Dialéctica Arellanista: El manifiesto de los socios colocolinos que buscan recuperar el Club

“Dialéctica Arellanista” (Editorial Libros del Perro nNegro), un librito de poco más de 50 páginas, es el verdadero manifiesto de los socios que están cansados de  Blanco y Negro, en el que acuden a la teoría marxista para hacer un paralelo con la situación interna del Club Social y Deportivo Colo-Colo, y llaman a crear la “conciencia de Socio”, en directa alusión a la conciencia de clase que pregona el pensamiento inspirado en Karl Marx.

El tratado, que plantea que la doctrina arellanista se funda sobre la misma base del materialismo dialéctico e histórico marxista, fundamenta que en base a esto “más temprano que tarde se logrará recuperar el Club; nos obliga a revisar nuestra historia y analizarla para poder pensar estrategias y tácticas que nos permitan alcanzar la victoria”.

Esta filosofía, llamada a ser el “instrumento de transformación del club” se afirma en la premisa de que “si todo cambia, como enseña la dialéctica, tampoco el régimen social puede ser inmutable; todas y cada una de las formas de la vida social que en su día fueron fruto de las necesidades del desarrollo histórico, caducan al cabo de un tiempo y tienen que ser destruidas por otras nuevas y más altas”.

Así, la creación de la conciencia de un socio para sí y no en sí, empuja a los casi 30 mil colocolinos que se transformaron en parte del Club a asumir un rol activo en la lucha por sacar a Blanco y Negro de Colo-Colo.

Acudiendo a la Doctrina del Shock planteada por Naomi Klein, el manifiesto asegura que la implantación del modelo de Sociedad Anónima Deportiva llegó al Cacique por medio un “canto de sirenas auspiciado por políticos, empresarios y periodistas” que prometía una profesionalización en la administración de los clubes, pero que lo hizo mediante mentiras y engaños. “Llegó a su punto cúlmine en la asamblea de socios de Colo-Colo en que se votaba la aceptación del contrato de concesión a Blanco y Negro con la frase “quién quiere que no desaparezca Colo-Colo””.

Como principal argumento para oponerse a las SAD no aparecen sólo los resultados, sino que “los mecanismos y los dogmas de este tipo de orgánica van en contra de la voluntad popular. Un grupo reducido al que acceden sólo los más adinerados no tiene en consideración la historia del club, sus referentes, sus ídolos”.

Así, la Conciencia de Socio “no es la conciencia sicológica de cada socio individualmente o la conciencia sicológica de masa de su conjunto, sino el sentido, devenido consciente, de la situación histórica del Socio”, en la cual el tema de la falta de beneficios “es un adorno, una lucha marginal”, y que el centro la lucha es por y para el club.

Para argumentar aún más dentro de los márgenes del pensamiento marxista, el manifiesto cita a al filósofo y sociólogo húngaro Georg Lukács, quien afirmaba que “no es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es el que determina su conciencia”.

Por ello, Dialéctica Arellanista advierte de la Falsa Conciencia a la que apelan los defensores de las SAD “que pretenden reforzar la idea de que nada se puede hacer y su obvio interés en que todo siga igual, en naturalizar el estado de las cosas”, y que a la hora de analizar los problemas insisten en “partir de los efectos y no de las causas, de las partes y no del todo, de los síntomas y no de la cosa en sí”. Es decir, no quedarse en los momentos específicos de un fracaso deportivo y mirar el trasfondo antidemocrático que impide a los socios tener injerencia en las decisiones al interior de Colo-Colo.

El rol histórico

De indeterminada autoría, la Dialéctica Arellanista propuesta por tres autores que firman con llamativos psudónimos (Yuri Barticciotto, Karl Arellano y Mijail Caszely) perfectamente puede ser mirada con desconfianza de parte de aquellos sectores de hinchas que aseguran que la política y el fútbol no deben correr por un mismo carril. Sin embargo, y más allá de los sustanciosa que pueda ser la mirada propuesta desde el marxismo para analizar la problemática alba, el texto logra conjugar ambas dimensiones al punto de mostrar cómo un verdadero hincha puede asumir su rol dentro de un club en medio de la ola privatizadora que asfixia a tantos clubes.

Como el Eterno Campeón fue de los primeros, resulta interesante observar el proceso que vive a su interior, con múltiples proyectos de hinchas que buscan recuperar el control social del Club, y «devolverlo al pueblo». En ese sentido, la contribución de la Dialéctica Arellanista perfectamente puede ser trasladada hacia otros clubes. Obviamente, queda para la discusión el arraigo popular que tenga cada hinchada, y la representación de las capas populares que se pueda arrogar cada una, pero sí muestra una visión transformadora del papel que le compete a un hincha que de verdad siente la camiseta.

Mijail Caszely, uno de los autores del manifiesto, defiende la contribución que hizo el libro al proceso de captación de socios del C.S y D., no por la cantidad que pudiera haberse sumado a raíz del libro, sino porque «estamos convencidos que la publicación de nuestro libro ayudó a darle un contexto politico-histórico al movimiento que en esos momentos comenzaba a vislumbrarse», y agrega que en la lucha por participar de la vida institucional del Club «muchos entendieron que era una lucha más que es necesaria dar, tal como la que se da en la educación, salud, etc.»

Para Mijail, el momento actual que viven en el Club, en la antesala a una votación clave para el rumbo del Cacique, le otorga una nueva actualidad a su «manifiesto», pues da cuenta del «oportunismo, la falsa conciencia y todas las críticas a los sectores que de a poco han ido apareciendo«, en directa alusión a la falta de cohesión entre los socios por el futuro del Club.

El autor defiende el esfuerzo por llevar un contenido político desarrollado de la manera más clara posible para un público que, según sus mismas palabras, «muchas veces es discriminado y estigmatizado como lo es el público del fútbol, y en particular el público colocolino», y aseguran que «no tenemos antecedentes de que exista un escrito similar, por lo que nos llenan de orgullo los comentarios positivos que regularmente nos envían cada vez que alguien se encuentra con alguno de nosotros«.

«Pueden estar o no de acuerdo con nuestra visión, pero al menos logramos nuestro objetivo que era entregar una nueva visión ante la problemática de la privatización del fútbol y un análisis socio político al movimiento social que en esos momentos se estaba levantando y que hoy es toda una realidad», concluye Mijail.

Y ojo, que pronto publicarán «Dialectica Arellanista volúmen II, Club Social o Barbarie«.

Lamentablemente, el «manifiesto», como lo hemos llamado, no ahonda en cómo los grupos de interés políticos y económicos llegaron a instalarse en los clubes deportivos más populares del país, ni entra en la conformación de las estructuras de poder que operan en las SAD. Sólo se limita a comentar el nexo que tuvo Sebastián Piñera como accionista de Blanco y Negro, pero se queda en la mención. Quizás allí falla el documento, pero para cualquier hincha colocoloino de izquierda resultan muy interesantes los planteamientos expresados en la Dialéctica Arellanista. Sobre todo por la conceptualización  que hace de la «(R)evoución Arellanista», donde el llamado a los socios a defender el legado de David Arellano enmarca la lucha por al abolición de las Sociedades Anónimas Deportivas para dejar en las manos de los socios el destino de sus clubes. Después de todo, y como dice el mismo libro, «La historia es nuestra, y la hacen los socios».