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La crisis socioambiental en Chiloé y el rol de los científicos

Por: Felipe Villanelo Lizana | Publicado: 09.05.2016
La crisis socioambiental en Chiloé y el rol de los científicos chiloe 22 |
Mucho se ha dicho en nombre de la ciencia a propósito de la crisis en Chiloé, aprovechando el valor normativo del que ésta goza en nuestra sociedad. Sin embargo, habría que recordar que este valor se ha de construir sobre evidencia y respetando mecanismos de validación propios de un método, que incluye un sistema de evaluación entre pares, y que no emerge mágicamente de los diplomas de los investigadores.

Mucho se ha dicho en nombre de la ciencia a propósito de la crisis en Chiloé, aprovechando el valor normativo del que ésta goza en nuestra sociedad. Sin embargo, habría que recordar que este valor se ha de construir sobre evidencia y respetando mecanismos de validación propios de un método, que incluye un sistema de evaluación entre pares, y que no emerge mágicamente de los diplomas de los investigadores.

Si analizamos la asignación de recursos para investigar temas relacionados con la marea roja durante los últimos 10 años, encontramos que el programa Fondecyt ha adjudicado menos de 1 proyecto al año y Fondef regular tan solo 2 proyectos en los mismos 10 años. En 2002, 2007 y 2010, Fondef abrió concursos especialmente enfocados en marea roja, adjudicando aproximadamente 6 proyectos en cada ocasión.

Esto contrasta con las investigaciones en torno a salmónidos. Esta línea se adjudica en promedio 6 proyectos al año, 3 en Fondecyt y 3 en Fondef. Estas investigaciones se centran en el estudio de la biología, fisiología, ecología u otros, de estos peces que no son naturales para nuestro país. También se incluyen estudios de sus enfermedades (piojo de mar y algunas bacterias y virus específicos). Buena parte de estas investigaciones, en particular en Fondecyt, son de ciencia básica, sin una aplicación ni ligazón explícita a la industria salmonera. Sin embargo estudiar una especie exótica y sus enfermedades, que tiene un uso netamente comercial, de alguna u otra forma irá en beneficio de quienes explotan tal recurso, las salmoneras. Así, el presupuesto total asignado a estudios que pueden llegar a beneficiar a esta industria es entre 2 a 4 veces superior al del presupuesto asignado a marea roja.

Por su parte, los proyectos adjudicados para estudiar el impacto ambiental de la industria salmonera, han sido 14 en los últimos 10 años en Fondecyt, con un presupuesto total equivalente al 14% de lo asignado a investigación relativa a salmónidos. Solo un proyecto enfocado en el estudio de la remediación de esos efectos ha sido asignado en el mismo periodo.

En cuanto a grandes centros de investigación, financiados por otro tipo de fondos (como Fondap o Iniciativa Científica Milenio), existe uno dedicado a acuicultura, algunos de oceanografía, pero ninguno en torno a marea roja o pesca artesanal.

En general, los investigadores chilenos han defendido su derecho a trabajar “motivados por la curiosidad”. En el caso de los analizados programas Fondecyt, Fondef regular e Iniciativa Científica Milenio, éstos no imponen temáticas específicas a los investigadores. Entonces la explicación a los sesgos en la distribución de recursos entre los temas que hemos mencionado debe buscarse, en los propios investigadores y sus fuentes de financiamiento.

Chile tiene una amplia gama de problemas de escala social que necesitan ser investigados científicamente, sin embargo la curiosidad de la ciencia ha servido hasta ahora a intereses parciales. Los empresarios salmoneros han recibido un importante respaldo académico, financiado con fondos públicos, para el aumento de su producción. Estas investigaciones han sido en ciencia básica o aplicada, declarando explícitamente o no a sus beneficiarios finales. En cambio, para apoyar a los habitantes de Chiloé durante este conflicto no ha habido ciencia, y en lugar de curiosidad y voluntad de investigar seriamente todas las posibles causas de la crisis, los chilotes han recibido la negación soberbia de científicos que dan su opinión a través de la prensa, sin estudios que los respalden.

La falta de investigación, o mejor dicho el desequilibrio en la asignación de temas a investigar, nos deja sin la capacidad de ponderar correctamente la influencia de cada uno de los factores señalados como posibles causas de la crisis ambiental, ni menos de planificar soluciones.

Necesitamos entonces, que los científicos dejen de escudarse en su “libertad para investigar” y que el Estado se haga cargo de su rol en asignar prioridades en investigación, decidiéndolo abierta y democráticamente. En ciencia, hasta ahora parece que solo hemos escuchado a los salmoneros, ¿cuándo escucharemos a la gente?

Fuente: Elaboración propia a partir de datos entregados por Conicyt.

Felipe Villanelo Lizana