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Por la vida siempre: El humor político de Nakor

Por: Dr. Mauricio Vico | Publicado: 13.07.2017
Por la vida siempre: El humor político de Nakor Captura de pantalla 2017-07-12 a las 1.50.10 |
Es tiempo de poner en valor el trabajo de Nakor, y comenzar a conocer su legado como uno de los grandes exponentes del humor gráfico político chileno, que contribuyó a testimoniar la historia de este país durante cuarenta años.

Mario Navarro Cortés (1940), de seudónimo Nakor, ha sido uno de los grandes cultores del humor gráfico político en Chile, manteniendo una tradición que se pierde en los albores de la independencia. Estudió cerca de seis meses en la Escuela de Bellas Artes de la Universidad de Chile y, posteriormente, ingresó a la Escuela Normal Superior José Abelardo Núñez, que tanto prestigio le dio a los profesores de Chile y a la educación pública y que hoy hace tanta falta.

Con 21 años, en 1962 ingresó como caricaturista y dibujante de sus propios guiones a una de las revistas iconos del humor político chileno, Topaze, donde por vez primera se publicaron, el 16 de noviembre 1962, cuatro de sus caricaturas. Para las elecciones de 1964 se retiró de la revista, pues este medio tomó una postura de apoyo a la candidatura de Eduardo Frei Montalva, mientras que el humorista gráfico Nakor a esas alturas ya había decidido apoyar a Salvador Allende.

En ese momento se fue al diario vespertino Las Noticias de Última Hora (o Última Hora), creando con su mirada crítica y progresista el texto y dibujo humorístico de la página editorial, teniendo ya a su haber una experiencia de decenas de viñetas. Desde 1970 colaboró esporádicamente en la revista juvenil Ramona, que pertenecía al Partido Comunista.

En 1967 se había titulado de Publicista y Profesor de Estado en Publicidad, Dibujo y Audiovisual en la Universidad Técnica del Estado, UTE, e inmediatamente inició su carrera como docente universitario en su alma mater. En 1970 asumió como subdirector del Taller Gráfico UTE y también fue llamado por el Partido Comunista para formar parte del equipo de la campaña presidencial de Salvador Allende. Allí, además de colaborar, fue autor de uno de los afiches más mediáticos de dicha campaña “¿Volverá? Nica…!” (1970). En él se planteó caricaturizar al candidato Jorge Alessandri que iba como independiente de derecha. En los distintos medios de comunicación lo ponían en una actitud mesiánica, sobrenatural.

Mario Navarro explicó cómo llegó a su realización:

«…me planteaba cómo hacer algo que anulara la imagen de Alessandri; entonces el análisis que hice fue llevarlo a una situación terrenal. ¿Cuál es la situación más terrenal de un ser humano? y de repente digo; es el único mamífero que caga… Lo hice sentado en actitud de estar cagando en una bacinica con su sombrero típico, con bufanda y, obviamente los colores corporativos porque eso asociaba que era además él y era una solución muy simple; un dibujo a pincel de trazo fuerte para los efectos de visualización a distancia. El amarillo que, obviamente, no por casualidad lo habían elegido ellos, porque es el más alto contraste a distancia, y bueno, usé lo mismo».

El eslogan que utilizaron en la campaña fue “Alessandri Volverá”, pero el autor juega con la ironía y agregó entre signos de interrogación «¿Volverá?». Acerca de cómo se agregó el resto de la frase cuando estaba mostrando su maqueta al equipo de campaña, Nakor dice: «En ese momento entró Luis Corvalán (secretario del PC en ese periodo), a mirar, porque eran atractivas estas reuniones todas las tardes; entonces dijo: “¿Volverá? Ni ca”. Esta frase se transformó posteriormente en un grito de campaña en las concentraciones políticas de Salvador Allende y cuando se mencionaba a Jorge Alessandri la muchedumbre coreaba “¿Volverá?, ni ca’, ni cagando volverá”.

En el mes de abril de 1973 asumió el cargo de director del Departamento de Comunicaciones de la UTE. Ahí debió crear y dirigir la producción y coordinación de la exposición contra la guerra civil “Por la vida… ¡Siempre!”, muestra compuesta por 500 exposiciones simultáneas de 18 carteles cada una y una réplica producida en vallas de gran formato en el frontis de la entrada principal de dicho recinto universitario. La exposición debía ser inaugurada el presidente Salvador Allende la mañana del martes 11 de septiembre de 1973.

Ese mes fue detenido y torturado en la Casa Central de la Universidad Técnica del Estado, fue “prisionero de guerra” en el Estadio Nacional y en la Penitenciaría de Santiago. Una vez liberado, desde 1974 a 1982 fue director de arte, de la agencia Veritas Publicidad. A partir de 1982 y hasta 2005 realizó docencia universitaria. Paralelamente a su trabajo académico, retomó la pasión de su vida, dibujante de humor político. Así colaboró en diarios y revistas nacionales que comenzaron a hacer oposición a la dictadura militar. Trabajó desde el primer número del diario La Época (1987-1990), revista Hoy (1988), revista Humanoide (1988-1989).

Nakor es uno de los dibujantes de humor político más relevantes que ha tenido el país, con una obra extensa en décadas de trabajo, tanto en Topaze como cuando asume el compromiso ideológico y la lucha por la libertad en tiempos de la dictadura de Pinochet. Fue uno de los primeros en crear una tira cómica que aludía al dictador, en el diario La Época. Lo llamaron unos meses antes de que el diario disidente al gobierno militar empezara a funcionar, así que trabajó desde el número cero.

Llevar a Nakor fue una iniciativa del destacado caricaturista Rufino, quien le planteó a los directivos del diario que Navarro podía ser la persona para dibujar la viñeta de la página editorial del diario. Allí nace el “Único”, primera historieta que se hace en un medio de comunicación teniendo como personaje al dictador Pinochet, esto en el año 1987.

Después siguió con otras historietas, a propósito de la elección de Aylwin. El periódico salió de circulación tras la vuelta de la democracia. Siguió haciendo humor gráfico político en la revista Humanoide y paralelamente cooperó con algunas viñetas políticas en la revista Hoy con la sección “Humor de hoy”. Todos sus chistes en esos años tienen como eje la dictadura militar y mucho de sus conspicuos adherentes.

Sus trabajos más destacados han sido las viñetas de humor político. Más que por una militancia política, señala, una militancia social lo llevó a ejercer este tipo de creación. El hecho de ser profesor primario, después del liceo, le significaba ser profesor de la educación pública en el país y ver reflejada la pobreza y desigualdad que vivía el país, en este escenario surge la postura crítica y de denuncia que volcará en las tiras cómicas.

Otro aspecto que habría que destacar es su manera de trabajar, algo que muchas veces no se indaga en los creadores. Planteado en términos ideológicos, más amplios, no ser un mensaje restrictivo o sujeto a partidismos, sino una visión con la mente abierta, pero con una postura frente al mundo, frente a la sociedad, frente a lo que está pasando. De esa manera se logra llegar a un contenido, y allí viene lo más complejo, que es cómo de ese tema Nakor encuentra un elemento significativo, una síntesis que permita dar alguna solución con un sentido irónico, de contraste o humorístico, simplemente una denuncia dicha de una manera diferente.

En el papel empieza cuando llega a tal síntesis, llega un momento en que encuentra una frase o un término que se transforma en un chiste y lo escribe. El guion jugará siempre un rol muy relevante en su trabajo, allí se transforma definitivamente en texto e imagen.

Cuando trabaja en el diario La Época, es la etapa más fuerte de su desarrollo, diariamente tenía que cumplir con el dibujo de la página editorial y con una historieta, que era “Mucha tele”, y en algún momento cercano al plebiscito del 88 con historietas en que el personaje era Pinochet.

Dentro de sus referentes en la estética formal ha tenido al argentino Oski, el trabajo de las aguadas, las pinceladas de acuarela muy rápidas; de chilenos los contemporáneos, Hervi, Palomo; de la primera etapa en la revista Topaze a Jimmy Scott. Ahí comenzó a practicar un tipo de dibujo que lo caracterizará, un dibujo de humor más expresivo, alejándose de las soluciones realistas y pasando a la simplicidad, la síntesis donde elimina del rostro, las orejas porque no aportaban nada al dibujo de expresión, salvo que magnificara algo al personaje o al chiste. Así, su enunciado se hace reduccionista, para dejar lo esencial de los personajes.

Finalmente, es tiempo de poner en valor el trabajo de Nakor, y lo poco que sabemos de él, ya que ha sido un creador de bajo perfil. El momento de comenzar a conocer su legado, como uno de los grandes exponentes del humor gráfico político chileno, contribuyendo a testimoniar la historia de este país durante cuarenta años.

Dr. Mauricio Vico