Avisos Legales
Opinión

41 años de la desaparición de mi tío: Nada más se sabe

Por: Alvaro González | Publicado: 24.03.2016
Nada más se sabe. No se sabe quienes los llevaron en esa camioneta, no se sabe donde lo llevaron, quienes dieron la orden, porque lo hacen desaparecer, no se sabe nada más.

El sábado 12 de diciembre de 2015 se cumplieron 41 años de la detención y desaparición de Jorge Eduardo Ortiz Moraga, mi tío.

Esta semana la familia recibió la noticia de que había sentencia definitiva en el caso de la desaparición de Jorge. Se condenó a 4 jefes de la Dina y 3 funcionarios de investigaciones a pagar con pena de cárcel y al estado de Chile a indemnizar a la familia.

Esto es la parte final de la sentencia: “Está acreditado en autos que la privación de libertad de la víctima Jorge Eduardo Ortiz Moraga, produjo un estado de incertidumbre y grave angustia para sus familiares, dolor que se vio agravado al no realizar el Estado de Chile una investigación oportuna para evitar dicha situación de incertidumbre respecto del destino final de éste, ello no obstante la actividad que desarrollaron las actoras civiles y sus respectivas familias; por el contrario, los agentes de Estado voluntariamente, con crueldad y sin humanidad, dificultaron y desinformaron a los parientes cercanos acerca de la suerte corrida por el ofendido, agregando la crueldad de hacer perder definitivamente a la madre a un hijo de conducta ejemplar, estudiante de educación superior que cursaba la carrera de medicina en la Universidad de Chile”.

Y así fue: Crueldad, falta de humanidad, desinformación, negación, eso fue lo que vivimos, sobre todo la madre de Jorge, mi abuela, Audolina Moraga. Entre los papeles, habeas corpus presentados, había una carpeta que tenía las señales de la existencia de Jorge. Esa era la carpeta que trataba de mostrar que Jorge sí existió, que era su hijo.

Jorge Ortiz nació en Nancagua, sexta región. Hijo de Audolina Moraga y Francisco Ortiz. Vivieron un tiempo ahí para después venirse a vivir a Santiago. Entró al INBA (Internado Nacional Barros Arana) y en 1972 entró a estudiar Medicina a la Universidad de Chile. Tenía 20 años cuando es detenido el 12 de diciembre de 1974, llevado al centro de tortura conocido como Venda Sexy y es hecho desaparecer el día 24 de diciembre de ese año.

Nunca he dejado de pensar como fueron esos días para mi abuela. Jorge, el hijo menor de 5 hermanos, que iba a ser médico. Debe haber sido el orgullo de ella, a él lo habían detenido y no sabría de él nunca más. Sólo supo por testimonios de detenidos que habían estado con él, que estuvo en la Venda Sexy esos 12 días, después…un hoyo negro. De hecho la sentencia llega solo hasta ese punto, al momento en que a él y a otros 3 compañeros los sacan de Venda Sexy el día de Navidad, a un destino desconocido.

Nada más se sabe. No se sabe quienes los llevaron en esa camioneta, no se sabe donde lo llevaron, quienes dieron la orden, porque lo hacen desaparecer, no se sabe nada más.

En la sentencia hay dos de los culpables muertos y una de las querellantes, mi abuela. La justicia llegó tarde para los culpables y para las víctimas. No está Contreras ni Moren Brito que tendrían que cumplir cientos de años por todos los casos de detenidos desaparecidos. No está mi abuela para sentir que algo de justicia se está haciendo.

Pero está Ana María, la esposa de Jorge que hoy vive en Francia, están los hermanos de Jorge, estamos nosotros los sobrinos, están los amigos y compañeros de Jorge. Para todos ha sido una pequeña brisa de justicia, un aire fresco que entra y nos recuerda que se puede hacer justicia todavía. Gracias a abogados como Nelson Caucoto que tomó la causa hace ya más de 30 años, es que estamos en este momento, sintiendo que hay algo de reparación. El estado reconoce sus faltas y la justicia intenta ponerse al día. En ese punto estamos en el de sentir que al menos algo se cierra con esta resolución.

La historia no termina aquí. No podemos cerrar si no sabemos dónde está. No podemos cerrar si siguen habiendo culpables en la calles.

Material Sentencia Ortiz Moraga

Alvaro González