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Sebastián Depolo, presidente de RD: «Ojalá esta sea la última contienda electoral que pille a la izquierda así de dividida»

Por: Mauricio Weibel Barahona | Publicado: 20.03.2017
Sebastián Depolo, presidente de RD: «Ojalá esta sea la última contienda electoral que pille a la izquierda así de dividida» Sebastián Depolo y Giorgio Jackson |
«El error de la gente de izquierda en la Nueva Mayoría es creer que ser aliado de quienes no quieren cambios va a producir cambios», aseguró el dirigente de Revolución Democrática en entrevista con El Desconcierto.

Sebastián Depolo, presidente de Revolución Democrática, sorbe el café y admite que los comicios legislativos de noviembre pueden tener un impacto muy fuerte en la articulación del Frente Amplio. Insiste que no pueden mirarse de soslayo, pese a todas las dificultades y divisiones en la izquierda.

«Del éxito electoral de este año depende harto el futuro», opina en entrevista con El Desconcierto en el café Tavelli de Manuel Montt, hasta donde arriba luego de llevar a su hija a un colegio aledaño.

Sincera, sobre la marcha, que le gustaría compartir la mesa política con Camila Vallejo y Gonzalo Durán, líderes de comunistas y socialistas, hoy anclados en la Nueva Mayoría. «Ojalá, esta sea la última contienda electoral que nos pille así de divididos», esboza.

¿Cómo interpretas entonces los diálogos entre los partidos Comunista y Progresista?

Estamos en un año electoral y los partidos tienen que tomar decisiones, donde lo más importante es la política de alianzas.

Yo no creo que el adversario del Frente Amplio sea la izquierda de la Nueva Mayoría, aunque obviamente en un año electoral tenemos que competir, pero entendemos que el adversario principal son quienes no quieren transformaciones en Chile. Y esos sectores están en Chile Vamos y un sector muy importante de la Nueva Mayoría.

La pregunta es como reconstruimos una mayoría progresista y transformadora en los próximos años. Si no lo hacemos, no habrá cambios.

Yo no quiero que pase lo que sucede en algunos países europeos donde la socialdemocracia y los sectores a la izquierda de ella se hacen un daño tan grande entre ellos que no llegan a ser gobierno, como sucede en Alemania, por ejemplo.

O sea, te proyectas con Gonzalo Durán (PS) y Camila Vallejo (PC) en una misma mesa…

A mí me gustaría que esta sea la última contienda electoral que nos pille así de divididos. El esfuerzo transformador obviamente debe incluir a sectores del Partido Socialista y al Partido Comunista.

El error de la gente de izquierda en la Nueva Mayoría es creer que ser aliado de quienes no quieren cambios va a producir cambios.

No sé cuánto tiempo más sea sustentable esa idea política. A fin de año, en las elecciones, veremos si ganan las ideas de Ignacio Walker y Mariana Aylwin o de un reformismo de baja intensidad.

Lo más probable es que los sectores de izquierda de la Nueva Mayoría al final se sientan desperfilados y ajenos a ese conglomerado.

«El error histórico del PRO fue SQM»

Y en esta lógica de ampliar el Frente Amplio ¿por qué un «no» tan rotundo al PRO?

Tenemos una distancia con el financiamiento irregular de la política. El error histórico del PRO fue haber pedido plata a SQM y además no haber dado una buena respuesta de por qué hicieron eso. Creo que Marco Enríquez Ominami se ha equivocado profundamente en no trasparentar.

El PRO está además en una situación muy ambigua en que coquetea con el Frente Amplio y con la Nueva Mayoría.

«Hay que ser una alternativa real»

Depolo dice que la gente se aburrió de votar por el «mal menor» y que el Frente Amplio tiene la obligación de ser una «alternativa real», que pueda ofrecer un programa de gobierno realizable al país, con un presupuesto detallado.

Pero por ahora ni Revolución Democrática, ni ninguna otra organización, pueden siquiera inscribir una candidatura presidencial por falta de firmas. «Hay que lanzar una campaña masiva de afiliaciones», admite.

Entonces, en este escenario, ¿cuán viable es la existencia real del Frente Amplio?

Es una construcción y como toda construcción nace pequeña. Hay que gatear para después correr. Existen en él organizaciones de una izquierda emergente, otras más históricas como el Partido Humanista, y hay instituciones que no se identifican totalmente con la izquierda como el Partido Liberal, las que buscan representar a segmentos específicos de descontento.

El Frente Amplio no debe ser sólo una coalición política, si no también social donde la ciudadanía se sienta parte suyo.

Creo que del éxito de este año depende harto el futuro. Si nos va bien, hay Frente Amplio para rato, pero si eso no ocurre habrá que hacer los análisis que permitan reconstruir un proyecto de izquierda transformadora.

¿Y qué significa que «le vaya bien al Frente Amplio»?

Primero, poder presentarnos en todas las regiones de Chile. En segundo lugar, sacar entre un diez a quince por ciento de los votos. Esperamos elegir parlamentarios en Santiago, Antofagasta, Coquimbo, por ejemplo.

La constitución de RD

Revolución Democrática está al borde de validar las firmas necesarias para constituirse como partido nacional, luego de reunir los mínimos requeridos en tres regiones contiguas como Antofagasta, Atacama y Coquimbo, como exige la ley. «La meta sin embargo es lograr legalizarnos en diez regiones a fines de año», explica Depolo.

Esa institucionalización es clave para poder desarrollar estrategias políticas y, eventualmente, de transformación en su mirada.

¿Pero, en ese marco, qué significa el cambio, esa palabra tan utilizada desde la UDI hasta ustedes?

Primero, un nuevo marco constitucional a través de una Asamblea Constituyente, que debió estar en las primeras medidas de este gobierno.

Segundo, derechos garantizados desde la infancia a la vejez, pasando por temas de salud, educación, pensiones y vivienda que permita a la gente tomar riesgos con su vida, con la creatividad, con la innovación. Y tercero, un nuevo modelo de desarrollo, no podemos seguir viviendo de las materias primas y sus precios volátiles.

Necesitamos un modelo de desarrollo que le agregue valor a la economía, con un papel del Estado mucho más activo.

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