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La difícil tarea de sacar al Ejército chileno del clóset

Por: Vanessa Vargas Rojas | Publicado: 27.08.2014

mauricioMauricio Ruiz es el nombre del marinero primero de la Armada de Chile que decidió sacar a la luz su condición homosexual. Durante la mañana del martes, marcó un hito en la historia del ejército nacional al convertirse en el primer funcionario gay en hablar públicamente desde las filas de la institución.

La declaración, hecha gracias a un amplio despliegue mediático junto a los miembros del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh), fue realizada con “autorización” de la autoridad castrense.

“No ha sido muy fácil dar este paso, porque es un tema que cuesta enfrentar a algunas personas a veces. En la vida no hay nada mejor que ser uno mismo, por respeto a mi mismo decidí informar a mi institución mi condición sexual y me siento contento, porque ya no voy a tener que estar fingiendo nada como hace un tiempo atrás y contento porque no ha sido tan criticado en mi grupo de trabajo”, fueron las declaraciones de Ruiz al respecto.

Sobre discriminación no quiso pronunciarse, aunque reconoció haber pasado “situaciones incómodas” cuando sus compañeros se enteraron de la noticia. El anuncio, hecho con bombos y platillos bajo el consentimiento de la institución, no daba lugar a las críticas, pero el contexto de su situación lleva a preguntarse por qué todavía jóvenes como Ruiz deben pedir ayuda a organizaciones externas para enfrentar su condición sexual.

El Movilh aseguró haber escuchado sobre estas historias en otras ocasiones, pero sus protagonistas ya se habían retirado de la institución o habían sido dados de baja por sus superiores. El caso de Mauricio no era tan particular, desde esta perspectiva: “Él empezó a vivir situaciones incómodas por el trato de sus colegas de trabajo, como así también de sus superiores, producto de estos problemas que no pudo solucionar, a pesar de haber tenido la voluntad de haber conversado con toda la cadena de mando, se comunicó con el Movilh y nosotros con el alto mando institucional para darle la protección que él buscaba”, contó el vocero de Movilh, Óscar Rementería, a El Dínamo.

“Si bien la marina nunca dijo que no, al principio fueron reticentes a la futura revelación pública, luego entendieron que no era un peligro para la institución que él hablara de su orientación sexual”, señaló Rolando Jiménez.

Durante la conferencia de prensa, el tono de los involucrados hacia las instituciones de uniformados fue sutil y cuidado. Sin embargo, se hizo alusión a los casos conocidos de discriminación al interior de la Fuerza Aérea, Investigaciones y Carabineros.

“Si bien la marina nunca dijo que no, al principio fueron reticentes a la futura revelación pública, luego entendieron que no era un peligro para la institución que él hablara de su orientación sexual”, señaló Rolando Jiménez, presidente de Movilh.

Una serie de reuniones fueron necesarias para dar el visto bueno a la declaración. Según datos manejados por los personeros del Movilh, cerca de un 90 por ciento de los funcionarios rechaza a persona homosexuales dentro de la institución del Ejército. En tanto, se estima que hay entre un 7 y 10 por ciento de jóvenes gays trabajando como uniformados.

 

Revisar el sistema autoeducativo de los militares

chile ffaaEn la conferencia de prensa de hoy, nadie tuvo palabras incómodas para el Ejército ni mucho menos se atrevió a cuestionar la necesidad de Ruiz de pedir su permiso para reconocer públicamente su condición sexual.

Sin embargo, la trayectoria de la institución chilena habla con fuerza de la necesidad de un cambio al interior de sus filas, respectivo a la formación y conducción de los jóvenes a quienes se atribuye la responsabilidad de proteger y defender la patria.

Gabriel Salazar, Premio Nacional de Historia, se ha referido en diversas ocasiones a la formación de las Fuerzas Armadas y a la urgente necesidad de revisar los contenidos y principios bajo los cuales son instruidos los uniformados.

“A los milicos no hay que atacarlos con armas, hay que intervenir su sistema autoeducativo para que se sumen a la deliberación ciudadana. Que vayan a las mismas universidades y colegios que todos nosotros para discutir lo que pasa. Eso de que las Fuerzas Armadas no deliberan, es una abierta invitación a que conspiren», argumentó.

Durante el verano del 2013, un video en Youtube dio cuenta del escandaloso entrenamiento que realizaba un grupo de marinos al trotar por las calles de Viña del Mar. En el registro, los uniformados entonaban a plena luz del día: “Argentinos mataré, bolivianos fusilaré, peruanos degollaré”.

En dicha instancia, la institución aseguró estar avergonzada y dispuesta a corregir a la brevedad este tipo de cánticos de los entrenamientos militares. En tanto, en 2012, un instructivo del Ejército firmado por el general Cristián Chateau entregó recomendaciones para la admisión de jóvenes en el proceso. Entre ellas, se sugirió evitar el ingreso de personas de escasos recursos, homosexuales y miembros de Testigos de Jehová.

El texto encomendaba “excluir a aquéllos que presenten problemas de salud física, mental, socioeconómica, delictual, consumidores de drogas, homosexuales, objetores de conciencia y Testigos de Jehová» del Ejército, buscando reclutar a ciudadanos “más idóneos, moral e intelectualmente capacitados”.

milicosEl mismo año, un ex suboficial experto en guerra electrónica y criptología acusó al Ejército chileno de haberlo discriminado por ser homosexual, entregando a la Corte de Apelaciones de Santiago un completo detalle de procedimientos al respecto, que incluyó hostigamiento y espionaje.

Los hechos, más que anecdóticos, hablan de las visiones, valores y grupos que han guiado a las Fuerzas Armadas durante toda su historia. Por ello, no es casualidad que el diputado Ignacio Urrutia haya terminado formulando, en una sesión de la comisión de defensa de la Cámara de Diputados, que la incorporación de homosexuales al Ejército terminaría ocasionando la derrota de Chile ante una eventual invasión de Perú y Bolivia.

«Si nos encontramos el día de mañana con las Fuerzas Armadas llenas de homosexuales, hasta ahí no más llegamos«, fueron algunos de sus dichos, que fueron posteriormente sancionados.

 

Tareas pendientes

Gestos como el de Mauricio Ruiz permiten avanzar, pero no solucionan de forma definitiva un problema mirado con preocupación desde la izquierda chilena. En este tono, se enmarcan iniciativas como la propuesta por la diputada del Partido Comunista, Camila Vallejo, quien presentó un proyecto para impedir el cobro de altos aranceles que obstaculizan el ingreso de jóvenes de bajos recursos a las escuelas de formación castrense.

“Hay una serie de discriminaciones que se generan en dicha escuela y de los institutos armados para que ingresen las personas de hogares monoparentales, es decir, madres o padres solteros, a jóvenes criados por una abuela o que tengan algún tipo de antecedente político”, señaló el diputado Hugo Gutiérrez, también promotor de la iniciativa.

Por el momento no hay un camino corto. De todas formas, la responsabilidad depositada por el país en las instituciones militares exige de una urgente revisión a sus principios, eliminando los rastros de clasismo, xenofobia y racismo que durante tantos años ha manchado la historia de un Ejército cuya obligación es ir en beneficio y representación de todos y todas.

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