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Más allá del «Nueragate»: Los extensos vínculos del bacheletismo con Luksic

Por: admingrs | Publicado: 09.02.2015

davalosTodo marchaba bien para La Moneda desde que enero finalizara con la exitosa tramitación de cuatro emblemáticos proyectos de ley para el Gobierno y con los números de la última encuesta Adimark certificando el hundimiento político de la oposición de derecha, que cayó de bruces sobre un afilado 78% de rechazo. El positivo escenario había sido asfaltado por el caso Penta, que ha obligado a la Alianza y en particular a la UDI a hacer noticia en las páginas policiales antes que en las políticas desde noviembre del año pasado.

Esto, sin embargo, hasta que el propio hijo de la Presidenta y director del Área Sociocultural de la Presidencia, Sebastián Dávalos, llamara la atención sobre sí por el millonario crédito otorgado por el Banco de Chile al negocio de su esposa, Natalia Compagnon, sólo un día después de que Bachelet se convirtiera nuevamente en Presidenta.

El hecho no supone ninguna ilegalidad comprobada, pero entraña una polémica de dos caras, ambas feas. De un lado un posible tráfico de influencias ejercido por Dávalos para favorecer el negocio de su señora y, de otro, el poco noble y nada progresista arte de la especulación inmobiliaria al que aparece vinculada la Presidenta a través de su hijo.

Tres son las razones que configuran la primera cara del caso. El crédito de $6 mil 500 millones solicitado por la empresa de Compagon, Caval S.A., había sido rechazado por otros bancos (Itaú, Santander y BCI) por no contar ésta con las condiciones mínimas para acceder a un crédito de esa envergadura. La nuera de Bachelet consiguió una reunión con el propio dueño y vicepresidente del banco, Andrónico Luksic, para negociar el crédito. Y el mismo hijo de la mandataria estuvo presente en la reunión, según confesó la propia entidad bancaria a través de un comunicado, cita que resultó clave para el otorgamiento del crédito.

La segunda cara del caso, ya denominado “Nueragate” por algunos medios, es la del tipo de negocio al que se dedica la pareja Campagon-Dávalos y que obtuvo la bendición del banco de Luksic. Resulta que el “emprendimiento” a cuyo financiamiento estaba destinado el crédito solicitado por Caval, consistía en “la compra de 44 hectáreas en Machalí, a orillas de la Carretera del Cobre, a un valor de UF 0,56 m2 promedio, para su posterior subdivisión y venta a inmobiliarias de vivienda e inversionistas de renta fija”, según consigna un informe que presentó la empresa al banco al que tuvo acceso La Tercera.

La gracia comercial de la maniobra de Caval se sostenía en el mayor precio con el que venderían los paños de terrenos a empresas inmobiliarias, esto, gracias al inminente cambio en el uso del suelo al que se someterán 36 de las 44 hectáreas compradas por la vía de los ajustes en curso al Plan Regulador de la comuna. La propuesta con la que la empresa de Compagon convenció al banco de Luksic, presencia del hijo de la Presidenta mediante, fue así comprar los terrenos para luego ofrecerlos en venta a mayor precio para la construcción de una zona de servicios compuesta por un hotel y un centro comercial.

Proyectados estos antecedentes sobre el telón de fondo que configura el historial del matrimonio Dávalos-Campagon, la cobertura mediática no ha tardado en concentrarse -y posiblemente también lo harán los ataques de la Alianza- en el particular perfil del hijo de Bachelet. Su mal disimulado gusto por el dinero y por ostentar su posesión (se hizo conocido por tener cuatro lujosos autos Lexus), así como su participación en exclusivos círculos de la élite económica nacional (asesora grandes empresas y se casó con Compagon en un fundo del hijo de Agrosuper), lo hacen un blanco fácil para las críticas a la presidenta Bachelet.

No obstante, esta vez el entusiasmo comercial de Sebastián Dávalos y Natalia Campagnon parece haber arrojado luz sobre algo más fundamental que las opciones tomadas por el matrimonio para ganarse la vida: la privilegiada relación del entorno de Bachelet con el grupo Luksic, una relación que ha dado para mucho más que el otorgamiento de un crédito a la empresa de su nuera.

La cantera de ministros

LuksicVarios son los ministros del gobierno de la Nueva Mayoría que han hecho carrera en las empresas de la poderosa familia Luksic, único grupo económico chileno encumbrado entre las 100 mayores fortunas del planeta según la revista Forbes, con un patrimonio estimado en los 15 billones y medio de dólares.

De la máxima confianza del grupo es el ministro de Energía Máximo Pacheco Matte, que fue director de las empresas Luchetti y Banco de Chile, ambas de la familia. Según la declaración de intereses que hizo al asumir como secretario de Estado, Pacheco tiene $230 millones en acciones del Banco de Chile. El ministro tiene además una estrecha relación de amistad con el primogénito del clan, Andrónico Luksic Craig, con quien ha compartido actividades privadas como haber escalado montañas y recorrido en yate las costas de Grecia.

Ya del lado público del mostrador, en particular a cargo de la cartera de Energía, a Pacheco le ha tocado tratar con el grupo Luksic a propósito de dos importantes agendas. Con Jean Paul Luksic, presidente del directorio de Antofagasta Minerals y dirigente del Consejo Minero, sobre las políticas de suministro y eficiencia en energía para las empresas mineras. Y con el mismo brazo minero de los Luksic acerca del proyecto Alto Maipo, propiedad de la cual participa Antofagasta Minerals y cuya implementación, a pesar de los reiterados reparos presentados por organizaciones ambientalistas, cuenta con el decidido respaldo de Pacheco como ministro.

Conocida también del grupo Luksic es la ministra de Minería, Aurora Williams, que se desempeñó como gerente comercial de Aguas Antofagasta, empresa administradora del alcantarillado y encargada del suministro de agua potable a hogares e industrias de la nortina región. Al asumir Bachelet su primera presidencia de la República, Williams se convirtió en Seremi del MOP, para luego volver al holding de los Luksic, esta vez a la empresa Antofagasta Terminal Internacional (ATI), de la cual fue gerente de Administración y Finanzas.

Durante su paso, de ida y vuelta, entre el mundo público y el privado, la hoy ministra de Minería estuvo vinculada a actividades de dudosa conveniencia para el bien público. Como empleada del grupo Luksic en Aguas Antofagasta, Williams tuvo entre sus principales preocupaciones la comercialización de aguas para las empresas mineras, entre ellas, muchas de propiedad del propio grupo Luksic. Mientras que como empleada de ATI, Williams se involucró en el traslado de acopio de cobre desde Sierra Gorda hasta la ciudad de Antofagasta, iniciativa fuertemente cuestionada por las maniobras realizadas para evadir el Estudio de Impacto Ambiental correspondiente y por su nocivo impacto en la salud de la población aledaña.

Quienes también han trabajado para el grupo Luksic son los ministros Alberto Arenas, de Hacienda, y de Educación, Nicolás Eyzaguirre.

El hoy máximo responsable de las finanzas del Estado formó parte del directorio de Canal 13, nombrado por Andrónico Luksic, una vez que el grupo se hizo con el 67% de la propiedad de la estación televisiva. Después de ejercer en diversos cargos de responsabilidad pública, como en tanto jefe de la Dirección de Presupuestos y encargado de la reforma al sistema previsional -ambos durante el primer gobierno de Bachelet-, Arenas trabajó para el grupo entre 2010 y abril 2013, cuando venía saliendo del directorio de Codelco.

Nicolás Eyzaguirre, en tanto, también trabajó para los Luksic en su brazo televisivo, Canal 13. El hoy ministro de Educación fue contactado por Andrónico Luksic para reemplazar en el sillón del directorio de la estación a René Cortazar (DC), quien también compartía con Eyzaguirre la condición de haber sido ministro de la Concertación. Eyzaguirre asumió las funciones de director de Canal 13 entre 2012 y 2013, para luego asumir como ministro de Educación del nuevo gobierno de Bachelet.

Explorando el mercado educacional

El grupo empresarial también tiene una estrecha alianza con el Gobierno a través de su brazo filantrópico, la Fundación Luksic. Este frente, sin embargo, no está separado del imperio lucrativo de la familia, pues se concentra en la promoción de políticas educacionales y el apoyo de proyectos educativos del ámbito técnico-profesional, es decir, en el sector que le provee la mayor parte de la fuerza de trabajo a sus empresas.

En una entrevista con revista Capital en 2010, Paola Luksic Craig afirmó sobre la misión de la fundación: “lo nuestro es el tema de la educación, convertirnos en un referente, que lo que hagamos tenga valor para las políticas públicas. Queremos aportar al país”.

Aunque no generó atención mediática significativa, el Gobierno le ha dado un importante espaldarazo al grupo Luksic en lo referido a sus propósitos en lo tocante a la educación. Dentro de la comitiva de Estado que visitó Finlandia en noviembre de 2014, compuesta por dirigentes oficialistas y de oposición, así como por especialistas y representantes de diversos centros de estudios, sólo había una entidad relacionada con un grupo económico. Se trataba, precisamente, de la Fundación Luksic, representada por su directora ejecutiva, Montserrat Baranda.

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