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Autonomía, condición necesaria para pasar a la fase estructural en la lucha por la previsión social en la ANEF

Por: Orietta Fuenzalida Reyes | Publicado: 10.07.2017
Autonomía, condición necesaria para pasar a la fase estructural en la lucha por la previsión social en la ANEF ORIETTA |
Llama la atención que una organización sindical con una historia colmada de símbolos y mística como la ANEF, cuyo presidente mártir, Tucapel Jimenez, que fuera principal detractor del sistema de capitalización individual, posición que motivó junto con la disposición de articular la unidad de las organizaciones de trabajadores, su vil asesinato, no haya liderado esta lucha contra las AFP en su fase estructural.

Una reciente encuesta de percepción de confianza ciudadana realizada por la Universidad San Sebastián, dada a conocer en el mes de junio de este año, situó a las AFP como una de las instituciones peor evaluadas, en una escala de 1 a 7, con nota 2,8, sólo superada por los partidos políticos con nota 2,5, lo que da cuenta de la profunda crisis en que nos encontramos como país y que ya desde el mundo social se evidenció con fuerza el 24 de julio del año 2016,  en que más de un millón de personas salió a la calle en todo Chile, reaccionando frente a los “jubilazos” de Gendarmería.

Ha pasado un año de aquella explosión, en que la Coordinadora Nacional de Trabajadores y Trabajadoras No + AFP, ha entregado conducción a este descontento social y ha sido capaz de dar a la luz una Propuesta construida desde los trabajadores para los trabajadores.

Sin embargo, llama la atención que una organización sindical con una historia colmada de símbolos y mística como la Asociación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF), cuyo presidente mártir, Tucapel Jimenez, que fuera principal detractor del sistema de capitalización individual, posición que motivó junto con la disposición de articular la unidad de las organizaciones de trabajadores, su vil asesinato, no haya liderado esta lucha contra las AFP en su fase estructural.

Efectivamente, la ANEF levantó primero que todas las organizaciones de trabajadores/as la bandera del daño previsional, que afectaba a los que se habían traspasado del antiguo al nuevo sistema de pensiones, en que la entusiasta consigna era que todos volvieran al sistema antiguo y libertad de afiliación, liderando la Mesa del Sector Público e instalando la negociación con el gobierno, la cual generó diversas leyes con bonos paliativos compensatorios de las bajas pensiones para los trabajadores del sector público.

Pero cuando era el momento de levantar con vigor la demanda de NO + AFP, presionando a la Comisión Asesora Presidencial (Comisión Bravo) para que escuchara la voz de los trabajadores/as, no se cumplió con el acuerdo de la asamblea de mayo de 2015 de llevar a cabo un paro antes de que dicha Comisión emitiera su informe. Y cuando era preciso confluir en el trabajo mancomunado junto a la Confederación Bancaria, la Confusam, la Fenpruss y otras organizaciones de trabajadores/as, que estaban dando la pelea por pensiones dignas, la ANEF retiró su participación dentro de la CNT No + AFP, lo cual significó restarse de la iniciativa y el esfuerzo por construir una Propuesta Previsional estructural gestada desde ese espacio.

La explicación a este fenómeno probablemente tenga más de un matiz, sin embargo, a partir de las evidencias de la realidad, advertimos que no podemos mecánicamente seguir echándole la culpa a los “otros” (la dictadura o los sucesivos gobiernos de turno) por mantener incólume el Decreto Ley 3.500 después de 35 años de vigencia, y debemos reconocer que otro gallo nos cantaría a esta altura de la vida si los dirigentes sindicales que encabezan las grandes organizaciones actuaran con  autonomía e independencia de sus partidos políticos.

Es preciso hacer un corte con la historia, y afirmar que aquel pacto de gobernabilidad, que se suscribió a inicios de la transición democrática, hizo aguas y no es posible seguir sosteniéndolo a costa de hipotecar el presente y el futuro de ésta y las próximas generaciones.

Es urgente y necesario desatar las amarras, lo que significa retomar la senda de las demandas estructurales de la clase trabajadora, en materia de empleo, de salario, de negociación colectiva, de seguridad social, pues sólo una fuerte demanda permitirá abrir caminos.

Hoy es de la mayor urgencia para los trabajadores asumir en toda su magnitud y relevancia la lucha por terminar con las AFP y conquistar un nuevo sistema previsional basado en la seguridad social, en que la solidaridad sea la brújula que guíe una solución integral, donde los trabajadores recuperemos este valor esencial del mundo popular, truncado en dictadura y que la memoria colectiva debe reconstruir.

En la ANEF, nuestra Asamblea 2014 dijo No + AFP ni privada ni estatal, sistema de reparto solidario, con financiamiento tripartito, de carácter público, junto con determinar que debíamos participar en una estrategia unitaria y coordinada con los sectores que tuvieran la misma vocación de lucha. Afortunadamente la mayoría de las regiones ha tenido la sabiduría para no perderse en los cálculos de los partidos políticos y actuando con autonomía se han integrado a este trabajo y a nivel nacional se ha retomado nuestra participación en esta articulación.

Sin embargo, lo que pareciera ser muy simple se complica dentro de algunos  influyentes  dirigentes de la ANEF,  y a pesar que la Propuesta de un nuevo sistema previsional para Chile que ha elaborado la CNT No + AFP, se ajusta a lo que la Confederación en sus instancias y documentos oficiales ha definido que debe ser un sistema previsional, algunos afirman que debemos construir una “propuesta propia”, no dando el apoyo que se requiere para avanzar en esta demanda tan sentida. ¿Cuál es el sentido de tener una propuesta propia, cuando la propuesta de la Coordinadora toma cada uno de los aspectos que la ANEF ha demandado por décadas?

Indudablemente que en dicha posición hay de por medio una razón política, que no se dice en el discurso ni en las vocerías, y que tiene que ver con las militancias más comprometidas con la suerte del gobierno de la Nueva Mayoría, en donde la pauta está dada por el Programa de Gobierno, en el que por supuesto no estuvo sacar de juego a las AFP y que a lo más se está dispuesto a contener el descontento social con un débil y triste anuncio que aumenta un 5% la cotización previsional con cargo a los empleadores, pero dejando intacto el modelo actual. No es ningún pecado que un dirigente tenga una militancia política, el problema es cuando su militancia pasa por sobre los intereses de los trabajadores/as a los que dice representar y negocia prebendas para sus intereses personales y partidistas.

En el mes de julio tendrá lugar una nueva Asamblea Nacional, en que las más de 200 organizaciones que conforman la Confederación, deberán definir los destinos de quienes trabajan en la administración central del Estado y ello podría tener, dependiendo de sus resoluciones un notable impacto para los trabajadores en general, porque si esta gigante organización se decide a luchar con todo por un cambio estructural profundo en que se plantee la sustitución del sistema de capitalización individual por el de Reparto, desechando el pasito adelante de las reformas dentro del actual sistema, va a ser trascendental y será decisivo que los dirigentes que participen hayan conversado con sus bases y no voten en la asamblea en función de la pauta de sus partidos.

Por último, hoy es tiempo de sumar y multiplicar, la ciudadanía ya se manifestó masivamente en la calle,  diciendo  No+AFP, no más pensiones miserables, ahora sólo queda que los dirigentes hagamos carne este sentir con nuestra voz y nuestro actuar, más que nunca se ha abierto la posibilidad cierta de generar un cambio estructural que le cambiará la vida a todos trabajadores/as del país al momento de jubilar.

Orietta Fuenzalida Reyes