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Birdman o la inesperada virtud de la ignorancia

Por: Rodrigo Ruiz | Publicado: 22.01.2015

primary_birdman-movieEl prestigio de los premios Oscar ha sido muchas veces puesto en duda. Pero nominaciones como la de la película “Birdman” son una agradable sorpresa. No muchos son los directores que se atreven a morder la mano que les da de comer, ni tampoco la industria es tan abierta a consolidar estas tendencias. Pero cuando la factura es de calidad, el talento (por lo menos en Estados Unidos) se termina reconociendo.

Esta película, dirigida por el mexicano Alejandro González Iñárritu (Amores Perros), trata sobre la historia de Riggan Thompson (Michael Keaton), una estrella de Hollywood y ex superhéroe, quien interpretó por 3 veces consecutivas a “Birdman”. Sin embargo, el rechazo de un millonario contrato para interpretar la cuarta parte de la saga, mermó su carrera para siempre. Ahora, veinte años después, se embarca en la ambiciosa tarea de montar una obra en Brodway, basada nada menos que en su propia adaptación de una obra de Raymond Carver, “De qué hablamos cuando hablamos de amor”.

La narrativa de la película acompaña Riggan Thomson en los días anteriores al gran estreno, que puede significar para el actor dos cosas: Demostrarle al mundo que es mucho más que una simple “estrella de Hollywood” o hundirse para siempre como un artista mediocre. Utilizando el humor negro y el sarcasmo, esta cinta es una derecha crítica a lo vacío de las superproducciones Hollywoodenses que pueblan la pantalla, reinterpretando además el significado y valor de la fama.

La elección de Michael Keaton para interpretar el papel protagónico no es casual. Recordemos que este actor interpretó a Batman en los años ’90, rechazando participar en una Tercera Parte. Las coincidencias entre la vida del actor con su personaje es una estrategia que no hace otra cosa que jugar con el sentido de realidad del espectador, dispositivo usado también por Godard hace ya cuarenta años, en donde la elección de los actores se basaba en las similitudes que tuvieran los trascendidos sobre su vida con los personajes a interpretar.

Siguiendo esta misma línea, Edward Norton es uno de los actores que acompaña a Keaton en la realización de la obra, interpretando a Mike Shiner, un tipo petulante, engreído, que opina mucho más de lo permitido y lleva la actuación hasta límites insospechados. Conocida es la personalidad de Norton tras las cámaras en Hollywood. Famosa fue su pelea con el director de “America X” Tony Kaye, quien dijo que Norton era un “»un narcisista delirante». Todo comenzó cuando Norton, pasando a llevar los deseos del director, editó a su pinta America X, por lo que Kaye amenazó por sacar su nombre de los créditos y reemplazarlo por “Humpty Dumpty”. En Birdman, su exagerada personalidad pone también en jaque al director de la obra, logrando así una especie de sincretismo entre realidad y ficción.

Lo película fue además filmada utilizando técnicas para simular un gran plano secuencia, como el de la película “El Arca Rusa” de Alexander Sukurov (que sí se hizo en una sola toma), con el fin de dar más realismo a la cinta, respetando en cierta forma los movimientos en el espacio y el paso del tiempo desde el punto de vista del actor principal, que se encuentra a punto de caer en una crisis. Su matrimonio fracasó, su hija y ahora asistente (Emma Stone) viene saliendo de una rehabilitación de drogas y todo el dinero que le queda ha sido invertido en pagar la obra de Broadway. El experimento, que fue puesto en duda por el director Mike Nichols, resulta todo un logro que hace flotar al espectador por la historia, llena de estrés, dificultades y verdades incómodas.

birdmanposterEl actor se enfrenta así a su propio ego, que constantemente lo acusa de ser un fracaso, de haber perdido la oportunidad de ser inmortal tras rechazar su participación en Birdman. Sin embargo, pese a tener un ego bastante contundente, la búsqueda de Riggan (aunque él no lo sepa) va mucho más allá de satisfacer las expectativas de su público. Esto se intuye por el título de la obra que está interpretando: “De qué hablamos cuando hablamos de amor”, escrita nada menos que por Raymond Carver, uno de los autores más descreídos del sueño americano, e iniciador de la literatura que habla de la decadencia del imperio, quien utiliza magistralmente el realismo para describir lo patético de la vida de una sociedad consumista, ignorante y vacía de Estados Unidos. Riggan quiere vencer con todo esto, demostrando que es “alguien”. Sin embargo, todo comienza a salir mal antes del estreno.

Para Riggs, todo este sacrificio de exponerse y arriesgarlo todo parece valer la pena para salir al fin de un estado ignominioso, en donde a pesar de ser una gran estrella, la frivolidad de las películas que interpretó no lo deja vivir en paz. Ser un éxito de taquilla es, para Riggan, una vergüenza ya que en la vida debe existir algo más. La respuesta a esta disyuntiva es, sin duda, mucho más bien metafísica.

Pese a maltratar al cine como el hermano menor del teatro y atacar a los críticos catalogándolos como zánganos y seres “incapaces de crear ni de arriesgar nada”, la cinta obtuvo nueve nominaciones al Oscar, incluyendo mejor director, mejor película y mejor actor. Durante la reciente premiación de los Globos de Oro, la cinta obtuvo el premio al Mejor Guión.

Sin duda, esta película se afirma en lo contundente del producto final. El guión produce una identificación especial con este personaje en busca de sentido, quien se golpea a cada rato con la insoportable realidad y las limitaciones humanas, con un desarrollado humor negro. Las actuaciones y el trabajo de cámara son también una apuesta que funciona y nos lleva a estado de neurosis de los actores antes del estreno, lo que sin duda nos hace recordar la película “Opening Night” de John Cassavetes (muy recomendable).

Alejandro González Iñárritu es de los cuervos que se crían y sacan los ojos , pero con tal talento que es capaz de conseguir consolidarse en el mismo medio que tanto critica. Quizás esta es una de las razones por las cuales no se lleve el Oscar a la Mejor Película, ya que una cosa es valorar y la otra es consolidar. Además, la competencia de este año se viene muy compleja.

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