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Opinión

Un nuevo sistema de pensiones con perspectiva de género

Por: María Jesús Vernal Brito | Publicado: 23.03.2017
Un nuevo sistema de pensiones con perspectiva de género mujer |
Hoy no nos basta pedir un nuevo sistema de reparto que sea solidario, sino que se considere al género como una importante arista de esta lucha, porque el género, al igual que la clase es un sistema político que divide el poder.

Hemos levantado la voz y marchado en un esfuerzo de largo aliento para exigir un nuevo sistema de pensiones, uno que sobrepase a los poderosos y pueda entregarle una vejez digna a las grandes mayorías de nuestro país.

La coordinadora No+AFP le ha dado una respuesta concreta a esta rabia: un sistema de reparto, tripartito y solidario, donde los aportes que hagan mensualmente los trabajadores activos, más los empleadores y el Estado, servirán para pagar las pensiones de los jubilados. Es solidario generacionalmente.

Nos hemos cuestionado una y otra vez y levantado el puño y la voz para exigir estas mejoras. Hemos llamado a paro nacional y a las marchas familiares más grandes de la historia porque entendemos que la gente no es pobre «porque quiere», sino debido a que la distribución de la riqueza en Chile está en un grupo determinado, que nunca ha rebasado a las cúpulas de poder.

Hoy, somos las mujeres, en nuestra calidad de género las más perjudicadas por el sistema de AFP, no solo por la brecha salarial donde ganamos un 21,4% menos que nuestros pares masculinos en el mismo puesto de trabajo, sino porque nos vemos reducidas al espectro privado, al doble trabajo, porque se sigue considerando el cuidado familiar y la labor doméstica como exclusiva de nosotras, todo esto sin reconocimiento ni remuneración.

Hablemos de desigualdad y pobreza, sepan que el 92% de los gerentes de las empresas más ricas de Chile son hombres. Hablemos de educación, no es tabú que las condiciones laborales de los profesores son pésimas, sepan que el 70% son mujeres.

Todo lo anterior no es casualidad, las mujeres no vivimos peor porque tengamos menores capacidades, tampoco porque nos esforcemos menos, sino por la evidencia grotesca de que existe una estructura injusta, donde hay grupos de poder que defienden sus intereses propios, que se engruesan en privilegios, que se las ingenian gobierno tras gobierno para mantener su dominio; y otros que, día a día, se ahogan más en desventajas que, en temas de género y clase, es lo que llamamos feminización de la pobreza.

Entendemos este concepto como un cambio en los niveles de pobreza que muestra una tendencia en contra de las mujeres o los hogares a cargo de nosotras, que nos empobrecemos por la desigualdad de género.

Hoy e históricamente los trabajos con condiciones y sueldos más precarios han sido realizados mayoritariamente por mujeres. Estas diferencias podemos palparlas concretamente en nuestro sistema de pensiones actual, porque no es posible que el 93,1% de las mujeres reciba actualmente de las AFP una pensión inferior a $147.763 pesos. Por esto, hoy no nos basta pedir un nuevo sistema de reparto que sea solidario, sino que se considere al género como una importante arista de esta lucha, porque el género, al igual que la clase es un sistema político que divide el poder.

Como mujeres nos vemos recluidas al espacio privado, se nos impide tener autonomía sobre nuestros cuerpos, un plan de salud injusto por ser fértiles, se nos convierte en objeto de dominio público, a realizar un doble trabajo por menor remuneración y, además de esto, se nos obliga a la vejez más indigna. Se nos acostumbra a ser constantemente oprimidas, a sentirlo como normal, que es nuestro rol y lugar como mujer.

Necesitamos un país a nuestra altura, que entienda nuestras necesidades, una legislación que nos convierta en sujetas completas y que no crea el feminismo un capricho, un sistema de pensiones que nos deje en igualdad de condiciones, igualdad no como semejanza, sino como abolición de jerarquías, para que más temprano que tarde, como dijo alguna vez Rosa Luxemburgo: seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.

Por todo lo anterior, por nosotras mismas, por nuestras compañeras y amigas, por todas y todos quienes queremos una vida y vejez digna marchamos este domingo 26, para gritar fuerte y claro que nuestro destino nos pertenece, que el futuro de chile lo deciden las grandes mayorías y no está en manos de unos pocos, sino que la vida es nuestra.

María Jesús Vernal Brito