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Julio Sarmiento: «Hay que construir una alternativa que se plantee ante la posibilidad que Lagos sea Presidente»

Por: Sebastián Flores | Publicado: 05.09.2016
Julio Sarmiento: «Hay que construir una alternativa que se plantee ante la posibilidad que Lagos sea Presidente» 2016-08-28 12.32.58 1 |
El ex Presidente Fech 2010 vuelve a la primera línea política postulándose como candidato a concejal por Santiago Centro. A propósito de su apuesta electoral, El Desconcierto conversó con Sarmiento de los ejes de su campaña en la comuna, del rol del PC dentro del oficialismo y de las posibilidades de converger con las fuerzas de izquierda que están fuera de la Nueva Mayoría.

La salida suroriente del Metro Cal y Canto, la que da a la zona en que la calle Puente muere en Ismael Valdés Vergara, es una pequeña feria libre que no se interrumpe en ningún momento del año: puestos de verduras y ropa, carros de sopaipillas, peruanos residentes vendiendo papas rellenas y promotores de empresas de Internet y TV cable ofreciendo su combo triple pack. A un costado de la salida del Metro está Aillavilú, el pequeño pasaje donde se encuentra La Piojera. En la entrada del local, un público multicultural comparte un momento de relajo: desde colombianos y dominicanos que viven en el sector hasta gringos y europeos en busca de una experiencia autóctona, desde universitarios de planteles privados hasta viejitos «curagüillas» que constantemente rondan el lugar. Nada que escape a la cotidianeidad de un día hábil cualquiera a las 18 horas.

En medio de toda esa fauna está parado Julio Sarmiento Machado (33), médico de profesión, militante comunista y actual candidato a concejal por Santiago Centro. Viene saliendo de su trabajo en el Ministerio de Salud, ubicado a pocas cuadras de ahí, donde se desempeña en el Departamento de Gestión de Riesgos en Emergencias y Desastres. Su candidatura va dentro del pacto “Nueva Mayoría para Chile” y pertenece al subpacto «Partido Comunista e independientes». Su lema es “Manos limpias para transformar” y en los afiches se autodenomina como «Doctor Julio Sarmiento», donde aparece con bata blanca y con un estetoscopio colgándole del cuello.

Sarmiento atraviesa el patio delantero de La Piojera mientras la gente bebe terremotos o cervezas. «Hace muchos años que no venía aquí, desde que iba en la U», confiesa. Al fondo de la zona de comedores hay una mesa vacía para dos personas, lugar escogido en común acuerdo con El Desconcierto para conversar. El candidato cuenta que la idea de postularse vino directamente desde la dirección de su partido y que, por lo mismo, deberá maximizar sus tiempos: el despliegue electoral lo debe hacer convivir con sus funciones en el Minsal y con los cuidados de su hija Adela, la cual se queda él tres días a la semana, según el acuerdo que tiene con la madre, la diputada Camila Vallejo. «De todas formas, es un desafío muy entretenido, que por el momento en el cual me encuentro, me convoca harto», revela.

Tú vives en La Florida, no en Santiago Centro, ¿por qué vas de concejal por esta comuna?

En tu pregunta hay un tema personal. De todas las posibles comunas de Santiago, esta es una donde yo he vivido harto tiempo, es la comuna donde yo trabajo y es la comuna que me convoca porque tiene mucho de los temas que  he estado trabajando el último tiempo en el partido y que son relevantes para mí. Santiago es una de las comunas que tiene la mayor cantidad de personas que son profesionales que están entre los 30 y 45 años. La mayor parte de las personas viven solas y en edificio.

Eso con el boom inmobiliario que experimentó la comuna en la última década, porque hace unos años no era tan así.

En su composición ha cambiado mucho, más hacia un perfil de residentes. Lo digo porque eso está muy vinculado con lo que he estado trabajando a nivel del partido como encargado nacional de profesionales y también porque es la comuna con la más alta población de migrantes, y además yo soy inmigrante, nací en Cuba. Ese rol más cosmopolita que tiene la comuna hizo que el partido evaluara que mi perfil podía representar un aporte en esta elección.

A los profesionales jóvenes -propios de zonas como el eje Santa Isabel o el barrio Bellas Artes- se les suma el habitante tradicional de Santiago Centro, que vive en lugares como Yungay o la parte sur de la comuna. ¿Cómo vas a encarar esta característica de la comuna?

El desafío que esto nos plantea es bien interesante. Por una parte, esta alta proporción de personas -más bien jóvenes profesionales- que viven en estos edificios de treinta pisos y son residentes relativamente recientes de la comuna obliga a plantearles propuestas que busquen concitar su apoyo. Por ejemplo, el acceso a determinados programas de salud, que es una cosa que nosotros hemos diagnosticado como deficiente relacionado a la población joven laboralmente activa, por falta de énfasis en algunos programas de la salud municipal. Pero el enfocarse y reconocer que estos grupos existen y tienen un porcentaje importante de presencia en la comunidad no tiene que hacernos invisibilizar a otras poblaciones que son o más vulnerables.

Los inmigrantes.

Con la situación de los migrantes hay que hacer un trabajo muy acucioso de poder favorecer la inserción, sobreponiéndose al sentimiento que se ha empezado a incubar de rechazo en algunos sectores de la población. A las personas les preocupa que los migrantes vengan a ocupar puestos de trabajo y favorecer la cesantía, o que vengan a copar las horas de atención médica de los consultorios. Los migrantes generan un efecto positivo en la sociedad, tanto por el acervo cultural que traen como por el efecto que ellos producen a nivel económico. Porque lo que se ha visto es que en Chile la migración es de personas trabajadoras, con alto nivel cultural y mayormente profesionales. Hay que darles opciones de integración laboral, acceso a la salud, participación en la cultura y en la territorialidad de los barrios que permitan que se produzca este diálogo.

Me imagino que lo dices porque tú también eres inmigrante, aunque ahora seas chileno.

Claro. O sea, formalmente, yo también soy inmigrante. Yo llevo muchos años acá, me siento muy vinculado a la realidad de este país. Yo no soy un inmigrante activo como tal, no tengo una comunidad de -por ejemplo- cubanos en Chile, pero sí tengo la sensibilidad por haber vivido en carne propia lo que tiene que ver con el proceso de nacionalización, con el choque cultural que se produce al inicio, con cómo sentirse parte de un país que no es propio, de cómo vincularse a lugares, comunidades, temas, personas que no necesariamente tienen los mismos códigos que tú. En ese sentido, creo que puedo ser un aporte.

¿Y qué plan hay para la periferia de la comuna? Mucha gente asocia el centro sólo al Paseo Ahumada, Lastarria o República, como si no hubiera sectores abandonados en la comuna.

El estar en el centro de la ciudad, el tener el perfil de este edificio alto, con personas jóvenes, no tiene que hacernos obviar que existen adultos mayores, que están principalmente en barrios a la periferia de la comuna, con grandes problemas de conectividad, de acceso a la salud y de inseguridad. A nosotros nos interesa harto que esta candidatura sirva para visibilizar temas olvidados en la mirada rápida de la realidad comunal, que puedan servir para generar organización, empoderamiento y construcción de barrio.

¿Cuál es tu opinión de la gestión de la alcaldesa Carolina Tohá?

El saldo en general es positivo. Nosotros la apoyamos como candidata de la Nueva Mayoría y creemos que es la que representa la mejor gestión entre todos los posibles candidatos que hay actualmente, independiente de que efectivamente hay algunas brechas que aún hay que mejorar en un eventual segundo mandato. Existen deudas pendientes en temas de participación, a como se toman las decisiones en el municipio, existen deudas pendientes respecto a cómo integrar a algunas sectores menos desfavorecidos o más débiles en las decisiones del municipio. Por ejemplo, pequeños comerciantes sienten que sus intereses no han sido mejor considerados hasta el momento, pero la gestión en general tiene un saldo positivo a favor de la alcaldesa.

¿Y frente a las acusaciones que se le han hecho respecto al financiamiento ilegal de su campaña con SQM?

Ese es un tema que tiene que aclararlo ella. No tengo opinión al respecto.

Foto: Camila Aguilera

Foto: Camila Aguilera

Quedarse en la Nueva Mayoría

Julio Sarmiento nació en Santa Clara, Cuba, una ciudad famosa tanto porque ahí se libró la batalla que en 1959 terminó con la caída del dictador Fulgencio Batista como por ser la ciudad donde, desde 1997, yacen los restos del Che Guevara. El 2002, con 19 años, se vino a vivir a Chile junto a su madre, quien nunca fue una comunista convencida. Al llegar a Santiago se instalaron en una casa en Pedro Aguirre Cerda y, como el joven cubano ya había terminado la secundaria, se metió a un preuniversitario para adaptarse al sistema educativo chileno y dar la PSU. Aunque entró por admisión especial como extranjero, ponderó 740 puntos y el 2004 ingresó a la prestigiosa carrera de Medicina en la Universidad de Chile.

El 2005, en la Casa de Bello, Sarmiento entró a militar a las Juventudes Comunistas y se convirtió en uno de los cuadros más destacados de la patrulla juvenil del PC. El 2010, tras varios cargos de representación estudiantil, se convirtió en presidente de la Fech. El 2011, y luego de formar parte del comité central de «la Jota», se integró formalmente al Partido Comunista. El 2013, mientras estudiaba un magíster en Salud Pública en la Chile, creó y lideró la red de profesionales de su partido. El 2014, tras el triunfo de Michelle Bachelet y la integración del PC a la Nueva Mayoría, fue nombrado asesor de la ministra de Salud Helia Molina (PPD), cargo que mantuvo cuando la jefa de cartera fue destituida y asumió en su lugar Carmen Castillo.

¿Cómo ves la crisis que atraviesa la Nueva Mayoría en tanto proyecto político? Por un lado, la llamada vieja guardia concertacionista ha regresado con todo y, ante eso, hay sectores del ala progresista -como Alejandro Navarro del MAS- que han manifestado que no sólo las reformas fracasaron, sino también la coalición.

Yo creo que efectivamente las reformas han sido insuficientes. No creo que sea efectivo plantear que hubo una suerte de fracaso en términos de lo que fue la Nueva Mayoría como proyecto político o a nivel de estrategia que se siguió a la hora de decidir integrarse a este conglomerado. Yo creo que se jugó una opción que era arriesgada, que iba a tener costos, pero que iba a permitir generar algunos avances que, de otro modo, no había ninguna otra garantía de poder conseguirlos. Y eso en cierto modo se ha venido cumpliendo. Claro, ha sido absolutamente insuficiente y eso tiene que quedar súper claro, pero ha sido insuficiente por la adversidad de la correlación de fuerzas al interior del conglomerado político.

Ante eso, ¿qué posible solución hay? Te lo pregunto a ti como militante del Partido Comunista.

Mi posición personal es que la Nueva Mayoría necesita ser superada desde un referente político que logre revertir esta correlación de fuerzas que es desfavorable y que hoy hace que los sectores más conservadores se estén expresándose con mayor fuerza, de manera tal que se permita dar paso a una hegemonía de sectores progresistas que estén por las transformaciones, que sepa recoger las demandas de la calle sin tenerle miedo a que la derecha pueda acusar que esto es populismo, porque efectivamente no lo es, es buen gobierno el hecho que sea receptivo de lo que se plantea en la calle. Y que sepa sobre todo, conciliar esto de la movilización con la construcción de país y políticas públicas.

¿Y según tú no se hace?

Los directivos que yo veo actualmente no saben cómo lidiar con esta estrategia de un pie en la calle y un pie en el gobierno. Se necesita que ingresen a los cargos públicos personas que estén dispuestas a ponerse del lado de los actores movilizados, haciendo que esos sectores movilizados tengan expresión de sus demandas en las políticas públicas. Eso hoy no se está viendo con la suficiente fuerza y es el escenario que hay que empezar a construir. ¿Cómo hacerlo? Ese es efectivamente el desafío, y no es solamente del PC, sino también de la disposición que haya de otras fuerzas en poder generar conglomerados que tengan vocación de mayorías y que tengan la capacidad realmente de disputar el poder y no un rol meramente testimonial. Ese yo creo que es el desafío a nivel de discusión política en el cual estamos hoy día insertándonos.

¿Pero vale la pena que el PC siga estando inserto en una coalición junto a sectores tan reaccionarios como la DC de Walker y en donde grupos como el PS y el PPD se han visto involucrados en escándalos de corrupción? ¿Es factible para un partido comunista, de izquierda, seguir trabajando con esos ellos?

Yo creo que hay desdramatizar un poco esos debates que ha habido al interior de la Nueva Mayoría. No es negativo que los partidos debatan o que discutan y que tengan posiciones que sean contrarias, no hay que tenerle miedo al debate. Lo peor que podemos hacer es plantearnos con falsos consensos, porque yo creo que la discusión en sí es fructífera, porque permite evidenciar y clarificar posiciones. Y justamente, en este escenario de despolitización y apatía, clarificar posiciones le hace bien al país, para que no termine siguiendo la tesis de la derecha de que todos los políticos son iguales, sino que efectivamente hay diferencias programáticas, hay diferencias ideológicas, es bueno que la hayan, es necesario, ojalá conciten suficiente apoyo para que puedan expresarse de manera mayoritaria y generar correlaciones de fuerzas distintas.

O sea, disputar la hegemonía dentro de la Nueva Mayoría.

Yo creo que eso le hace bien al país, a la izquierda y a la sociedad en general. No me parece para nada que sea algo que haya que plantear como cataclismico o como crisis profunda al interior del conglomerado o en el país en general. Habiendo dicho esto, yo creo que hay que tener la fuerza para salir a denunciar la corrupción que efectivamente pueda existir a nivel de los tráficos de influencias, el financiamiento irregular de las campañas o el cohecho que hemos visto en algunos parlamentarios. Eso hay que cuestionarlo y criticarlo en el grupo político que sea. Y si es al interior de la Nueva Mayoría, hay que salir todos a cerrar filas para condenar esos hechos, y para generar las acciones que permitan que esos hechos no se sigan cometiendo. Ahora, nosotros como PC tenemos las manos absolutamente limpias, y eso es importante decirlo con fuerza en cada oportunidad.

Por lo mismo, ¿no sería mejor salirse y construir algo con fuerzas políticas que también estén «limpias»?

Si nosotros nos vamos de la Nueva Mayoría, a los únicos que beneficiamos son a los sectores conservadores a tener chipe libre para seguir haciendo lo que quieran en términos de frenar las reformas y gobernar bajo las mismas lógicas de hacer política que hemos estado criticando. Que nosotros estemos y nos mantengamos hasta el final del gobierno le da viabilidad al proyecto político nacional con el cual estamos comprometidos y permite la fiscalización y el aprendizaje de la experiencia de lo que es ser gobierno, cosas que la izquierda necesita totalmente para poder plantearse un escenario de transformaciones más acelerado que el que hemos tenido en el último episodio. Por lo tanto, la opción de salirse de la Nueva Mayoría a mí me parece que es la opción de mayor beneficio para los sectores que nosotros justamente queremos confrontar, y frente a los cuales queremos imponer el avance efectivo de las reformas.

En ese sentido, ¿estar en un conglomerado donde está la DC es una especie de sacrificio que hace el PC en pos de demandas que favorecen al pueblo?

Yo creo que no, no es un sacrificio. La política grande es sin llorar. Efectivamente hay diferencias acá en aspectos ideológicos y programáticos, y hay diferencias en términos de táctica y estrategias. Y esas diferencias hay que asumirlas, no hay que desconocerlas. Eso no tiene que ver con que sea más o menos más o menos malo o sacrificado. El sacrificio acá tiene que ser con comprometerse con trabajar, con que las cosas funcionen, hacer las cosas diferentes, y eso es independiente de con quién integras el conglomerado político de gobierno.

Foto: Camila Aguilera

Foto: Camila Aguilera

Alianza de clase y Alejandro Guillier

Un grupo de músicos llega a la zona restaurant de La Piojera y comienza a girar por las mesas tocando boleros como ‘El día que me quieras’ o rancheras como ‘La bikina’. La conversación se detiene (las guitarras y el acordeón se escuchan más fuertes que las voces de la entrevista en la grabadora), lo que da tiempo para comer el pernil que lleva ya varios minutos en la mesa sin haber sido tocado. Con la grabadora en pausa, Julio Sarmiento manifiesta su preocupación ante el voto voluntario en las Municipales, donde todas las proyecciones dicen que habrá más abstención de la que hubo la vez pasada. Que la disminución de la cantidad de votantes permitirá que los votos duros de los partidos tradicionales, marcarán la diferencia y que costará más que nunca convocar a los jóvenes y a las personas desencantadas.

Los músicos concluyen su pequeño concierto de cinco canciones y la grabadora vuelva a prenderse. Sarmiento continúa en la misma línea, enfatizando que el desafío es convocar a los sectores «choreados» (utiliza el chilenismo), pero que es difícil hacerlo en un escenario donde lo más fácil es criticar a la política en general. «Creer que todas las alternativas son iguales es darle en el gusto a las personas que han hecho que la política hoy esté como esté. No todos son iguales, hay diferencias importantes en programas, formas de financiamiento, en la relación con el empresariado o con los movimientos sociales. Hay que buscar esa diferencia y apoyar a quien pueda generar un cambio. Si no, los mismos de siempre serán electos gracias a sus votos duros», afirma.

¿Qué opinas del proyecto político que los medios han llamado «Frente Amplio» y que integran Izquierda Libertaria, Revolución Democrática, Nueva Democracia y Movimiento Autonomista, entre otros?

A mí me parece súper interesante la iniciativa, me parece muy valorable y muy positiva. La izquierda en el concierto actual no puede darse el lujo de estar dividida, disgregada, de tener fuego interno entre ellos, si no que necesita aumentar los niveles de convergencia y proyectar esa convergencia hacia referentes que tengan capacidad de aglutinar, de disputar el poder y de imponerse electoral y organizacionalmente para así generar una izquierda consolidada, con vocación de poder y de mayorías.

Aparte que es una alternativa nueva, lo cual siempre es atractivo.

Que sea nuevo, en sí mismo, a mí no me convoca necesariamente. La novedad no es sinónimo de virtud, y tenemos nuevos referentes también en la derecha y no son la panacea tampoco. Nadie tiene que perderse en eso. Yo sí creo que es un avance sustancial para revertir la atomización que hemos tenido últimamente. El PC ya recorrió ese camino, esa fue nuestra tesis política durante los veinte años de Concertación. Y cuando ese referente político no tiene la capacidad, de como tercera fuerza, imponerse, es básicamente testimonial. Uno no tiene que perderse en tener claro lo que significan los referentes electores o los referentes orgánicos y lo que son las alianzas de clase.

¿Y la alianza de clase del PC está con estos sectores?

La alianza de clase del PC tiene que estar con estos sectores que están a la izquierda y tienen que construirse los puentes necesarios para que haya convergencia en lo programático, en lo declarativo y en las acciones, independiente de que estemos divididos circunstancialmente en coaliciones diferentes. El nuevo sistema electoral, que va a empezar a regir a partir de la próxima elección parlamentaria, va a abrir escenarios donde van a poder existir distintas fuerzas y no vamos a seguir reproduciendo este bipartidismo forzado al que nos ha llevado el sistema binominal. Eso va a ser muy interesante para ver cómo pueden realmente consolidarse estos referentes de izquierda y cómo se puede generar convergencia, independiente de que vayamos marchando aún por caminos separados.

Distintos dirigentes de estos nuevos conglomerados, como el caso de Felipe Ramírez de Izquierda Libertaria o Daniela Oberreuter de Revolución Democrática, han manifestado que por el momento no hay posibilidad de converger con el PC en una coalición, pero que no se cierran a ello a futuro. 

Yo creo que la convergencia no tiene que ser posible, sino que debe plantearse como un horizonte necesario. Todos tenemos que construir condiciones para que se genere esa convergencia. Todo el mundo habla con añoranza de los tres tercios de la Unidad Popular. Los tres tercios, efectivamente, plantearon la posibilidad de la existencia de la Unidad Popular como gobierno democráticamente electo, pero el proyecto de la UP no logró conseguir el éxito ni alcanzar la proyección que se esperaba. En parte, quizás también, no habían condiciones de respaldo suficientes para poder haber generado una inviabilidad de lo que fue el golpe de Estado, independiente de que se impuso por la fuerza. Entonces plantearse cualquier escenario de modificación de las correlaciones de fuerzas o emergencia de referentes nuevos, tiene que ser en base a la realidad y no en base a la política de ficción. Hay que ser en eso solidario de los caminos que cada uno de los grupos emprenda, sin pretender destruir a todos los no están siguiendo el camino que no siga cada cual y yo creo que en la crítica constante a las opciones que toman distintos partidos por las situaciones circunstanciales que los llevan a distintos escenarios, nos hemos hecho más daño que aporte. Por lo tanto, yo creo que hay que generar la construcción desde la convergencia y abrirse a posibilidades siempre, sin invalidar o tildar de traidor al que tome caminos táctica o estratégicamente diferentes en el concierto actual.

La posibilidad de tender puentes, entonces, está.

La emergencia de estos nuevos referentes nosotros la vemos con simpatía. Creo que debemos tratar de construir puentes de convergencia en la conversación y en la acción, independientes de que estemos separados en lo concreto. Y que no descalifiquemos las opciones que cada uno hemos elegido, porque estas opciones pueden ser complementarias si uno tiene claridad de dónde está la alianza de clases y de dónde está el enemigo común.

A Camila Vallejo le preguntaron hace poco, en una entrevista en Cooperativa, a qué candidato apoyaría para el 2018. Ella descartó de plano apoyar a Ricardo Lagos, y si bien no manifestó por quién votaría, sí señaló que le parecía muy interesante la opción del senador Alejandro Guillier. ¿Tú compartes esta posición?

A mí no me gusta hacer política ficción y asumir pasivamente una elección presidencial. Yo creo que lo peor que podemos hacer es permitir que se nos den opciones predeterminadas frente a las cuales nosotros tengamos que pronunciarnos. La mejor alternativa siempre es construir la opción, y yo creo que hay que apoyar las opciones que vayan emergiendo, de manera de dotarlas del respaldo que la hagan viables, que no estén vinculadas ni a los temas de corrupción que hemos visto en el último tiempo ni a las políticas neoliberales que le han hecho tanto mal a este país. En ese sentido, yo creo que hay que construir una alternativa que se plantee ante la posibilidad que Ricardo Lagos sea Presidente, y esa alternativa puede emerger desde cualquiera de los partidos.

¿Desde Alejandro Guillier, por ejemplo?

Sí, por ejemplo.

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