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Opinión

Escritura residual

Por: Sebastián Valenzuela Valdivia | Publicado: 02.06.2016
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A través de una acción mancomunada, Hakim y Fuentes efectúan un recorrido exploratorio por el territorio aledaño a la Galería PANAM (Barrio Brasil), en el cual intervienen el espacio por medio del lijado y de grabaciones sonoras. Robinson Hakim con un autodenominado proceso de lijografía, obtiene color mediante la abrasión manual entre lija y diferentes materialidades del sector; muros, postes de alumbrado público, balones de gas, rejas, autos y otros, donde a partir de tal fricción, partículas pigmentadas son desprendidas del objeto y capturadas informalmente en la lija.

I

Una de las cualidades reconocibles del arte es la relación entre las obras y un posible “fuera de ellas”, esto por la condición sígnica de las mismas que en su comparecencia siempre remiten a una exterioridad de sentido o contexto. Este recurso también es el fundamento principal de todas las relaciones del lenguaje occidental, en que el significante se corresponde arbitrariamente con un significado que está fuera de él y su vez, el vínculo entre ambos responde única y exclusivamente a una convención social de un determinado contexto (tiempo y espacio). A partir de esto, podríamos asegurar que toda obra deviene como acontecimiento del lenguaje.

En este caso particular, tanto el lenguaje como específicamente la escritura se posicionan como herramientas que fijan las intenciones “del decir”. A través de la materialidad gráfica, se fija e inserta un discurso (Ricouer, 2010). Esta misma estrategia es aquella que emplea Hakim y Fuentes, quienes a través de distintos soportes utilizan materialidades para contener e imprimir, en y a través de ellos, determinadas historias, vivencias, recorridos, investigaciones y exploraciones. Es decir, una memoria alojada en aquellas inscripciones residuales.

II

A través de una acción mancomunada, Hakim y Fuentes efectúan un recorrido exploratorio por el territorio aledaño a la Galería PANAM (Barrio Brasil), en el cual intervienen el espacio por medio del lijado y de grabaciones sonoras. Robinson Hakim con un autodenominado proceso de lijografía, obtiene color mediante la abrasión manual entre lija y diferentes materialidades del sector; muros, postes de alumbrado público, balones de gas, rejas, autos y otros, donde a partir de tal fricción, partículas pigmentadas son desprendidas del objeto y capturadas informalmente  en la lija.  Paralelamente a esto Nicolás Fuentes –quien comúnmente realiza obras a través de grabaciones del material sonoro obtenidos de la ciudad–, registra el proceso de lijado de Hakim, capturando lo audible de tal acción. A esta pista de audio, Fuentes suma diversas grabaciones de entrevistas a personas del barrio mientras les pedía sus desechos tecnológicos. Posteriormente, estos desechos, reciben y alojan el paisaje sonoro producido a través de todas las grabaciones.

III

Escritores, lingüistas y filósofos del lenguaje[1] se han preguntado por cómo salvar el discurso. Es decir, ¿cómo fijar el discurso oral sin emplear la tradicional escritura? En este caso, a través de Hakim y Fuentes es posible observar potencialmente dos maneras de rescatar la discursividad de lugares u objetos a través de la captura, fijación o escritura con residuos. En la obra de Fuentes, encontramos la voz y todo el material sonoro gracias a la captura realizada por el artista. La condición innata de todo material audible, deviene en una pérdida e imposibilidad de fijación, por lo tanto, para que ésta sea fijada se requiere de un soporte electrónico que capture las ondas sonoras. Justamente, la grabadora de Fuentes se convierte en aquel mecanismo que captura la parcialidad del residuo sonoro. En el caso de Hakim, el residuo capturado por la lija se transforma en un tipo de registro de los objetos restregados, permitiendo proveernos de una parcialidad de su existencia y presencia.

Tal como mencionamos, ambas obras se presentan como análogas a la escritura, en ellas encontramos nuevas tipologías de representación gráfica a través de signos trazados o fijados en un soporte (lija o pista  de audio), donde el objetivo principal es proveer por medio de estas obras la memoria de un determinado lugar. Es decir, a través de estas piezas podemos experienciar una memoria activada y escenificada en el espacio expositivo de la galería. Estas, logran reconstruir las coordenadas de la coyuntura particular del barrio, condensando las transacciones simbólicas de este territorio y además, lograr reproducir la performatividad ausente de las acciones ejercidas por ambos artistas. Incluso, podríamos afirmar que a través de ellas se logra imprimir “visualmente la imagen de un paisaje en descomposición, reducido a un basural de recuerdos, cadáveres, escombros, vestigios de experiencia, a los que se suma una serie de desechos culturales compuestos por ilusiones perdidas, narraciones obsoletas, estilos pretéritos, tradiciones caducas[2]”. Tal como nos menciona Richard, a través del residuo y su multiplicidad en tipologías, es posible reconstruir y develar un panorama desmemoriado. Que se ha caracterizado por diversas borraduras y tachaduras que el residuo nos hace catalogar como vestigio o recomposición. Aquí, nos percatamos que el recuerdo o la memoria necesita de una superficie, donde es posible grabar una relación entre marca, textura y acontecimiento[3]. Esta inscripción en y desde el medio permite la reinscripción y relectura de posibles nuevos efectos de sentido.

Un ejemplo de ello es el propio Barrio Brasil, lugar donde se aloja Galería PANAM, el cual ha sufrido diversas transformaciones demográficas. Alrededor de la década de los cuarenta fue un barrio de la clase alta santiaguina y progresivamente pasó a ser uno de clase media, mientras que en los últimos años se convirtió en un incipiente foco cultural y hogar de inmigrantes. Todas estas trasformaciones han producido un sinnúmero de residuos o vestigios que actualmente develan parte de la historia cultural, social y demográfica del sector. Actuando justamente como un engrama[4] que posibilita la reconstrucción de una memoria antiguamente escenificada. Las obras aquí presentes trabajan contra aquellas operaciones de borraduras, empleando mecanismos de fijación que pone acento sobre aquella posibilidad de vestigio del residuo.

Referencias

Richard, Nelly (2001). Residuos y Metáforas Ensayos de Crítica Cultural sobre el Chile de la Transición. Santiago: Cuarto Propio

Ricoeur, Paul (2010). Del texto a la acción. Ensayos de hermenéutica II. Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.

[1]  Ver en Paul Ricouer, Del texto a la acción: Ensayos de hermenéutica II, Fondo Cultura Económica, Buenos Aires, 2010, p. 171.

[2] Ver en Nelly Richard, Residuos y Metáforas (Ensayos de crítica cultural sobre el Chile de la Transición), Cuarto Propio, Santiago, 2001, p. 79.

[3] Ibidem, Pág. 15.

[4] Los engramas se pueden definir como aquellas huellas o símbolos visuales que quedan registrados o archivados en la memoria de cada cultura. Se caracterizan por un carácter influyente dentro de la sociedad, ya que condicionan las formas de percibir.

 RESIDUOS DESPLAZADOS

 Artistas: Robinson Hakim & Nicolás Fuentes

Curador: Sebastián Valenzuela Valdivia

Del 27 de Mayo al 18 de junio 2016

Dirección: Galería PANAM. Guardiamarina Ernesto Riquelme #586, Metro Santa Ana

Sebastián Valenzuela Valdivia