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Director de película Colonia: «La idea de turismo en Villa Baviera es absurda, casi una broma»

Por: Pablo Álvarez Y. | Publicado: 13.07.2016
Director de película Colonia: «La idea de turismo en Villa Baviera es absurda, casi una broma» Florian foto |
En conversación con El Desconcierto, el alemán Florian Gallenberger se refirió también a las responsabilidades políticas que hubo en torno a Colonia Dignidad: «Por supuesto que hay responsabilidad del Estado chileno (…) Pero con la responsabilidad de Alemania, y eso fue una de las principales motivaciones para hacer la película, ha sido un desastre durante 40 años».

El cineasta alemán Florian Gallenberger tenía sólo nueve años cuando su profesor de escuela primaria decidió tratar en una clase un tema sumamente delicado: Colonia Dignidad, el énclave alemán en Chile que sirvió como centro de tortura, detenciones, experimentos y abusos sexuales.

Según admite Gallenberger, en ese minuto no sabía ni qué era Chile, ni de política, ni quién era Augusto Pinochet, ni mucho menos que él se transformaría en un cineasta que terminaría realizando una película sobre el tema. Lo que sí sabía es cómo se sintió luego de la clase: “Encontré tan injusto lo que estaba pasando, que estaba muy enojado. Tan enojado como un niño puede estarlo”.

Pasaron alrededor de 30 años, cuando el ahora cineasta alemán y ganador de un Óscar en 2001 –por el cortometraje “Quiero ser”- volvió a escuchar de Colonia Dignidad. “Estaba con una sensación de ‘¡Wow! ¿Este lugar todavía existe?’. De alguna manera, la memoria de mi emoción de niño estaba ahí, haber visto esa historia fue la semilla del filme Colonia Dignidad”, asegura.

El día de ayer el presidente de Alemania, Joachim Gauck, si bien lamentó las atrocidades ocurridas en Colonia Dignidad y criticó la vista gorda que hicieron los diplomáticos alemanes en ese tiempo, descartó que hubiese habido una “corresponsabilidad” del Estado alemán y una posibilidad de indemnizar a las víctimas. «No aceptaremos reclamos de reparación, el Gobierno alemán no instauró la dictadura en Chile», dijo el mandatario.

En su delegación se encuentra el propio Gallenberger, quien se mostró agradecido de la invitación y de poder participar del estreno de la película –que comercialmente se estrenará el 4 de agosto- en el Centro Cultural Palacio de la Moneda. Sobre este y otros temas, el director habló con El Desconcierto.

Antes de la exhibición de Colonia acá, ¿había tenido la oportunidad de preguntarle a las propias víctimas cómo se sintieron después de ver la película?
-Bueno, he podido hablar con muchas de las víctimas porque han apoyado fuertemente la película. Estoy pensando, entre otros, en personas como Luis Peebles o Erick Zott, ambos activistas y estudiantes chilenos que fueron torturados en la Colonia Dignidad. Ellos vieron el filme en Berlín y en Viena. Hicimos un panel de discusión después y Erick Zott estaba especialmente conmovido. Se quebró en lágrimas después de la película y dijo «bueno esto ya pasó hace cuarenta años, pero ver la película y ser transportado a ese tiempo me hizo revivir las emociones”. Fue muy intenso y conmovedor para mí también.

¿Cómo manejó el tema de la violencia? Algunos ex colonos han dicho que el filme es muy realista, pero que lo que sufrían era incluso peor.
-Por supuesto, una historia de Colonia Dignidad es también una historia acerca de la violencia, que era uno de los fundamentos del sistema de Paul Schäfer. Sin violencia no había Colonia Dignidad. Yo personalmente no tengo un placer con mostrar violencia en una película. Por esto, la pregunta era «¿Cuál es el balance correcto? ¿Cuánta violencia mostrar para hacer una película verosímil respecto a la Colonia Dignidad?». Si miras el filme, yo diría que es sorprendente la poca violencia que ves actualmente. Hay dos escenas cortas con violencia, pero, además de eso, hay mucha presión psicológica creada sin que veas violencia directamente. Yo creo que eso es lo que quería lograr. La gente vivía con una presión enorme todo el tiempo, porque en cualquier minuto te podían golpear, castigar. Para mí era importante crear una atmósfera de violencia más que mostrarla todo el tiempo.

En otra arista, ¿cómo ves el tema de las responsabilidades políticas de la época? Que las hay del Estado chileno y también del alemán.
-Absolutamente. Una cosa interesante de Colonia Dignidad es que es muy compleja: Es un asunto político con la participación de la DINA y el régimen de Pinochet, pero también es un asunto político con el involucramiento de la embajada alemana, es un culto religioso, es una historia de abuso de menores. Es una combinación de varios asuntos interesantes y eso la hace tan compleja. Por supuesto que hay responsabilidad del Estado chileno, que no sé qué tan bien ha lidiado con este tema. Pero con la responsabilidad de Alemania, y eso fue una de las principales motivaciones para hacer la película, ha sido un desastre durante 40 años. Nada ha pasado en Alemania, y el Estado alemán y sus oficiales han hecho vista ciega en todo el asunto de Colonia Dignidad.

¿Ha cambiado en algo con la exhibición de la película?
-Algo por lo que estoy realmente feliz es porque después de que el filme se lanzó en los cines en febrero de este año, ha traído un cambio bastante drástico en la actitud de los políticos del Ministerio de Relaciones Exteriores, porque el tema se volvió tan fuerte que ya no lo pueden ignorar. El ministro mostró la película en una pantalla gigante, dio un discurso notable después y abordó las fallas que han ocurrido en el pasado, que son las responsabilidades de ese ministerio. Él dijo: «necesitábamos esta película para darnos un impulso”. Nosotros miramos a nuestro propio pasado, nuestras responsabilidades. Abrimos los archivos, por lo que ahora se puede ver en ellos lo que ha estado pasando en Colonia Dignidad, y eso es de mucha ayuda.

¿Qué opina de que este lugar, ahora Villa Baviera, siga funcionando como un centro turístico?
-Si vas allá es muy raro, es perturbador. No soy muy supersticioso pero tú sientes el espíritu de las cosas que ocurrieron cuando estás ahí. Siempre es más fácil criticar que tener la solución, pero creo que es muy obvio que aún no saben lidiar con su propio pasado. No es tan fácil, ellos viven allá, muchos son víctimas en una cierta forma, no todos son solamente culpables. Son gente muy vieja que también es difícil de llevar a vivir a otro lado, nunca vivieron en una sociedad libre. La idea de turismo es absurda, es casi una broma, pero el mayor problema, el primer paso, es que necesitan encontrar una manera de lidiar con lo que ahí ha pasado.

¿Cómo podría lograrse esto?
-En un memorial, un museo, o con cualquier forma en la que puedan encarar la verdad de su propio pasado. Yo sé que ha habido algunos intentos, hay una línea de tiempo de Colonia Dignidad que dice «fundada en 1961, luego esto y esto pasó», pero cuando llega al período entre 1973 y 1989, sólo dice «años difíciles». Y uno dice «wow, ¿sólo ‘años difíciles´? ¡Las cosas que me interesa saber están justamente ahí!». Necesitas saber el papel que jugaste esos años. No soy una persona que pueda apuntarles con el dedo, sólo creo que necesitan ser ayudados. Muchos están traumatizados, muchos vivieron el infierno, por lo que no es como que te puedas sentar y decirles qué hacer. Tienes que tomarles de la mano y ayudarlos a salir de este sistema de Paul Schäfer y empezar algo nuevo.

En otro tema, en términos de publicidad y distribución, hubo diferencia en cuanto a la película «Los 33», que tuvo una ceremonia con toda clase de políticos, mientras que con ‘Colonia’ fue en mayor parte la gente la que quiso para mostrar la película. ¿Cómo ve esta diferencia?
-Eso es una cosa loca como director: por un lado estás muy feliz de que la gente quiera ver tu película y haga un esfuerzo para mostrarla, y por otro lado eso es ilegal jajaja. Por eso estoy muy feliz de que la película se pueda estrenar oficialmente en agosto. Ahora, yo creo que aún es un tema político Colonia Dignidad y, según lo que sé, los medios están fuertemente controlados por fuerzas conservadoras de derecha. Creo que la gente todavía tiene precaución con tocar estos temas. Con los mineros es una historia menos política, más emocional, que el mundo entero siguió cuando ocurrió. Si te unes a esa historia, «no te puedes equivocar». Si lo haces con Colonia Dignidad, es más difícil y los políticos no quieren estar en el mismo lado y tomar un riesgo. Quizás esa es la razón de la diferencia.

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