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¿Cómo evaluar el problema de las concesiones?

Por: admingrs | Publicado: 01.08.2014

Hospital salvadorLos que estamos en contra de las concesiones hospitalarias sabemos que el problema es complejo porque hay muchos factores en juego. Las concesiones tienen por objeto la ganancia y mientras más abundante mejor. Su objetivo final es lucrar con la salud. Eso no se puede obtener sólo cuidando enfermos, porque hoy la salud es más compleja y más cara, sino con áreas de ganancia complementarias con subsidios obligados. Estas ventajas han sido entregadas por el Estado chileno, en desmedro el derecho a la salud de los ciudadanos. En cambio, el objetivo de la salud pública es ganar el mejor nivel de salud de la población. Por eso, los hospitales concesionados no sirven para una política de salud para todos los chilenos.

El fondo del problema es que unos reconocen que la concesión es lucro. Otros no. Por tanto, hay aquí un problema de fuerzas. Las concesiones son el paisaje de fondo del conflicto del Hospital del Salvador. Hay una desproporción de fuerzas entre un conflicto aparentemente local y las posiciones defensoras de las concesiones. Están enfrentados David y Goliat. Leído o no este pasaje bíblico, todos saben el resultado: ganó David. Por eso, los que apoyamos este movimiento no podemos echar al aire cualquier opinión que reduzca las fuerzas de David o favorezca las de Goliat. Acompañamos al movimiento, expresamos nuestras aprensiones, si las hay, en el marco de la confianza y de la prudencia política. Pero no podemos imponer nuestra opinión ni difundirla inoportunamente. Nuestro rol es acompañarlo, respaldarlo, fortalecerlo, apoyarlo. La decisión de dar la batalla es del movimiento de masas, así como la de continuarla o ponerle fin, decidiendo el momento y las condiciones. Digan lo que digan, este conflicto obligó a reconocer que los hospitales concesionados son más caros. El Gobierno ha llamado a conversar a través del Ministerio de Interior. Trabajadores, técnicos, profesionales y usuarios del Hospital del Salvador han hecho un llamado de alerta a sus equipos de salud del país, para que la guadaña del lucro no arranque de raíz los derechos laborales y no coloque peajes al acceso a la atención hospitalaria o deteriore la calidad de la atención, para contener los costos y mantener el lucro.

La batalla de las concesiones no se termina hoy. Es un problema político que afecta el porvenir. El lucro no le sirve a la política de salud que se propone garantizar el goce del mejor estado de salud para todos los chilenos, sin distinción de raza, religión, pensamiento político o de su posición social o económica, como uno de los derechos fundamentales de cada ser humano.

La batalla de las concesiones no se termina hoy. Es un problema político que afecta el porvenir. El lucro no le sirve a la política de salud que se propone garantizar el goce del mejor estado de salud para todos los chilenos, sin distinción de raza, religión, pensamiento político o de su posición social o económica, como uno de los derechos fundamentales de cada ser humano. Pero no basta con tener buenas ideas sino tener fuerza para lograr el cambio. De allí surge la gran tarea: acumular fuerzas. En primer lugar, conciencias. La primera es conseguir que los partidos de la Nueva Mayoría asuman que su política de salud es parte constitutiva de su política general de cambios. La segunda, es colocar el tema de las concesiones en la opinión pública y desarrollar un gran debate nacional, incluso hasta el Parlamento. En el largo plazo, hay que reunir una fuerza política y de masas, de opinión pública e información capaz de producir tal viraje, que logre impedir que la política de concesiones entreguista continúe. Por ejemplo, que los trabajadores y los usuarios hagan desistir a los concesionarios continuar con la construcción, o desbaratar la entrega de ventajas desorbitadas, como el usufructo de las medidas que aseguran el lucro. O que se obtenga un pronunciamiento del Parlamento que excluya de las concesiones las regalías entreguistas otorgadas a las concesionarias; en otras palabras, dar término a las concesiones que venden la salud de los chilenos para el lucro de concesionarias y sus asesores.

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