|
Hoy se cumple un año del crimen contra el estudiante de Prevención de Riesgos y de Exequiel Borvarán, los jóvenes asesinados a quemarropa en la manifestación estudiantil en Valparaíso. En este primer aniversario, familiares y amigos rinden homenaje y proclaman justicia para que el principal sospechoso sea condenado por homicidio calificado.
La mañana del 14 de mayo de 2015, hace justo un año, Fabricio González recibió un mensaje en uno de sus grupos de Whatsapp, en el que otro miembro preguntaba quién iría a la marcha estudiantil programada para ese día. Nadie respondió. Por eso, cuando horas más tarde se enteró que su amigo y compañero Diego Guzmán – 25 años, estudiante de Prevención de Riesgos de la Universidad Santo Tomás- había resultado muerto, no lo podía creer. Nadie sabía que Guzmán asistiría a la manifestación y ninguno de sus cercanos podía comprender las circunstancias en que pasaron los hechos.
Esta tarde, González se prepara para la conmemoración del primer aniversario del asesinato de su amigo, quien junto a Exequiel Borvarán (18 años) recibió una bala de Giusseppe Briganti, único sospechoso y quien permanece en prisión preventiva en la Unidad Especial de Alta Seguridad del Complejo Penitenciario de Valparaíso, en pleno proceso del juicio oral.
Con los antecedentes recabados hasta el momento, se ha logrado determinar que Briganti disparó intencionalmente con una pistola de 9 milímetros desde su edificio en calle Molina en Valparaíso, justo cuando Carabineros reprimía y dispersaba la marcha estudiantil.
Según comenta Fabricio González a El Desconcierto, Briganti amenazó y agredió a los manifestantes, para luego subir hasta su departamento para buscar el arma y disparar, por lo que el Movimiento Ciudadano Justicia para Diego y Exequiel, no acepta el crimen como un homicidio simple. «No creemos que es un homicidio simple, es calificado porque antes de lanzar el disparo amenazó a la gente que estaba en la plaza Victoria, entonces hay una premeditación y alevosía. En este momento está siendo procesado por homicidio simple pero teniendo más pruebas los antecedentes son evidentes y suficientes para demostrar que fue intencional», asegura González.
Aunque los medios difundieron en un comienzo que el enfrentamiento se produjo cuando Guzmán y Borvarán realizaban supuestos grafitis en el edificio de propiedad del padre de Briganti, Fabricio González negó esta versión desde un comienzo. El también militante de las Juventudes Comunistas siempre confió en la versión que, a los días, y gracias a la existencia de un video y de los peritajes de la PDI, demostró que los rayados fueron realizados por otros jóvenes y cuyo contenido ni siquiera hacía alusión a las demandas estudiantiles, sino que a la comunidad de skaters.
En este año la familia y amigos se han organizado para luchar en conjunto para que se haga justicia y se mantenga la memoria ante el asesinato de los dos estudiantes de la Universidad Santo Tomás. Aunque Exequiel Borvarán también era estudiante de esa casa de estudios, donde cursaba primer año de Psicología, no conocía a Guzmán. Ambos, tuvieron la desgracia de ser asesinados por la misma bala que cruzó el cuello de Exequiel Borvarán e impactó en el corazón de Diego Guzmán.
La universidad rindió un homenaje a los jóvenes e instaló una placa en su memoria. En junio del año pasado, la casa de estudios hizo entrega del título póstumo a Diego Guzmán en la ceremonia de graduación de sus compañeros. El día de la fatídica marcha, el estudiante había entregado los papeles de su práctica para comenzar el proceso de titulación. Según la información que han recabado sus cercanos, Guzmán participó de la movilización estudiantil y una vez finalizada fue a comprar algo para comer. Se instaló en la plaza Victoria para terminar «el bajón», como dice González, y en eso «llegó fuerzas especiales a reprimir justo donde estaban comiendo e ingresaron en medio de la plaza con el zorrillo y el guanaco, por lo que todos comenzaron a correr». En medio de ese caos, Diego Guzmán se separó de los dos amigos con los que asistió y se perdió entre la multitud. Sólo 7 minutos pasaron entre que lo perdieron de vista y el disparo que terminó con su vida.
Para la madre de Diego, Alicia Farías la justicia no está respondiendo como esperaban. “Estamos estancados, porque se supone que a estas alturas debería estar el caso resuelto y ya estamos a un año de lo ocurrido. Para mi hay mucha ambigüedad en este caso, porque cuando se hizo la reconstitución de escena fue totalmente diferente a lo que habían dicho», dice en entrevista con El Desconcierto.
Además, Farías asegura que el Estado no se ha hecho presente y sólo le proporcionó a un abogado al que nunca ha visto. «No tengo ningún tipo de ayuda. Nadie se me ha acercado y me he estado moviendo sola. Yo no he visto nunca al abogado, nunca se ha acercado para mostrarme a mi los documentos. Yo voy a las audiencias y me informo por mi cuenta. Hasta ahora no se está haciendo justicia con el asesinato de mi hijo», afirma la madre de Diego.
En este primer aniversario, el Movimiento Ciudadano Justicia para Diego y Exequiel rendirá un homenaje en el Auditorio Municipal de Quillota. El movimiento no sólo se organiza hasta alcanzar la justicia, sino que además pretende promover la memoria instalando placas en honor a los jóvenes y apelar a la convivencia ciudadana, al diálogo como resolución de problemas, el resguardo de la población cuando se manifiesta y el derecho a caminar libremente por el espacio público.
Antes de colgar, Fabricio González subraya: «Quiero que a Diego se le recuerde por lo que era: un joven comprometido que siempre puso por delante de todo la militancia en su territorio, su natal Quillota, donde siempre tuvo una gran entrega a su comunidad».
