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Fernando Atria hace pebre libro de Lagos: «Intenta presentar lo conservador como si fuera progresista»

Por: El Desconcierto | Publicado: 08.11.2016
El abogado y precandidato presidencial del PS analizó exhaustivamente el libro «En vez del pesimismo», que reúne las principales propuestas del también precandidato y ex presidente Ricardo Lagos. La disyuntiva para la Nueva Mayoría es, según Atria, o ser profundizada o abortada, producto de la operación del ‘Partido del Orden’, del cual Lagos es el mejor representante.

Fernando Atria, el abogado que se hizo conocido tras el movimiento estudiantil del 2011, es una de las trabas que todavía tiene en el camino el ex presidente Ricardo Lagos para convertirse en el candidato presidencial del PS.

Líder de la facción Izquierda Socialista -minoritaria dentro del partido- Atria insiste en su precandidatura presidencial, mientras Lagos presiona por adentro para que el PS (junto al PPD) lo proclamen como candidato oficial.

Pero Atria no quiere dar su brazo a torcer. Y lo demuestra en una columna publicada hoy en el El Mostrador llamada «En Vez de Lagos«. El título es una alusión a «En vez del pesimismo«, el libro del ex presidente donde da sus principales ideas de cara al futuro. Lanzado a fines de septiembre, contó con la presencia de toda la selección sub 80 de la vieja guardia de la Concertación.

Para el abogado, la próxima elección presidencial será clave, pues deberá decidir si el proceso iniciado por la Nueva Mayoría debe ser «continuado y profundizado en su dirección» o si, «deberá ser abortado y tratado como un paréntesis, que deberá ser cerrado lo antes posible para volver a lo que la clase política y los empresarios (pero no la ciudadanía) recuerdan como la “concordia” y “los consensos”, gracias a la operación sin limitaciones del llamado “Partido del Orden”, de las décadas anteriores».

Lagos es, a los ojos de Atria, la persona que mejor representa «el predominio del ‘Partido del Orden’«. La razón son algunos de los regalos de su gobierno: CAE, Transantiago, contratos de concesiones, el “intento de declarar apresuradamente resuelto el problema constitucional” y “una política que estaba mucho más atenta a las reacciones en Casa Piedra y el CEP que a los movimientos sociales”.

Sobre las recientes opiniones de Lagos candidato (a favor del aborto y de modificar sistema de AFP), afirma: «Nos debe una explicación, una razón de por qué lo que antes creía que era correcto o importante es hoy falso. Sin esta explicación, un cambio considerable parece oportunismo».

En el libro, el ex mandatario «no nos dice nada respecto de las cuestiones que hoy son políticamente importantes. Y esto, por cierto, tiene significado político». El énfasis de Lagos, a raíz del análisis de Atria, está en otro lado al camino que viene tomando Chile: «Es difícil evitar la conclusión que su propia historia por lo demás sugiere: que las transformaciones en curso nos desvían de lo que realmente importa, que es “iluminar Chile”, poner fibra óptica y construir trenes, tranvías y carreteras».

En sus últimos capítulos, «En vez del pesimismo» toma el debate de los derechos sociales. «Parece tomada de un informe de un organismo internacional sobre los desafíos de las “políticas públicas” para los próximos 20 años en Latinoamérica. Interesante, por cierto, pero totalmente indiferente a lo que se ha discutido sobre derechos sociales desde 2011 y a lo que se ha hecho durante el Gobierno de la Nueva Mayoría. El ex Presidente aparece en esto lastimosamente poco al día», dice Atria.

El libro de Lagos propone que en caso de lucro en instituciones de educación superior, estas deben pagar impuestos. Propuesta que según Atria, «es divertida, porque está expresada en el lenguaje que el ex Presidente usa cuando quiere ser duro y categórico (“lo que debe haber es la obligación…”). Y claro, decir que las universidades con fines de lucro deben pagar sus impuestos y deben perder sus beneficios tributarios suena duro y categórico, y lo habría sido antes de 2011. Pero ahora… ahora significa que Lagos se alinea con los que creen que la educación puede organizarse y proveerse con fines de lucro, como cualquier otra mercancía«.

Sobre las propuestas de cambio al sistema de pensiones, Lagos no dice nada sobre introducir lógica de reparto. «Este intento de presentar lo conservador como si fuera progresista y viceversa no funciona, porque en materia de derechos sociales lo que le interesa al neoliberal es precisamente lo que Lagos quiere enfatizar: que se trata de beneficios que dependen de ciertas circunstancias especiales, no derechos que corresponden a cada ciudadano por el solo hecho de ser ciudadano. Es la izquierda la que defiende hoy la idea de que el derecho a la educación, por ejemplo, se funda no en el hecho de que uno ha estudiado mucho, sino en el hecho de que uno es ciudadano», afirma.

Otro capítulo es sobre la propuesta constitucional. Vale recordar que fue el propio Lagos el que proclamó los cambios de 2005 como una nueva Constitución que superó las divisiones de la de 1980. «El problema no es que él haya corregido su posición y abogue ahora por una nueva Constitución. El problema es que lo hace como si él nunca hubiera declarado que la Constitución de 2005 era “un piso institucional compartido” que solucionaba definitivamente el problema constitucional. Nosotros, los ciudadanos, queremos saber si volverá a cometer el error que cometió en 2005», plantea el abogado.

Dentro del capítulo, el ex mandatario dice textualmente en la página 134 que «Si tuviéramos un proceso constituyente amplio, abierto y democrático que concluyera, paradójicamente, en una Constitución similar a la actual, se habría ganado enormemente en legitimidad democrática y de las instituciones».  Y Atria refuta: «A mi juicio, esto es precisamente malentender la razón por la cual el proceso importa. Es pensar que importa por razones simbólicas, cuando en realidad importa porque está internamente vinculado al resultado. Una Constitución tramposa no puede ser el resultado de un proceso “amplio, abierto y democrático».

«En ‘En vez del pesimismo’ no hay una propuesta de continuación del proceso transformador que con tropiezos ha comenzado el Gobierno actual. Y eso no debe extrañar a nadie, porque ese proceso pretendía transformar lo que la Concertación asumió y profundizó. Y Ricardo Lagos, por cierto, encarna esa manera de entender una política “progresista», afirma Atria, quien califica a Lagos como otro fiel representante de la socialdemocracia de la Tercera Vía que fracasa en Grecia y España.

Para finalizar, hace una proyección para el futuro sobre qué pasaría si finalmente Lagos es el candidato de la Nueva Mayoría: «Los diversos caminos que ha seguido la izquierda en Grecia, España y el Reino Unido convergen en una cosa: rechazar el “socialismo” de la Tercera Vía, e intentar reconstruir, desde dentro o desde fuera del otrora partido de la izquierda, una nueva izquierda, al día con los tiempos. Eso es lo que tendrá que ocurrir en Chile si, al final del primer Gobierno transformador desde 1990, la Nueva Mayoría elige como su candidato a uno que representa precisamente a la izquierda que entendió que, para ser de izquierda, había que renunciar a todo lo que definía a la izquierda, y solo quedará por verse si lo haremos a la manera inglesa o tendrá que ser a la española».

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