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Opinión

Alba que te quiero alba: El desafío de la izquierda chilena (IV)

Por: Jorge Scherman Filer | Publicado: 10.01.2017
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Análisis electoral a los resultados territoriales del Frente Amplio en las pasadas municipales y los desafíos que tendrá de cara a los próximos comicios parlamentarios

La Región Metropolitana (RM) no es Chile. Y las comunas de clase media-alta y alta de la RM (CMAA-RM), es decir, Lo Barnechea, Vitacura, Las Condes, Providencia, Ñuñoa y La Reina, son el Chile donde habita mayoritariamente lo que puede entenderse como la elite capitalina y nacional (la que al final de los finales corta el queque). Ambas cosas no son ninguna novedad, pero lo que sí es novedad, al menos para mí, es que a juzgar por lo ocurrido en las últimas elecciones municipales, lo que he denominado la “izquierda descalza” (ID); es decir, humanistas, ecologistas, autonomistas, revolucionarios democráticos, igualitarios, libertarios y justos/transparentes, tiene su mayor fortaleza electoral precisamente en la RM y, dentro de esta, en Las Condes, La Reina, Providencia y Ñuñoa.

En efecto, la ID obtuvo a nivel nacional 336 mil votos, un 7,3% del total válidamente emitidos en conejales el 23 de octubre de 2016. Pues bien, 166 mil, es decir, la mitad, fueron en la RM, donde la ID obtuvo un 11,1%. Si continuamos desagregando, y solo consideramos Las Condes, La Reina, Providencia y Ñuñoa, la ID obtuvo 38 mil votos, un 16% del total de estas cuatro comunas. A nivel desagregado, los porcentajes fueron: Las Condes (12,8%); La Reina (17,9%); Providencia (17,8%); y Ñuñoa (18,9%). O visto de otra manera, un 11,3% de la votación-país de la ID se concentra en CCAA-RM. Comunas que representan solo un 5,1% del total de votos válidos a nivel nacional (232 mil sobre 4.543 mil).

Así, donde yo pensaba en la metáfora de la ID teniendo en mente una suerte de outsiders on the left, metáfora del variopinto abanico de pequeños grupos de izquierda como una representación de los excluidos del sistema, me encuentro con que su presencia es fuerte, o al menos el doble más poderosa que nivel nacional, en cuatro comunas donde vive parte importante de la elite del país (en Vitacura la ID casi no obtuvo representación, 0,7%; y en Lo Barnechea un 6,6%, algo por debajo el promedio del país).

En consecuencia, la denominación de ID ahora me resulta equívoca, y opto por eliminarla de mi lenguaje. Aunque sospecho que esta votación aludida de la ex ID constituye la primera base de apoyo duro para lo que llamaré el Frente Amplio Potencial (FAP) en proceso de construcción.

Directamente en relación a la concentración de votos mencionada, esta primera base del FAP a partir de los resultados de las recientes municipales, muestra además grandes diferencias entre las 15 regiones y 28 distritos electorales del país. Si se ha de pensar en un FAP-país, pienso, quedaría mucho camino por recorrer y trabajo por delante.

El Frente Amplio Potencial y las Regiones/Distritos

Al observar las cifras desagregadas de la votación de concejales de 2016, vemos que el FAP, que heredaría en principio los votos de los pequeños grupos y partidos de izquierda, es particularmente débil en las siguientes Regiones: i) Araucanía (0,8%); Maule (2,3%); Coquimbo (2,4%); y Los Ríos (2,8%). Señalemos que en 2015 estas cuatro Regiones muestran los indicadores de pobreza multidimensional más altos del país (no solo de ingresos, sino considerando educación-salud-trabajo, seguridad social-vivienda, y entorno-redes y cohesión social): Araucanía (29,2%); Coquimbo (23,9%); Los Ríos (22,6%), y Maule (22,4%). El promedio nacional es de 20,9%. En síntesis, los más pobres en estas Regiones habrían votado muy mínimamente en 2016 por el FAP.

Regiones medianamente débiles (bajo la media, alrededor de dos puntos porcentuales o más) en: i) Bío-Bío (5,5%); Los Lagos (4,5%); y Aysén (4,3%). Destaquemos que el Distrito 20 de la Región de Bío-Bío, cuyo eje es la capital, Concepción, el porcentaje es 10,9%. La votación regional agregada cae notoriamente por los Distritos 19 y 21, cuyos pivotes son Chillán (2,7%) y Los Ángeles (2,5%).

Regiones “normales”, es decir, en torno a más menos un punto de la media: i) Valparaíso (6,7%); ii) Libertador Bernardo O’higgins (7,6%), aunque con grandes diferencias entre el Distrito 15 centrado en Rancagua (3,0%), y el Distrito 16 en torno a San Fernando (12,1%); y Magallanes (6,5%).

Regiones medianamente fuertes: i) Tarapacá (9,5%); y Atacama (9,4%).

Regiones fuertes: Arica y Parinacota (26,4%); Antofagasta (12,9%); y Metropolitana (11.1%). El alto porcentaje de Arica y Parinacota se explicaría a mi juicio por la alianza de humanistas, ecologistas y liberales (cuya expresión más notoria es la diputación del liberal Vlado Mirosevic).

Por otra parte observamos que tras el mencionado 7,3% de base del FAP hay otra gran heterogeneidad que dice relación con la presencia electoral o no de los pequeños partidos y grupos de izquierda en las distintas Regiones y sus Distritos.

Los humanistas y aliados son los que muestran la mejor presencia tanto en Regiones como Distritos. Y los con menor presencia son Revolución Democrática (RD), el Movimiento Autonomista (MA) y Justicia y Transparencia. Entremedio se ubican los ecologistas, Igualdad y la Izquierda Libertaria.

Reflexión final

Cuando le conté lo que he dicho en estas líneas a un activo integrante abocado a la construcción del FAP, me señaló que se debía a que no hubo candidat@s en muchos comunas, especialmente el caso de RD+MA. Pues bien, pensé y le dije: ahí está el problema, no hubo candidato porque no había un trabajo previo a nivel territorial de las comunas. ¿El huevo o la gallina? ¿No hubo votos, o muy pocos, porque no hubo listas o pactos del FAP?, o ¿no hubo votos, o muy pocos, porque no existió un trabajo político previo?

Las cifras del cuadro recién presentado señalan que en todas las regiones y distritos se presentó al menos uno de los partidos y/o movimientos del FAP. Aun así la votación sigue siendo muy baja en muchos distritos y varias regiones.

Con miras a las próximas elecciones presidencial y parlamentarias, queda en consecuencia un duro y largo trabajo político/territorial para la concreción del FAP a nivel comunal, distrital, regional y nacional. De abajo hacia arriba, cual pirámide que lleve al FAP a constituirse como una nítida alternativa de poder enfrentado al duopolio neoliberal.

“El tiempo está a favor de los pequeños. El tiempo está a favor de buenos sueños” (Silvio Rodríguez).

Jorge Scherman Filer