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Desde su huelga de hambre: Carta abierta de Richard Bobadilla a los trabajadores y al sindicalismo

Por: El Desconcierto | Publicado: 18.08.2017
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Ahora le escribo desde la cama en el Hospital del Salvador, cuya dirección es Av. Salvador 200, pabellón Álvaro Covarrubia, sala 1, por si desean venir a visitarme y así no se pierdan. Llevo 114 días de huelga de hambre.

Sra. Barbara Figueroa, presidenta de la CUT
Sr. Nolberto Diaz,  vice-presidente de la CUT
Sr. Mario Aguilar, presidente del Colegio de Profesores
Sr. Carlos Insunza, presidente de la Anef
Sr. Marcos Beas, vicepresidente de la CUT

Presente
De mi consideración

Soy Richard Bobadilla, llevo 114 días en huelga de hambre protestando por la injusticia de mi despido y exigir mi reintegro, dando una lucha «por el derecho al trabajo».

Fui trabajador de la mina Radomiro Tomic de Codelco y el grave delito que cometí fue haberme postulado a la elección del sindicato del cual era socio, al que por desgracia mía y de mi familia no resulté electo. Ahí se inició la pesadilla, que es la furia de la jefatura, recibiendo instrucciones de superiores, que operaban desde la oscuridad para aplicar un plan sistemático de confabulación y persecución, amenazas, de acoso laboral y de cambio de puesto de trabajos. Todo esto me produjo un estado depresivo que culmina con el despido, donde se aplicó el artículo 160 número 7 del Código del Trabajo, creado en dictadura.

Interpuse una demanda laboral en contra de Codelco. Mi abogado realizó con negligencia sospechosa su trabajo, por lo cual perdí la demanda. En la apelación de los 5 días en la Corte de Apelaciones se le pasó el plazo, lo que significó que el tribunal dictara sentencia a favor de Codelco. Hay que considerar que Codelco como empresa del Estado, tiene recursos casi ilimitados para enfrentar casos laborales, mientras que como trabajador mis recursos son precarios.

Mi dignidad fue pisoteada, la única alternativa que quedaba era la huelga de hambre.

[Lee también en El Desconcierto: Los 41 días de hambre de Richard Bobadilla, el trabajador que exige a Codelco su reintegro]

Estuve protestando en la calle Av. Bustamante 627, en las puertas de la Federación de Sindicatos de Codelco. Fui a buscar apoyo de estos sindicatos, recibiendo un portazo en la nariz de parte del presidente pseudo sindicalista Raimundo Espinoza. La rabia e impotencia me obligaron a tomar una medida desesperada, por lo que ahí en la calle inicié la huelga de hambre, en el suelo tapado con unos cartones.

Al otro día estuve mejor, me conseguí un saco de dormir para poder descansar en la noche, así pasaron 8 días, hasta que llegaron unos sindicalistas para darme apoyo con una carpa, donde aguante los fríos bajo ceros, los fuertes temporales y nevazones.

El día 83 de la huelga de hambre, me trasladé hasta el frontis del Ministerio del Trabajo, institución del Estado, que existe supuestamente para defender los derechos de los trabajadores. Estuve ahí con la carpa alojando por 17 días, recibiendo el apoyo de miles de trabajadores y dirigentes sindicales, estudiantiles y sociales. La noticia de mi huelga de hambre fue dada a conocer en reiteradas ocasiones por la radio Bío Bío, Cooperativa, ADN, U. De Chile y radios alternativas, que han copado las redes sociales con la noticia.

He recibido apoyo del obispo Jorge Concha, del Colegio Médico, de la Fech, del Frente de Trabajadores Mineros, de la Central sindical UNT, del Frente de Trabajadores de la DC.

[Lee también en El Desconcierto: Todos somos Richard Bobadilla: La historia de un desalojo a las 3 de la mañana]

El día 2 de agosto, cuando cumplía 100 días de la huelga de hambre, fui desalojado a las 3 de la madrugada por Carabineros, por orden del Ministerio del Interior, quienes cumplían con una supuesta orden de la Corte de Apelaciones. Este desalojo fue efectuado por el teniente Coronel Gonzalo Araya, de la primera Comisaría de Santiago, quien dirigía un contingente de Fuerzas Especiales y actuó con tal brutalidad que destruyó la carpa donde alojaba, golpeando a mi esposa y al médico tratante, sin respetar mi condición tras 100 días de huelga de hambre y bastante delicado de salud, que bien me pudo ocurrir un paro cardíaco; además reprimiendo a varios dirigentes sindicales y estudiantiles a vista y paciencia de los dirigentes del Colegio Médico, del abogado de Instituto de DDHH y con trasmisión en vivo de las radios.

Ya detenido, fui trasladado contra mi voluntad a la posta de Urgencia del Hospital Salvador, donde agarré una infección intra hospitalaria, por el efecto de tener mis defensas demasiadas bajas. Fui sometido a una operación para instalar un catete en mi cuello, para tener resultados más efectivos con los antibióticos, vitaminas y sueros. Mi salud se encuentra demasiado delicada, los médicos tratantes están preocupados por mi vida.

Ahora le escribo desde la cama en el Hospital del Salvador, cuya dirección es Av. Salvador 200, pabellón Álvaro Covarrubia, sala 1, por si desean venir a visitarme y así no se pierdan. Llevo 114 días de huelga de hambre.

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