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Marvel: 75 años creando el imaginario de una época

Por: admingrs | Publicado: 16.01.2015

21_marvelEste año la editorial Marvel Comics cumple 75 años. La partera de comics y superhéroes más reconocida en el mundo completa tres cuartos de siglo creando íconos de la cultura popular para todo Occidente y más allá. Su aniversario, en tanto ilimitada oportunidad de hacer negocios, será explotado hasta la saciedad con nuevos productos y actividades de conmemoración. Si a ello le sumamos el estreno de la nueva película de la saga Avengers en mayo, no es exagerado imaginar un 2015 saturado con sus personajes e historias.

Con todo lo agobiantes que pueden ser los bombardeos intensivos, multimediales e infatigables de merchandising, sobran las razones para conmemorar a esta editorial. Marvel, de la mano de su principal cerebro, el creador Stan Lee, y de otros como Jack Kirby y Steve Ditko, se convirtió en un agente protagónico de las industrias culturales del siglo XX. Creando no sólo un rentable conjunto de historietas, explotadas tanto en el papel como luego en el celuloide, sino una poderosa máquina de producción de imágenes y sentido, tan influida por las luchas de poder de su época como influyente sobre el imaginario de generaciones.

¿Cómo ha quedado impreso el siglo XX con todas sus vicisitudes culturales y controversias políticas en los cómics de Marvel? Y, a la inversa, ¿qué contribuciones, si es que cabe, ha hecho Marvel a la cultura visual de nuestro tiempo?

La guerra de las imágenes

“En el siglo XX Estados Unidos se da cuenta y decide que la imagen va a ser el medio más exitoso para poder instalar su modelo civilizatorio. No se trata sólo de influir, de crear estereotipos o de construir algo así como una empatía con el estilo norteamericano; no, ellos están en una tarea civilizatoria. Y descubren que el mundo de la entretención, el espacio de la subjetividad, es el lugar decisivo para llevar a cabo esa empresa”.

«En el siglo XX Estados Unidos se da cuenta y decide que la imagen va a ser el medio más exitoso para poder instalar su modelo civilizatorio. Y descubren que el mundo de la entretención es el lugar decisivo para llevar a cabo esa empresa».

La puesta en contexto es de Carlos Ossa, académico del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile y del Instituto de Estética de la Universidad Católica. Y continúa: “Diseñar personajes que expresan los conflictos universales de la modernidad va a ser la estrategia decisiva que les permitirá convertir a todos sus héroes en referentes, tanto normalizadores como críticos. Ahí la potencia política del cómic”.

captain_vs_hitlerEl surgimiento de Marvel está, en efecto, íntimamente ligado a la maduración en la sociedad norteamericana de la idea según la cual Estados Unidos tenía un papel que jugar ante el mundo, y no cualquiera. Tanto así que ya los primeros personajes de Timely Productions, la editorial que más tarde se convertiría en Marvel, se enfrentaron a las potencias del Eje. La Antorcha Humana y el villano Namor fueron los primeros, luchando contra submarinos alemanes o apoyando a los ejércitos aliados en distintas aventuras

Pero es otro el representante por excelencia de esta verdadera campaña en defensa de la causa nacional estadounidense de la que participa con entusiasmo Marvel. Su nombre lo dice todo: Capitán América. Y su traje, si es posible, aún más: la bandera gringa cubre cada centímetro de piel del superhéroe y, por si quedaran dudas sobre su patriotismo, también su escudo. Los nazis serían sus némesis preferidos, al punto que en la portada de su primer número ya figuraba propinándole un puñetazo en la cara al mismísimo Adolf Hitler.

Jack Kirby, uno de sus creadores, explicaría años más tarde con palabras muy sencillas el origen del personaje: «Todavía no estábamos en guerra, pero todo el mundo sabía que íbamos a estarlo. Esta es la razón por la que nació el Capitán América: América necesitaba un superpatriota».

Al fragor patriótico de la guerra emerge una verdadera industria del cómic, que logra no sólo éxito comercial, sino también instalar una determinada concepción iconográfica de la realidad que se reproduce a gran escala. En ese sentido, señala Carlos Ossa, «una cosa que hay que reconocerle a la imagen es que ella es absolutamente sensible a su actualidad. Pero a su vez, hace de esa actualidad un guiño epocal, es decir, convierte la actualidad en época. Eso es lo extraordinario de convertir a estos personajes no solamente en el síntoma de un periodo, sino que transformarlos en ideales prototípicos».

Más cerca y más gris

Pero Marvel no aparece con su sello sino hasta que Stan Lee se hace de sus riendas en la década de los ’60, con el inicio de lo que los entendidos en el llamado noveno arte identifican como «la Edad de plata». «Antes de 1960 el cómic norteamericano era bastante de blanco y negro, de buenos y malos. La gracia del universo que crean Lee y Kirby, sobre todo a partir de la aparición de Los 4 Fantásticos, es que empiezan a tener grises«, explica el escritor y guionista Francisco Ortega.

Omar Campos, diseñador y dibujante, coincide y agrega: «La politización de Marvel, si se puede llamar así, partió en los ‘60, cuando en sus personajes y tramas aparecen los problemas sociales de la época». Para Oniri -como es conocido en el mundo del cómic- también es significativa la nueva actitud de los personajes de Marvel: fatalistas.

58_amazingEstos rasgos abundan en el tipo bajo la máscara de Spiderman, el primer adolescente superhéroe, de clase media-baja, que, como recuerda Ortega «no encontraba su lugar, como no lo encontraba un montón de jóvenes durante la década de los ‘60». «Peter Parker -señala Campos- es un cabro frustrado, inteligente, pero socialmente torpe. Aunque en algún momento se casó, tuvo siempre una frustración por el trato que le daba la sociedad. En su historia están muy presentes los problemas económicos y el crimen, como cuando murió su tío Ben, que es por lo que se hace superhéroe».

En otro de los personaje que Ortega advierte una lúcida lectura de la política norteamericana de los ’60 es en Hulk, el científico que trabaja para el ejército y deviene monstruo por probar bombas nucleares. «En Hulk está todo el temor a la Guerría Fría y a que la carrera armamentista convirtiera a EEUU en un monstruo. Banner es eso, EEUU convertido en monstruo; un monstruo, además, que no tiene claro su fin, a veces es villano, otras veces es héroe».

Con todo, la puesta a tono con el mayor criticismo de la sociedad norteamericana no se le dio fácil ni de la noche a la mañana a Stan Lee. A fines de los ’50, repuso en sus cómics a Capitán América, ahora bajo la consigna del «aplasta-comunistas». La apuesta no generó interés entre los lectores y rápidamente desapareció. Por otro lado, recuerda Oniri, «Ironman nace muy influenciado con el problema del enemigo comunista y la defensa de la nación y los valores americanos. Después, con la mala publicidad de la Guerra de Vietnam y de la invasión a Cuba, Stan Lee decide darle otro giro. Es así que Tony Stark se vuelve un vividor y mujeriego».

X-Men: incluir o colapsar

En los ’60 llega una nueva generación de guionistas a Marvel, un repunte en su éxito comercial y con ello las condiciones para la creación del que es, a juicio de Francisco Ortega, «el gran cómic político de Marvel»: X-Men.

61_xmenLa aparición de este grupo de superhéroes de Marvel destaca por la presencia de rasgos que, si bien presentes en personajes anteriores, no eran predominantes, a saber: su condición de rechazados por la sociedad y la conflictividad de sus relaciones internas. El gris, siguiendo la alegoría cromática de Ortega, era ahora mucho más denso, así como explícita su inspiración en los dilemas sociales de la década.

Habla el autor de Logia: «En los X-Men hay metáforas de todos los conflictos raciales de la época, como también sexuales y relativos a la adolescencia (eran héroes adolescentes que eran vistos como monstruos, precisamente como se sentían los adolescentes de entonces). Los grises son intensos, muchas las historias subterráneas y los conflictos entre ellos. Esto es tan fuerte que el villano, Magneto, no es tan villano y es casi un héroe. Claro, el tipo destruye ciudades, pero tiene conciencia, es un libertador, casi un mesías».

La inspiración de los X-Men en la exclusión racial es, para Oniri, evidente: «Cuando hablamos de los mutantes estamos hablando de los negros, sus derechos e incluso sus conflictos internos». Esto último, asegura, por el parelelo existente entre el héroe de X-Men y su némesis con los representantes de las principales voluntades organizadas de rebeldía de la comunidad negra: «Magneto es más combativo, de salir a la calle y decir ‘tomemos lo que es nuestro’, como Malcolm X; el Profesor Xavier, en cambio, es conciliador, de decir ‘chiquillos no a la violencia, eduquémonos’ -de hecho el tipo tiene una academia-, muy parecido a la línea Martin Luther King».

Campos va más allá incluso, sosteniendo que en X-Men: «Con Magneto incluso aparece el tema del fanatismo, y en la medida que hay un paralelo con Malcolm X, se le identifica con lo negro-musulmán y se presenta como un posible ‘enemigo interno’, eso es Magneto: un híbrido que causa problemas desde dentro».

«La cuestión tiene que ver con el hecho de que te dicen: mira, tú también puedes constituirte e incluirte en el imaginario de la época. En el fondo, tú eres la época».

Con todo, para Carlos Ossa, la principal novedad que entraña el mundo simbólico de Marvel es que integra en la construcción de sus personajes la relación entre subjetividad y comunidad: «En el fondo se produce una especie de encuentro entre el anónimo que pierde y el superhéroe que recurre justamente al silencio de su diferencia para proteger a la comunidad. Es curioso, porque te dicen: la única de defender el orden es integrando al diferente, no excluyéndolo. Y luego, incluso, el que protege, es precisamente el que era perseguido, el anormal, que deja de ser amenaza al orden a través de un proceso de integración».

«Más allá del análisis de contenido de cada una de las versiones de los personajes -termina Ossa-, la cuestión tiene que ver con el hecho de que te dicen: mira, tú también puedes constituirte e incluirte en el imaginario de la época. En el fondo, tú eres la época. Eso es muy interesante en relación al valor que se le da al héroe, porque no importa cual sea su tragedia, su desgracia, su cinismo; en algún momento él lo redime con un acto que colinda con lo épico, con lo absurdo, con lo maravilloso».

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