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Opinión

El PS debería abandonar sus afanes electorales

Por: Carlos Vásquez | Publicado: 30.10.2016
El PS debería abandonar sus afanes electorales partido-socialista |
Los socialistas hemos liderado 3 de 5 gobiernos elegidos por las fuerzas democráticas de nuestro país y que en esta vuelta debiéramos prescindir de postular a uno de los nuestros. Es una definición necesaria en pos de la alternancia y consolidación de una coalición política que tiene plena vigencia.

Fuerte disyuntiva han debido sortear los socialistas españoles: decidieron abstenerse en la envestidura de Rajoy para posibilitar que éste forme gobierno y así evitar que los españoles deban concurrir por tercera vez a elecciones de diputados sin que se vislumbren cambios en la composición política del parlamento, considerando lo impopular que sería convocar a elecciones el 25 de diciembre y con una clara tendencia a la baja de la representación socialista.

La operación política para decidir la abstención no ha sido fácil porque han debido dar un golpe de estado al Secretario General Pedro Sánchez por su no rotundo a la envestidura de Rajoy y porque Podemos, uno de los partidos nacidos desde la calle, pretende erigirse como la vanguardia de la izquierda española, esperando agazapados el momento de constituirse en la segunda fuerza política en coalición con el Partido Comunista.

Por su parte, Pedro Sánchez conociendo que las bases socialistas no están por abrir camino a un nuevo gobierno de Rajoy, por sus políticas de recorte presupuestario y porque el Partido Popular lidera los casos de corrupción, espera pacientemente que se convoque al Congreso del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y así las bases le pasen la cuenta a los Barones que han dado un giro histórico hacia la derecha.

El Partido Socialista de Chile debiera mirar con más atención dicho proceso, aprender que las decisiones políticas requieren fuertes y sostenidos debates, que cuando las bases pensamos distinto las decisiones de cúpulas podrán imponerse pero el descontento partidario tarde o temprano correrá por sus cauces históricos: la defensa de los pobres y marginados, conduciendo políticamente a los sectores organizados y dando la batalla ideológica en todos los terrenos.

Ello pasa por concebir el Partido Socialista como una estructura política, orgánica, de educación permanente y de acerado espíritu que nos lleve a rechazar todo atisbo de corrupción. Entonces, aunque se opongan algunos Barones se necesita reestructurar al Partido para que forme militantes cuyas tareas principales no sean puramente electorales, sino que enraizados en el movimiento de masas eleven la conciencia del pueblo, lo organicen en torno a sus demandas entendiendo que la política no se ejerce solamente en el parlamento y que las ideas brotarán siempre más puras desde la práctica social y no de la pugna de intereses del debate parlamentario.

Como no recordar a la Negra Lazo reclamando contra “esta Sociedad Anónima en que algunos quieren convertir al Partido” o recientemente leer a Alejandro Goic sentenciando: “el PS debe volver a confiar en los ciudadanos y a relacionarse profundamente con ellos, porque no es una mutual ni un club”. Desgraciadamente estas voces no están siendo escuchadas, tampoco a los compañeros Donoso, González y Eduardo Muñoz con los cuales formamos dirección clandestina en el Regional Valparaíso Norte y que con el advenimiento de la democracia fueron desplazados y olvidados.

Las elecciones se dieron en un contexto de fuerte polarización política en contra de las decisiones de gobierno, con una oposición liderada por la derecha a la cual es contribuyente la “nueva extrema izquierda” cuyo propósito es erosionar y derrumbar el sistema político.

Nadie se atreve a enfrentar esta realidad, los indignados de hoy ni siquiera se aventuran como en los 80 a constituir otra orgánica partidaria; peor aún, recién saliendo de una contienda electoral algunos líderes ya han iniciado su carrera presidencial, con ausencia total de autocrítica. Pero, si lo esperado después de esta derrota es que todos nuestros mandatarios pusieran los cargos a disposición da la impresión que nadie asume su responsabilidad, salvo la Presidenta. Otra cosa sería si las bases socialistas tuviéramos mecanismos estatutarios, como en el PSOE, para revocarlos.

Aquí no hay caída de gobierno ni mucho menos, nadie tiene derecho a rendirse y entregar la iniciativa a la oposición. Somos gobierno por un año más y ello exige un ejercicio inteligente del poder político para avanzar y no seguir dudando de nuestro programa de gobierno.

Por ello, el Partido Socialista tiene la oportunidad histórica de jugar un rol político de primera línea, llamando a fortalecer la coalición de Nueva Mayoría estableciendo lazos para recrear un clima de fraternidad, abriendo el debate con nuevas ideas para un futuro programa de gobierno y abandonando como Partido maduro toda expectativa presidencial.

Los precandidatos “por la libre” debieran reconocer pudorosamente que los socialistas hemos liderado 3 de 5 gobiernos elegidos por las fuerzas democráticas de nuestro país y que en esta vuelta debiéramos prescindir de postular a uno de los nuestros. Es una definición necesaria en pos de la alternancia y consolidación de una coalición política que tiene plena vigencia y que a falta de un Rey que imponga el diálogo político como en España debe ser cuidadosa en cómo se relacionan sus pares.

Carlos Vásquez