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Verónika Mendoza y la izquierda peruana que espera dar la sorpresa en las elecciones

Por: Francisco Parra | Publicado: 10.04.2016
Verónika Mendoza y la izquierda peruana que espera dar la sorpresa en las elecciones veronika mendoza |
Perú enfrenta un nuevo proceso eleccionario marcado por el retorno de fujimorismo de la mano de Keiko Fujimori, principal favorita para esta noche, y por la inédita irrupción de la izquierda de mano de Verónika Mendoza, una joven diputada del Cuzco que amenaza con dar la sorpresa y meterse en segunda vuelta.

Perú vive horas decisivas. Hoy se celebran las elecciones presidenciales, tal vez las más importantes de los últimos tiempos debido a las consecuencias que pueden generar en el país vecino.

Son tres candidatos los que llegan a esta jornada con posibilidad de llegar a segunda vuelta. Keiko Fujimori, hija del encarcelado ex presidente Alberto Fujimori es casi seguro que seguirá en carrera, ya que las encuestas muestran su superioridad en relación al resto superando el 30%; Pedro Pablo Kuzynski (PPK) , reconocido economista neoliberal y Verónika Mendoza, una joven diputada cusqueña que se ha convertido en la revelación del actual proceso.

¿Por qué son distintas estas elecciones en Perú? Un punto influyente fue que el pasado 17 de enero, en plena campaña, se publicó la Ley de Organizaciones Políticas, que en su artículo 42 prohíbe a los candidatos ofrecer dádivas y los castiga con nada menos que la exclusión de las elecciones. Un cambio de reglas en el juego que marcó un quiebre y provocó la prohibición de las candidaturas de César Acuña y Julio Guzmán.

Esto desordenó todo el panorama y permitió la aparición de PPK y sobretodo, de Mendoza.

Pero otro punto que ha marcado el proceso es la fuerza de Keiko Fujimori y la masivas movilizaciones en su contra.

Keiko y la pesada herencia de su apellido

En el debate presidencial, la candidata que lidera las encuestas firmó un compromiso: “Respetaré la no reelección presidencial establecida en nuestra Constitución. Nunca más un 5 de abril. Mirando a los ojos al Perú firmo este compromiso de honor. Estos serán los principios que guíen mi gestión como presidenta del Perú”.

El 5 de abril de 1992 es una fecha fatídica en el Perú. Fue el día en que Alberto Fujimori se dio un autogolpe con el apoyo de las Fuerzas Armadas, cerrando el Parlamento e interviniendo el Poder Judicial. Entonces se derogó la constitución y se instauró la Carta Magna que rige al país hasta el día de hoy.

Keiko ha intentado constantemente desligarse de su padre. Algo que no es tan fácil de hacer, tomando en cuenta de que en el gobierno de Fujimori ella ejerció como Primera Dama, ya que su madre acusa al ex presidente de haberla torturado.

Hoy, Alberto Fujimori cumple 25 años de presidio. Condenado en 2009, se le encontró responsable, «más allá de toda duda razonable», de la masacre de quince personas en una fiesta popular celebrada en una quinta en los barrios altos de Lima; del asesinato de nueve estudiantes y un profesor de la Universidad Enrique Guzmán y Valle ‘La Cantuta’, y en los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y del empresario Samuel Dyer ocurridos la noche del «autogolpe».

Pero eso no es todo: Entre 1990 y 2000 se realizó una esterelización forzosa de más de 300 mil mujeres indígenas como parte del Programa Nacional de Planificación Familiar del gobierno de Alberto Fujimori. Keiko, aún lejos de condenarlas, ha rechazado las acusaciones, minimizándolas y calificándolas como un «error».

Keiko es la apuesta de la conservadora agrupación Fuerza Popular para llegar al gobierno. Se ha manifestado a favor de la pena de muerte y en contra del matrimonio de personas del mismo sexo. Y tal como su padre, el peso de la corrupción también le llega, especialmente tras las nuevas reglas del juego en las elecciones peruanas. Se le ha acusado de recibir fondos de financiamiento a través del cobro de cocteles y rifas. Sin embargo, y pese a las resoluciones contra Guzmán y Acuña por el mismo tema, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) desechó las acusaciones. Dando explicaciones, su candidato a vicepresidente dijo que “Keiko no tocó sobres de dinero, la virgen la protegió”. Se le acusa, además de recibir financiamiento del narcotráfico.

Esta seguidilla de cuestionamientos ha provocado que en las últimas semanas miles de peruanos hayan salido a las calles para protestar contra la campaña de Keiko. “Fujimori nunca más”, era el grito más repetido.

Lejos la más apoyada -tiene una base de 30% que le garantiza la segunda vuelta- es también por lejos la más odiada. Y el «antifujimorismo» podría dar vuelta las cosas en el balotaje final.

Verónika Mendoza y la renovada izquierda

Cusqueña, psicóloga, antropóloga y diputada, la joven Verónica Mendoza -tiene tan solo 35 años- llegó al Congreso de la mano del Partido Nacionalista del actual presidente Ollanta Humala. Sin embargo, dejó el oficialismo a poco iniciado el gobierno debido a profundas diferencias con el presidente.

Hoy, como candidata del Frente Amplio, representa el intento más serio de la izquierda peruana en los últimos 25 años por disputar la presidencia del país. Su crecimiento ha sido notorio: en enero marcaba 1% en las encuestas. Las últimas la muestran cercana al 20%, disputando voto a voto el paso a segunda vuelta con el empresario PPK.

“Siento que nuestra visión de cambio está sintonizando con la ciudadanía. Nosotros representamos la única alternativa verdadera de cambio y eso está siendo valorado por la ciudadanía. La guerra sucia no nos afecta”, dice Mendoza, en referencia a las constantes asociaciones que se le hace desde diarios de circulación nacional con el chavismo.

Aún perdiendo en las presidenciales, el Frente Amplio obtendría un considerable número de bancas en el Congreso. Algo inédito para la izquierda, considernado la inexperiencia del conglomerado, falta de aparición mediática y el hecho de que los recursos de campaña ni se acercan a las maquinarias de Keiko Fujimori, PPK o el ex presidente Alan García.

Poco a poco, Mendoza obtuvo notoriedad nacional, especialmente entre los sectores pobres y rurales, los más abandonados de todos los comicios presidenciales. Ha recorrido el país de cara a los peruanos. A todos, sobretodo a la población indígena. Un encuentro en televisión con un periodista la catapultó: recordandole el origen francés de su madre, Aldo Mariátegui decidió iniciar la entrevista en dicho idioma. Mendoza le respondió en quechua, descolocando al entrevistador.

Pese a la ofensiva de sectores conservadores, Mendoza se ha distanciado del chavismo, siendo crítica de dicho proceso tanto como los de Evo Morales y Rafael Correa. «Somos partidarios de la democracia, la inversión extranjera y el libre mercado (…) Somos una izquierda moderna que no tiene compromisos con el pasado”, ha dicho.

No se refiere públicamente al imperialismo ni condena injerencia norteamericana. Su foco es combatir la corrupción desatada en un país que, pese al crecimiento económico de los últimos años, parece acentuar cada vez más las desigualdades. Propone una nueva Constitución para Perú, dice que rechazará firmar el TPP y apunta a diversificar la matriz productiva, para abandonar el extractivismo dependiente del país. La minería, dice, se debe ejercer siempre como un proyecto en conjunto con las comunidades locales, que sean ellas las beneficiarias y no las grandes transnacionales extranjeras.

Una segunda vuelta entre Fujimori y Mendoza sería histórica, pues por primera vez el país elegería a una mujer como primera mandataria. Y además porque se trata de las dos fuerzas políticas más antagónicas del espectro. El programa de Mendoza tiene 4 ejes: economía para la gente, no para los grandes negociados; estado para la gente, libre de corrupción; derechos para todos sin discriminación; y progreso sin destruir la tierra. Todos son, en alguna medida, respuesta a la herencia del fujimorismo en la política peruana.

Hace unos días se difundió un video en el que distintas figuras ligadas a la izquierda internacional le dieron su apoyo a Verónika Mendoza. Entre ellas, los chilenos Giorgio Jackson y Camila Vallejo y el español Pablo Iglesias.

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