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David Arellano, el fundador y primer capitán colocolino, a 112 años de su natalicio

Por: admingrs | Publicado: 29.07.2014

Zig-Zag, 1923-1931 8 v n 218, (13 mayo 1927), p3David Alfonso Arrellano Moraga nació el 29 de julio de 1902 en el seno una familia santiaguina de la cual poco se sabe, pero sí que estaban estrechamente ligados al deporte. Junto a sus hermanos Francisco y Alberto, participaron de cuanto equipo pudieron durante su etapa escolar. Justamente cuando ya cursaba tercer año en la Escuela Normal, comenzó a disputar partidos amistosos que por aquellos años se transformaban en vibrantes choques ante la Escuela Militar, el Seminario, el Internado Nacional y la Escuela de Artes. Al año siguiente, y con sólo 17 años, el inspector de su escuela, que también era sostenedor de Magallanes, lo convocaría para formar parte del club.

En plena época de amateurismo, David debutó en lo que en ese entonces era la Primera División de la Asociación de Fútbol de Santiago, y jugaba simultáneamente en Magallanes y por la Escuela Normal.  Era 1919.

Los dos años siguientes fueron para inscribir su prometedora carrera. Máximo anotador de los torneos que disputó con el primer equipo de Magallanes, llevó a su equipo a conquistar dos campeonatos consecutivos (1920 y1921). Por aquellos años militó además en los seleccionados que conformaba la Universidad de Chile para disputar campeonatos universitarios.También disputó dos Sudamericanos con la Selección, transformándose en su goleador.

Insider izquierdo, de esos que se ubican unos metros más atrás del centrodelantero, Arellano destacaba por “su juego sobrio y elegante, dominio de la pelota, buen cabeceador y disparo respetable, buen dribbling, pase certero y organizador por excelencia”. Así  lo describe Edgardo Marín en su libro sobre el centenario del fútbol en el país (1895-1995), en el capítulo dedicado a la historia del Colo-Colo fundado por Arellano.

Su calidad futbolística incluso ha llevado a ser denominado como el fundador de la chilena. Al menos así lo asegura el periódico ABC de España. “Fue David Arellano, primer ídolo del Colo-Colo y elegante e incisivo delantero, quien con su potencia de salto y elasticidad patentó un remate que supuso una revolución en aquel fútbol de los tiempos heroicos”, consigna un artículo, que, vale la pena mencionar, tiene varios baches informativos.

Fueron sus últimos dos años de carrera cuando comienza a nacer el mito de David.

Zig-Zag, 1923-1931  8 v nº 124, (24 julio 1925), p 10El 4 de abril de 1925, cansado de la terquedad dirigencial en Magallanes, los hermanos Arellano, comandados por David, se rebelan ante la intransigencia de los más adultos, que no cedía ante la demanda de reformas en el manejo deportivo y administrativo del club. En otras cosas, pedían que los jugadores del primer equipo no tuvieran que pagar cuota para estar en el equipo, además de instalaciones dignas y un sistema de entrenamiento  riguroso. Exigencias que buscaban avanzar en la profesionalización del Club, pero que para los puristas  del fútbol significaría una suerte de mercantilización al transformarlo en un deporte rentado.

Las desavenencias llegaron a tal punto que el grupo liderado por David, el de los más jóvenes, se retira de Magallanes para fundar su propio Club Social y Deportivo.

La historia es sabida. En el Quitapenas, bar que por esos años se ubicaba en calle El Panteón, nace la idea de formar un equipo representativo del pueblo chileno, con nombre mapuche para dar cuenta de sus raíces, y con el de un Cacique que adoptó el catolicismo antes de morir, para representar la fe mayoritaria en ese entonces. “Colo-Colo”, escribieron en una servilleta. Era el nombre que identificaría verdaderamente lo chileno y popular.

Las reuniones habían empezado el 12 de abril en la casa de los hermanos Arellano, pero el 19 del mismo mes, en el Estadio El Llano, se sellaría la fundación del club más popular de Chile. Ese mismo día se definió su uniforme. Camiseta blanca por la pureza, pantalones negros por la seriedad.

“Colo-Colo no tuvo infancia, nació grande”, reza uno de los dichos colocolinos. El refrán descansa en la espectacular campaña que realizó el equipo en su primer año.

En su debut por la Primera División de la Liga Metropolitana ante el English, el equipo capitaneado por David Arellano se impuso por 6-0. La campaña siguió a punta de triunfos, inclusive contra el primer archirrival, Magallanes (triunfo por 2-0). Al final de la temporada, Colo-Colo se coronó campeón invicto, y se ganó el apodo de “invencible”.

El régimen de entrenamiento sistemático que impuso Arellano -quien se desempeñaba además como profesor normalista de instrucción primaria en la Escuela nº52 de Santiago-, no sólo trajo réditos en el corto plazo, sino que significó un importante progreso para el balompié nacional, al demostrar una disciplina inédita hasta entonces en el país.

Al año siguiente, Arellano comandaba a su equipo a disputar un encuentro internacional. Fue contra Peñarol de Uruguay. Perdió 5-1, pero algunos cuentan que fue a agradecerle a un uruguayo por la lección que le habían dado de buen fútbol. Para él, alcanzar el nivel de aquel ya famoso equipo sólo sería posible si los jugadores se ponían las pilas, y decidían profesionalizar su carrera de una buena vez.

 

El luto en Europa

Zig-Zag, 1923-1931 8 v n 218, (13 mayo 1927), p20En marzo de 1927, encabezado por Arellano, Colo-Colo se transforma en el primer equipo chileno en llegar a Europa. En una gira que había comenzado por América, el Cacique llegaba a España y Portugal para medirse con varios clubes, en una hazaña para la época.

Alcanzó a disputar dos partido. El primero fue el 3 de abril, pero el 2 de mayo marcaría el día de la tragedia. El partido era contra la Real Unión Deportiva de Valladolid. Era la revancha tras un categórico 6-2 propinado el día anterior.

Las crónicas nunca se ponen de acuerdo si fue un fuerte golpe recibido o un choque casual. Incluso algunas señalan que en un mal rechazo, David se golpeó con sus propias piernas el estómago. El caso es que un fuerte dolor obligó a que el primer capitán se retirara del partido. El episodio lo había dejado en muy mal estado, y más tarde se le diagnosticó una peritonitis inoperable. Cosas que sólo se entienden por la medicina de ese entonces, ya que probablemente hoy en día se pudo haber salvado.

Al otro día, David Arellano Moraga fallecía a la corta edad de 24 años. Había dejado la vida en una cancha, literalmente.

El impacto de la muerte del líder golpeó fuerte al grupo, pero eso no impidió que a su retorno, Colo-Colo se consagrara campeón de la Liga Central de Football, en 1928, 1929 y 1930.

Su nombre y el luto eterno quedaría años más tarde incrustado en el corazón mismo del Club, al incorporar la banda negra que lo recuerda, y en su himno definitivo desde 1943. “Porque el recuerdo de David Arellano, lo guía siempre por la senda triunfal”, gritan las gargantas hasta hoy en día, cuando suena la impecable voz del barítono Carlos Haiquel en el Estadio Monumental. Recinto que si de alguien merece llevar el nombre, es de su fundador y primer capitán.

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