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Opinión

América Latina: Crítica a la crítica

Por: Álvaro Cuadra | Publicado: 11.07.2016
América Latina: Crítica a la crítica pensamiento critico |
El panorama no podría ser más sombrío, asistimos a una época en que el “pensamiento crítico” patrimonio del “intelectual” (orgánico o no) ha sido desplazado por la “expertise” del académico o consultor, desprovisto de todo componente político.

Una de las muchas paradojas del pensamiento en América Latina, es la constatación del fracaso de las fórmulas – soi disant“progresistas” y al mismo tiempo, el reclamo por una “batalla de las ideas”, precisamente, en un momento histórico carente de ideas nuevas y distintas. Pareciera que el “pensamiento crítico” ha perdido su vigor, atrapado no solo en los nuevos contextos sino en sus propios prejuicios históricos y epistemológicos.

El nuevo contexto signado por lo que se ha dado en llamar “sociedades mediatizadas” ha sido capaz de abolir la figura histórica del “intelectual”, verdadero portador y sujeto del “pensamiento crítico” A esto se suma el hecho de que el horizonte político y cultural de las sociedades latinoamericanas fluye a un ritmo, cada vez, más vertiginoso, reconfigurando el imaginario histórico y social a través de todo el continente. La consecuencia inmediata es la dificultad de tomar una “distancia crítica” capaz de hacer inteligible nuestro presente. Los flujos mediáticos y digitales han tornado obsoletas una serie de conceptos y categorías de análisis.

El tiempo presente es susceptible de ser entendido como la más profunda e inédita “revolución cultural” en que converge la tecnología, la comunicación, el consumo y la globalización. De suerte que un cierto “pensamiento crítico” hoy no puede concebirse como un “revival” de alguna “Age d’Or” de antaño. Toda crítica es un pensamiento presente que crea una constelación histórica, solo un ahora es capaz de significar un pasado. Insistir en una “batalla de ideas”, sin nuevas ideas (y sin intelectuales), parece una aventura destinada al fracaso, una repetición de enunciados y conceptos disociados del ahora.

El panorama no podría ser más sombrío, asistimos a una época en que el “pensamiento crítico” patrimonio del “intelectual” (orgánico o no) ha sido desplazado por la “expertise” del académico o consultor, desprovisto de todo componente político. Las ideas progresistas y críticas aparecen, apenas, como una reedición de vetustos eslogans que han perdido todo su atractivo y toda su capacidad de seducción ante masas sumidas en el individualismo y el consumo suntuario.

En la hora presente, el mentado “pensamiento crítico”, lejos de ser un vector de sentido para la sociedad ha devenido, en el mejor de los casos, una suerte de exótico discurso para iniciados, cuando no, un ritual más en el “ranking académico”. Condenado a los márgenes, históricos, políticos y culturales, todo “pensamiento crítico”, posee, no obstante, la potencialidad de ofrecer, justamente, una “diferenciación marginal”, la simiente de lo nuevo. La historia parece demostrar que está marginalidad del “pensamiento crítico” ha sido desde siempre su condición de posibilidad.

 

 

 

 

 

 

 

Álvaro Cuadra