismo

¿Qué representa para Latinoamérica el triunfo de Salvador Sánchez en El Salvador?

Me parece que el triunfo de Leonel —como lo llamo yo, recuerda que lo conocí cuando lo entrevisté como comandante de las FPL en los 80— es muy significativo porque no sólo refuerza la corriente progresista que se expande por América latina de este triunfo del presidente Chávez en Venezuela en 1998, sino que también es el primer Presidente después de Allende que antes de llegar a ser gobernante presenta un proyecto de sociedad al que no tiene miedo de llamarle socialismo, pero explica exactamente qué es para él el socialismo: un proyecto democrático, participativo, que no se decreta de arriba.

Marta Hanecker (fredy Briones)

Fotografía: Freddy Briones Parra

A mí me parece muy importante esa idea que está muy clara en el presidente: no se puede construir una sociedad nueva si no participa el propio pueblo en esa construcción. No se trata de dar regalos al pueblo, no se trata de resolver desde arriba los problemas del pueblo. Es el pueblo organizado junto a su gobierno lo que posibilita los cambios. La primera expresión de esto es la forma en que se ha llevado acabo la campaña electoral. El hecho de haberse planteado discutir con la gente, pedir opiniones, abrir los oídos a la voz popular en relación al programa de gobierno.

Pero en la campaña prefirió hablar de Buen Vivir…

Eso no es extraño, si tú lees su libro «Con sueños se describe la vida» podrás ver que al mismo tiempo que él plantea la necesidad de construir una sociedad alternativa al capitalismo que denomina socialista considera –como buen profesor —que su partido debe encontrar los mecanismos de una buena comunicación hacia las amplias mayorías populares y en ese sentido entiendo perfectamente que un pueblo que ha sido bombardeado ideológicamente contra el socialismo esté más abierto a entender las características del nuevo proyecto de sociedad que se pretende construir si para denominarlo se usa el término Buen Vivir.

¿Y eso no es oportunismo?

Creo que hay que diferenciar entre oportuno que es igual a conveniente y oportunismo que implicaría sólo buscar beneficios sin importar los medios usados. Pienso que Leonel consideró más conveniente usar otro nombre para definir un mismo proyecto porque al nombrarlo de esta manera la gente lo iba a entender mejor. Ya Álvaro García Linera ha dicho que no importa el nombre de la nueva sociedad que queremos construir, lo que importa es su contenido.

Veamos cuál es el sueño que le quiso compartir con su pueblo, aquí ando con este libro (muestra el libro «El Camino hacia la victoria» que contiene una serie de discursos de Salvador Cerén) y allí dice: una sociedad regida por la solidaridad y la fraternidad, donde el respeto de la naturaleza sea uno de sus grandes principios. Una sociedad en que se eduque que a los hombres y las mujeres con responsabilidad y sentido crítico, donde exista equidad entre los hombres y las mujeres, donde se preserve el legado de los pueblos indígenas, donde se mejoren no sólo las condiciones materiales de la población sino también su bienestar espiritual. Bueno, todas éstas son justamente características son propias de una sociedad socialista. Podríamos hablar mucho sobre este tema que ha sido ampliamente desarrollado en mi último libro «Un mundo construir (nuevos caminos) y que pronto será publicado en este país por la Universidad de El Salvador.

 

Sólo con una gran mayoría nacional se puede avanzar

¿Qué significa para nuestro país este triunfo?

Creo que en El Salvador se ha ganado una nueva batalla, no la guerra; se ha ganado el gobierno que no es todo el poder, se trata de un proceso de tránsito pacífico, institucional, con muchas limitaciones que hay que entender. Se requiere una gran mayoría nacional para poder avanzar en una forma democrática hacia la nueva sociedad y eso el presidente lo tiene muy claro. Por lo tanto, no sólo es fundamental la unidad de los revolucionarios, sino también es necesario ser capaces de convocar a todos aquellos que puedan compartir un proyecto de sociedad más justa y solidaria y allí está no sólo la izquierda, está el centro y algunos sectores empresariales que puedan estar dispuestos a colaborar con el proyecto popular.

 

Los desafíos de trabajar desde aparato estatal heredado

Tú has dicho que no se puede destruir el aparato estatal heredado de un día para otro, ¿podrías desarrollar más este punto?

Creo que la izquierda en el pasado siempre trabajó con la idea de destruir el Estado burgués cómo se hizo en las revoluciones de comienzos y mediados del siglo XX que fueron revoluciones nacidas de guerras civiles o guerras imperialistas donde el pueblo armado conquistó el poder destruyendo el aparato de Estado heredado.

Por eso es comprensible que algunos sectores se sientan desorientados cuando constatan que la situación hoy es muy diferente. Primero, debemos tener claro que electoralmente sólo ganamos el gobierno: el poder ejecutivo, y muchas veces no contamos con mayoría en el parlamento, es decir, en el poder legislativo, ni en el poder judicial. Por otra parte, están los otros poderes: el poder del dinero, de los medios de comunicación, el poder militar. Se ha ganado una partecita del poder, el asunto es cómo ir trabajando para ir conquistando los otros espacios de poder y como ir conquistando cada vez a más gente para nuestro proyecto.

 

Poner especial énfasis en ganar a los líderes naturales

¿Y cómo se puede ir conquistando a cada vez más gente? Primero hay que entender que no se trata de imponer, sino que hay que ganar el corazón y la cabeza de la gente. Por otra parte, creo que debemos poner especial énfasis en ganar a los líderes naturales de los distintos sectores sociales, porque si los ganamos a ellos eso nos ayudará enormemente a ganar también a las personas influidas por ellos.

¿El Buen Vivir se puede construir desde el Estado heredado?

Se pueden facilitar enormemente estos procesos siempre que el Estado heredado este habitado por cuadros revolucionarios. Desde el gobierno, con voluntad política, tú puedes crear condiciones para que la gente sea la constructora de su destino.

Para eso es fundamental preguntarse acerca de cuáles son los espacios ideales para la participación de la gente. En Venezuela, Chávez impulsó la creación de los consejos comunales —200 o 400 familias en la ciudad, 100 a 200 familias en el campo y menos en las zonas rurales alejadas—. La idea es que la gente se organice y vaya aprendiendo a resolver sus problemas con sus propias iniciativas.

Participar no es sólo votar cada cierto tiempo, ni movilizarse, ni debatir, es fundamentalmente tomar decisiones luego de haber recibido una información adecuada. Pero no basta tomar decisiones porque éstas pueden no quedar sólo en el papel, es necesario que la gente se organice para vigilar que éstas se ejecuten y que lo sean correctamente, por lo tanto es fundamental la contraloría social tanto de las obras que se ejecutan como del funcionamiento de los servicios públicos en general.

 

Se requiere la presión popular para avanzar

Por otra parte, como el gobierno tiene que llevar adelante las transformaciones requeridas partiendo del aparato estatal heredado, para poder hacerlo debe entender que es fundamental la presión popular para ayudarlo a luchar contra ese aparato. Pero, al mismo tiempo, los militantes del FMLN y el pueblo salvadoreño deben entender que no se puede podemos destruir ese aparato de un día para otro porque no se tiene la fuerza para ello, se debe irlo transformando poco a poco teniendo conciencia que en esa transformación hay peligros de desviación, burocratismo, etcétera. Sólo un pueblo organizado, alerta, y un gobierno que entienda que necesita la organización popular, que necesita la crítica popular para ir avanzando, podrán impedir que se produzcan esas cosas negativas.

 

Una crítica constructiva, que ayude a curar la enfermedad

Por otra parte debemos partir de la base de que nada es perfecto y tenemos que entender que tenemos que enfrentar los defectos en la forma más constructiva posible. La crítica debe ser bien recibida pero debe ser una crítica constructiva, que ayude a curar la enfermedad, que ofrezca una solución alternativa. Es muy fácil criticar por criticar, pero es difícil proponer qué hacer. Por ejemplo, sé que hay muchas críticas de que los militares participen en el tema de seguridad, pero qué alternativa se plantea para proteger a la población si la policía no da abasto. El gobierno debe dar una respuesta concreta a eso. De un gran diálogo nacional acerca de la seguridad podrían quizá surgir propuestas concretas que ayuden a resolver el problema más sentido por los salvadoreños.

 

Aislar al enemigo principal

Y en esta lucha por construir día a día una sociedad alternativa tenemos que ser capaces de detectar con mucha claridad cuál es el enemigo principal, es decir, el principal obstáculo que se oponen a nuestro avance para poder concentrar en el nuestro fuego. Entiendo que en el caso de ustedes ese principal obstáculo es la élite fascista salvadoreña representada por los sectores más recalcitrantes de Arena. La tarea fundamental es ser capaces de convocar a todos los sectores sociales que puedan tener contradicciones aunque sean mínimas con esta oligarquía arenera.

 

El triunfo actual no puede explicarse sin Funes

¿Cómo aprecias el gobierno de Mauricio Funes?

Creo que triunfo actual no puede explicarse sin el antecedente del gobierno de Mauricio Funes. Con todas las limitaciones que éste pudo haber tenido no pueden desconocerse los avances que su gestión implicó, especialmente para los sectores más desvalidos de la sociedad. Admiro la actitud noble y solidaria que ha tenido el FMLN y el actual presidente en relación con él. Probablemente desde el punto de vista táctico electoral era más conveniente desligarse de él.

Considero que los pasos seguidos por Funes permiten a la nueva administración del FMLN seguir avanzando en la ruta hacia mejorar las condiciones de vida material y espiritual del pueblo salvadoreño.

 

La peculiaridad de El Salvador en el contexto latinoamericano actual

Este proyecto político del FMLN se anuda con las experiencias sudamericanas, Bolivia, Venezuela, Ecuador ¿cuál sería según tu opinión la peculiaridad de El Salvador?

Yo veo diferencias. No se puede comparar a Venezuela, un país grande con una enorme riqueza petrolera —es el proceso revolucionario que ha contado con mayores recursos en el mundo—, con El Salvador, un país muy pequeño, sin grandes riquezas, en una situación geográfica más complicada todavía, con una derecha fascista muy fuerte. Pero en contraposición, la gran ventaja que según mi opinión tiene El Salvador es justamente su historia, sus tradiciones de lucha, la organización popular alcanzada y una organización política muy sólida, cosas que no tenía Venezuela: no tenía organizaciones sociales fuertes, no tenía partidos de izquierda fuertes, el partido se creó para las elecciones.

El proceso salvadoreño, a diferencia de los otros procesos que han ocurrido en Sudamérica, tiene una experiencia de lucha más radical, más heroica, con una cuota de sangre elevada, pero ante todo una gran organización, lograda antes y durante la guerra, lo que significa una memoria histórica y un aprendizaje que nadie puede borrar. Sin duda que los desafíos son enormes: el problema de las “maras” que controlan una parte del territorio y, en general los problemas de seguridad, la precaria situación económica en la que se encuentra el país y la necesidad urgente de superar el problema del desempleo sin el cual no habrá verdadera solución para los jóvenes, son grandes problemas nacionales que enfrentar. Pero hay que tener también en cuenta que hoy El Salvador está inserto en una situación mundial muy diferente a la de hace algunos años atrás. Existe una nueva correlación de fuerzas en la región y a nivel mundial. Pensemos sólo en los recientes acuerdos entre China y Rusia. Se ha construido un polo chino-ruso que es muy importante para el mundo multipolar. El Salvador está empezando un gobierno con esta característica mundial, sobre todo porque China y Rusia, ambos, están muy dispuestos a apoyar a Latinoamérica, tienen inversiones en Ecuador, Bolivia, Venezuela. De lo que se trata, para cualquiera de nuestros gobernantes, es de lograr tener relaciones económicas con diferentes países, evitando depender de uno solo como era en el pasado.

 

Líderes negativos pueden llegar a ser líderes positivos

Mencionabas que uno de los grandes problemas de El Salvador es la inseguridad, ¿qué experiencias puedes compartir en la búsqueda de soluciones?

Yo conocí de cerca una experiencia venezolana muy interesante de rescate de jóvenes que practicaban actividades delictivas. En un barrio de Cumaná, estado Sucre, había 16 bandas armadas que se fueron desarmando poco gracias al trabajo de un grupo de pastores evangélicos que se acercaron a esos muchachos de 1000 extraviados buscando tocarle la fibra noble que todo ser humano tiene a veces muy escondida. Lograron desarmarlas a través de actividades deportivas, religiosas y trabajo en obras de la alcaldía. Los liderazgos naturales negativos se convirtieron en liderazgos positivos, algunos fueron electos dirigentes de consejos comunales, otros eran invitados a las escuelas a explicarle a los niños los efectos negativos del uso de drogas, etcétera. Yo tengo un artículo sobre esta experiencia que se puede encontrar en la página web de rebelión ( http://www.rebelion.org/noticias/2007/7/53012.pdf) y MEPLA, la institución que yo dirigí durante muchos años en Cuba realizó un documental sobre la misma que se puede encontrar en su página web de videos ( http://videosmepla.wordpress.com/otros-documentales/iniciativas-sociales/cambiando-vidas-2007/ )

 

Una integración diferente que favorece a los países más pobres

El nuevo gobierno salvadoreño ha decidido integrarse a Petrocaribe, ¿cuáles serían las ventajas?

Según opinión tiene grandes ventajas, y quizás uno de los grandes errores del presidente Saca fue no haber entendido esto. Una de las cosas que más me ha llamado la atención en este país es el asunto de las empresas Alba. Según se me han informado, Schafik Handal fue el puente entre el presidente Chávez y el presidente Saca para tratar de incluir a El Salvador en ese proyecto que favorece especialmente a los países de menor desarrollo. A través de este acuerdo se puede comprar combustible venezolano con un trato preferencial que permite la inversión de capital en proyectos sociales para el desarrollo de la nación, ya que el crédito que se otorga esa muy largo plazo y con una baja tasa de interés. Al negarse Saca a entrar en el acuerdo, Schafik vio —con gran intuición— que la legislación municipal permitía realizar este tipo de acuerdos e impulsó su concreción con varias alcaldías gobernadas entonces por el FMLN. Eso ha permitido la creación no sólo de Alba petróleo y sus 45 estaciones de gasolina en todo el país, sino además la creación de varias empresas asociadas a este proyecto como Alba alimentos, Alba supermercados, Alba fertilizantes, Alba gas, que han realizado sin número de acciones sociales como reconstrucción de escuelas, becas, atención a la salud.

No soy economista, pero pienso que sin duda el que se haya llegado hoy a un acuerdo de Estado a Estado tiene que favorecer mucho más al país entero. Considero que una de las grandes deudas que tenemos con el presidente Chávez es que él haya concebido e impulsado formas de integración alternativas al Tratado de Libre Comercio de las Américas que sólo favorecía a los grandes países, aumentando las diferencias con los de menor desarrollo. La nueva integración propuesta por Chávez se solidariza especialmente con los países y sectores más pobres de nuestra región y, precisamente una muestra de ellos es la iniciativa de Petrocaribe.

 

El papel de los jóvenes

¿Quiénes podrían ser los sectores que refresquen la actividad militante?

Hoy es fundamental que estén los jóvenes, si no están ellos cómo puede haber futuro. Una renovación generacional es muy importante y es muy difícil porque a veces no sabemos los adultos cómo atraer a los jóvenes. En todo lo que se hace a nivel participativo en los distintos países, el gran ausente es la juventud. Tenemos el gran desafío de lograr que los jóvenes no sólo sean expertos en redes sociales (Internet, Twitter, Facebook) sino que, al mismo tiempo, participen en sus organizaciones juveniles, y también en diferentes formas de participación territorial junto a otros sectores de la sociedad. La idea de establecer cuotas para jóvenes, de la misma manera en que se establecen cuotas para mujeres me parece algo positivo. Creo que el presidente Correa de Ecuador es quien más ha avanzado en este tema dando oportunidades a profesionales muy jóvenes, hombres y mujeres para que participen en distintas funciones de gobierno.

 

Vanguardias sin retaguardia

¿Funciona la idea de vanguardia?

Aunque yo he usado la palabra vanguardia durante mucho tiempo y tengo un libro titulado «Vanguardia y crisis actual” escrito en menos el 90, hoy prefiero no usarla porque se asocia a conducción verticalista, a sentirse dueños de la verdad, a mirar peyorativamente las iniciativas populares, al no respetar la autonomía del movimiento popular, etcétera. En América latina, en décadas pasadas tuvimos muchas vanguardias sin retaguardia.

Pero rechazar la palabra vanguardia, no significa desconocer la necesidad de que exista un instrumento político que oriente y organice la lucha contra las fuerzas que se oponen a la construcción de una sociedad humanista y solidaria. Las multitudinarias manifestaciones contra el sistema imperante en distintas partes del mundo pueden terminar en nada si no existe o no aparece o no se construye ese instrumento político.

 

Los ritmos del gobierno no suelen ser los mismos que los ritmos del partido

En este sentido, ¿es sana la autonomía del partido frente al gobierno?      

El ideal sería que el partido cumpliese un rol orientador, pero históricamente muchas veces éste ha quedado a la zaga del gobierno, y esto por varios hechos objetivos, entre ellos, es que el partido apueste a tener éxito en el gobierno y, por lo tanto, trate de poner a sus mejores cuadros en las tareas de gobierno más estratégicas, con lo que suele debilitarse la dirección del partido; por otro lado, está el tema de los ritmos: los ritmos del gobierno son mucho más rápidos que los ritmos del partido, el gobierno tiene la presión de ejecutar políticas lo más rápidamente posible, el partido suele darle mayor importancia a discutir profundamente las medidas ha adoptar. Suele ocurrir que el gobierno no tenga tiempo las orientaciones partidarias y deba actuar con su propio criterio. Por otra parte, el presidente tiene la responsabilidad de gobernar para todo el país y todo esto lo tiene que entender el partido.

Según mi criterio, el partido debería tener la gran tarea de ser la conciencia crítica interna del proceso y especialmente del gobierno, y de todos los cuadros del partido que asumen responsabilidades de gobierno: tiene que ser el primero en demostrar absoluta transparencia, eliminando de sus filas a cualquier funcionario que caiga en vicios de corrupción; debe fomentar en los funcionarios públicos de su partido el espíritu de servicio, evitando que caigan en el oportunismo, el clientelismo, el carrerismo político; tiene que preparar a sus cuadros para que sean capaces de convencer a la gente del proyecto sociedad que sé que construir, no de imponer; sus militantes deben ser verdaderos educadores populares capaces de potenciar la sabiduría y la iniciativa popular.

 

Nota: Esta entrevista apareció en El Salvador en dos partes en el Semanario El Siglo XXI (16 y 23 de junio)

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