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Vale Ramos, finalista de MasterChef: «Yo puedo amar a quien yo quiera, somos todos libres»

Por: Pablo Álvarez Y. | Publicado: 16.06.2017
Vale Ramos, finalista de MasterChef: «Yo puedo amar a quien yo quiera, somos todos libres» image (12) | Canal 13
A punta de cocina y buenos platos, Valentina Ramos llegó hasta la final de MasterChef Chile y por poco se lleva el trofeo a Lolol. El camino, sin embargo, no solo le planteó desafíos culinarios. Esta es la historia de cómo una mujer extrovertida de campo le hizo frente al shock que significan el clasismo y la homofobia en las redes sociales.

Su primera aparición en MasterChef fue una declaración de principios.

Valentina Ramos (27) se plantó frente a los chefs Sergi Arola, Chris Carpentier y Ennio Carota con personalidad ganadora. Les imitó los acentos, echó la talla con el tatuaje de frutas que se hizo en el brazo izquierdo para adelgazar y le declaró amor a Paula, el nombre de su novia que lleva escrito en el derecho. En la olla, una cazuela hecha con un pollo traído directamente del campo de su madre, cuya ubicación estaba explicada en la polera negra que vestía: «Soy de Lolol».

«Es el primer plato rico rico que nos toca probar hoy día», le dijeron los chefs antes de convertirla en la primera clasificada del programa de Canal 13. «¡Uyui! ¡Viva Lolol, conch..!», fue su reacción.

«¡Esa cazuela me quedó como nunca!», asegura hoy Valentina en conversación con El Desconcierto, y luego agrega: «El secreto fue el amor que le entregué. Porque cada vez que voy a Lolol le pido a mi mamá que me haga cazuela de pollo de campo. Es como Bam Bam Zamorano: ‘¡Mi mamá hace las mejores cazuelas!’ jajaja. Es mi plato preferido y cada vez que lo cocino me recuerda a ella».

Tras haber sido finalista del programa, analiza todo lo que le pasó en él. Los momentos felices, su decepción ante personas que no eran lo que parecían y la drástica exposición que le significó mostrarse tal como es ante las redes sociales.

Lolol es un pueblo chico. Según la proyección de población 2013-2020 que hizo el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) -a la espera de los resultados del Censo abreviado-, la localidad tendría una población de alrededor de 7.053 personas para 2017.

Fue ahí, en el campo, donde se crió Valentina Ramos. El apellido es el de su madre, Carmen, soltera a la hora de darle a luz. Al cabo de un mes desde que nació llegó Rogelio, quien ha sido el verdadero padre de su vida.

-¿Pudiste conocer a tu padre biológico?
-Sí, pero yo no estaba ni ahí. Siempre dije: ‘¿Por qué merece algo de mí, si cuando era chica el que se sacaba el pan de la boca era el que me crió, y no el que me engendró?’. Me enteré como a los ocho años y nunca lo pesqué.

-En cambio Rogelio estaba re emocionado cuando tuviste que cocinarle a tu familia en el programa.
-Sí, él siempre me llamaba para tirarme energías, pero es una persona dura, de campo. Ahora, cuando lo vi esa vez me mostró toda su sensibilidad. Esa fue la primera vez en mi vida que lo vi llorar, fue algo que me marcó. Es lo máximo, «mi perrito» le digo. Cuando me tomó de un mes de nacida nunca le importó qué dijeran. Incluso en Lolol que es un pueblo chico y la gente es tan habladora.

-¿Son muy buenos para el cahuín en Lolol?
-Es que es un pueblo chico, de repente hay mucho prejuicio. Cuando yo me vine a Santiago (hace cinco años), fue en parte por el tema del trabajo, pero mi sexualidad también era un tema. Yo en Lolol siempre tuve que andar escondida, no podía andar con una chica allá. Tenía que salir afuera para hacer mis cosas. Mis papás no sabían nada, entonces yo no podía andar como «ahh ya se me soltaron las trenzas» y andar por la vida demostrando mi lesbianismo. Para la gente de campo es más difícil aceptar esas cosas.

-¿Cómo fue contarle a tus papás?
-Yo pensé que me iban a sacar la cresta. Como mi papá es de campo, machista. Pero fue todo lo contrario, súper bueno. Fue sacarse como 100 kilos de una mochila.

Los prejuicios, finalmente, vendrían de un público televisivo que poco y nada la conocía.

El shock de las redes sociales

Con la excepción de la final, grabada el 22 de mayo, el grueso de las grabaciones de MasterChef se terminaron en marzo. Fue la primera semana de ese mes cuando el programa salió al aire y, con ello, vino la exposición de los participantes a las redes sociales.

«Nakasone es una mente perfecta -dice Valentina-. Hizo este desfase para que en las grabaciones cada uno siguiera siendo como es. Porque lo mejor si tú vái cachando las redes sociales cambiái un poco tu aspecto, en cambio si lo tenís ahí sin que te digan nada, tu actitud es ‘voh dale'».

Al poco rato de que el programa saliera al aire, fue viendo cómo su personalidad, su historia y su forma de expresarse daban paso a la homofobia y el clasismo en las redes sociales:

 

-Al ver esos comentarios, ¿cómo te impacta esa exposición?
-En un minuto me dio una especie de depresión. El cambio es súper brusco de pasar de una NN a que te juzguen y se llenen la boca hablando de ti sin que siquiera te conozcan. El día en que me vieran tampoco me dirían nada. Eso me dejaba mal y hasta el día de hoy veo las redes sociales y me pico. Creo que la gente en Chile es muy cartucha y chaquetera. Yo reconozco que soy polvorita y buena pa’ echar chuchadas. Soy flaite, cuma, ordinaria, como dicen. Pero no me importa porque nadie me da de comer. Y al que me diera le saldría muy caro jajaja.

También te valió varias críticas juntarte con Sandra, que era trending topic siempre por su mala onda.
-Con Sandra no tengo ningún tipo de amistad ahora. Siento que ella me utilizó durante todo este proceso. Ahora salió una MasterQuiz en Facebook, y a mí me preguntaban qué opinaba de Sandra. Yo dije «víbora». Y no apareció. Les dije que me parecía injusto. Como yo estaba pasando este proceso con mi polola, que estábamos mal, a mí me llamó la atención ella, pero ella abusó de eso. Quiere conseguir lo que quiere a costa de cualquier cosa. Me da mucha lata porque yo no soy mala persona de andarme riendo de la gente. Si puedo ayudar a alguien lo voy a hacer.

-¿Te arrepientes de algo?
-Quizás de mi vocabulario dentro del programa. Igual lo encuentro injusto porque, como lo editaban, a mí me dejaron como la más ordinaria siendo que todos decíamos garabatos. La única que no decía era la Rosita que es más buena que el pan. Pero imagínate, si estái enojada o estresada con el tiempo, ¿qué hacís tú? ¡Echái chuchadas, po’! No me voy a poner a decir «recórcholis» o cosas así, ¡»CTM» al tiro! jajaja. Igual a veces me miro en la tele y digo «¡Por Dios que soy flaite!».

-Jajaja mejor tomárselo con humor. Aunque un tema más delicado era cuando se metían con tu sexualidad.
-Es que eso es avasallador, porque qué le importa mi sexualidad a la gente. Chile es un país súper cerrado de mente, todavía el tema de la homosexualidad es un tabú acá. Yo puedo amar a quien yo quiera, somos todos libres. Siento que falta tolerancia en el tema de la sexualidad y le hace falta a los chilenos más educación en el tema.

-¿Qué te parece la legislación acerca de este tema?
-Yo voy a hacer una Unión Civil en noviembre, si Dios quiere, con mi pareja. Ya llevo cinco años con ella. Si el día de mañana a mí me pasa algo, me gustaría que ella se quedara con todo lo que yo luché. Pero creo que aún falta que el gobierno y la Presidenta avancen en matrimonio igualitario y adopción. La población homosexual cada día crece, entonces ya siento que deberíamos estar con cierta libertad.

En un momento se acerca una señora a interrumpir la entrevista:

-¡Hola Vale! Me preguntaba si eras tú. Oye te felicito, llegaste a la final y hoy te vi en la tele- le dice a la entrevistada.

-Muchas gracias, ahí de a poquito se vienen cosas- le responde Valentina.

-¡Te vi todo el programa! Lloré como una condenada. Al final salieron dos hombres, súper machista. Yo decía: «¿Por qué no dijeron que la Vale era la tercera por último?». Pero tú sabes que este país machista nunca va a cambiar.

La ex participante de MasterChef agradece nuevamente y le manifiesta su preocupación a la señora por sus manos heladas. Ella le responde que no se preocupe, que le encanta salir a caminar a esa hora, por la tarde noche, y se despide deseándole lo mejor a futuro.

«¿Viste? Yo me quedo con esas cosas. Es el mejor premio el que la gente, sin conocerte, te dé un espacio en su corazón», dice Ramos.

Tal como soy

Hoy Valentina ya está de vuelta al negocio de las colaciones, destacando los crudos y ceviches que hace por encargos. De repente le salen también eventos, que le ayudan bastante en lo económico. Asegura que le cobrará la palabra a Sergi Arola para ir a probar suerte a su restaurant en Portugal.

El resultado de la final, sin embargo, le frustra. «Hasta el día de hoy me duele haber perdido. Pero pucha, no era para mí. El destino me tiene preparadas otras cosas», dice.

-¿Qué otras decisiones te parecieron injustas?
-Las eliminaciones de Jorge, Daniel, Pamela, Capitán Alain. Tenían sabores increíbles. Tampoco me parece que la Sandra haya llegado a la final. Era mi amiga en ese momento, pero si tuviera que elegir a Jorge o a ella, elegiría a Jorge porque tiene mucha más cocina.

-El día de la final, ¿cómo lo viviste?
-Yo me frustré demasiado porque esperaba otro resultado. Pero me fui muy tranquila porque lo di todo. Te prometo que cociné como nunca. De hecho siento , y te lo digo honestamente, que fui la mejor ese día. Igual yo creo que el primer lugar lo ganó Faryd porque MasterChef tenía una deuda pendiente respecto a la primera temporada. Él era como el segundo Nacho (participante de la primera temporada que salió segundo).

-Igual en las redes se fomenta esa «lucha de clases» en MasterChef.
-Es que, si te das cuenta, acá en Chile les gusta la gente que llora. A mí me gusta la gente esforzada, la gente que le dobla la mano al destino, pa’ mí esa es la gente que vale. No la gente que anda dando lástima, no por eso se es más humilde. Todo el mundo hablaba del Nacho, pero es súper quebrado. A mí me da lo mismo de dónde vengas, pero no necesitas tirarte más para abajo de lo que eres. Hay mucha gente que anda llorando que gana el sueldo mínimo y cuánta gente hay en Chile que no gana el sueldo mínimo y menos que eso.

-¿Y qué imagen tuya era la que querías lograr?
-La que mostré. Al final yo decía ‘qué bueno que se va a acabar MasterChef’, por la gente que criticaba por cartuchismo, machismo, etc. Pero gracias a Dios terminó y me siento libre. Si me dicen algo, ahora yo les digo: «!Anda a laar!». Me mostré tal cual soy. Yo soy -perdona la expresión- una conchasumadre, y si te tengo que decir algo, te lo voy a decir, aunque seái la Presidenta, Carpentier o Sergi Arola.

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