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El plan de la Municipalidad de Macul para recibir a los refugiados sirios que llegan a Chile

Por: Meritxell Freixas @MeritxellFr | Publicado: 26.08.2017
El plan de la Municipalidad de Macul para recibir a los refugiados sirios que llegan a Chile | Palacio Vásquez, ex sede de la Municipalidad
En entrevista con El Desconcierto, el alcalde de la comuna Gonzalo Montoya detalla cómo será el proceso de acogida por parte de la comuna y las ayudas que recibirán los sirios cuando se instalen en nuestro país a finales de este año. «Macul, al día de mañana, será vista como una comuna que entregó su respeto y cariño a estos refugiados», afirma el edil.

A finales de este año, la comuna de Macul recibirá una treintena de personas precedentes de Siria. Los refugiados, que hoy se encuentran en El Líbano -uno de los mayores campos de refugiados del conflicto sirio-, serán ubicados en los barrios residenciales de la zona y recibirán ayuda en ámbitos como la salud, educación y vivienda. La comuna de Villa Alemana, en la V Región, también se sumó a la iniciativa.

Este miércoles, el alcalde de Macul, Gonzalo Montoya (Ind.), y el subsecretario del Interior Mahmud Aleuy, firmaron el convenio de colaboración del programa de acogida. Desde ahora, los actores implicados en el proceso -la Agencia de Refugiados de las Naciones Unidas (Acnur), el Arzobispado, el Departamento de Extranjería y los gobiernos locales- empiezan los preparativos para darles la bienvenida.

El edil habló con El Desconcierto sobre los apoyos que recibirán los refugiados, su proceso de integración en la comunidad y la necesidad de instalar un discurso antiracista en la sociedad chilena.

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Gonzalo Montoya / Municipalidad de Macul

¿Cuándo se concretará la llegada de las 7 familias? 

En total serían unas 20 ó 30 personas las que serán acogidas en Macul. En este minuto hay una comitiva en El Líbano haciendo todas las coordinaciones. En concreto, deberían estar llegando antes de fin de año.

¿Por qué Macul decidió acoger a los refugiados sirios?

A principio de año, una vez que asumimos, nos acogimos al llamado del Ministerio del Interior a través del Departamento de Extranjería, entendiendo que la propuesta es una realidad de país, una política de Estado. Tanto el alcalde como el Consejo Municipal en su conjunto hemos sido muy receptivos en apoyar este tipo de iniciativas como políticas públicas locales. Inmediatamente dijimos que sí, bajo la lógica de apoyo hacia el inmigrante, y más aún en la condición de refugiado. Ahí comenzaron las coordinaciones para saber de qué se trataba y cuál era el apoyo que como municipio debíamos prestar.

¿Cuál es el rol de los gobiernos locales chilenos ante estos escenarios y dada las dificultades que presenta la ley de migraciones de este país, elaborada durante la dictadura?

Los municipio o los gobiernos locales, considerando que es una crisis, un espacio de solidaridad internacional, tenemos que tomar un rol protagónico, de sensibilización y de acogida. Acompañar y generar las instancias para apoyar a las familias que lo han pasado mal porque vienen de una guerra civil, un conflicto muy delicado. Llegan a un país que los acoge, eso es lo que ellos esperan.

¿Cómo se traducen los apoyos?

Los apoyos son de coordinación y pasan por vincular a las familias con las redes de salud, educación y vivienda a través de la gestión de los arriendos –que serán cancelados por el proyecto-, y inserción laboral. Todo esto acompañados por los servicios municipales y gestionado por el Arzobispado. Más que el municipio, quien tiene una labor propia, el llamado es a la comunidad. Tenemos que sensibilizar a nuestros compatriotas que vienen pasando por una situación compleja. Por historia, el ser humano siempre ha sido inmigrante, es algo natural. En el fondo, será la comunidad la que va a apoyar a estas familias cuando se asienten a nuestra comuna.

¿A través de qué acciones concretas la comunidad podrá ofrecer este apoyo?

Desde que se conoció la noticia ya hemos recibido muchos llamados y correos electrónicos de la gente de Macul, de fuera y también de empresarios. La llamada a la comunidad es a apoyar, por ejemplo, en la búsqueda de lugares para vivir, en compra de enseres, acompañándoles en el proceso al lado del municipio y sus servicios.

Además de eso, ¿habrá una asignación de recursos económicos para estas personas?

No tenemos todos los detalles, pero en el caso de Macul el proyecto está pensado para dos años y son cerca de mil millones de pesos los que se destinarán. Éstos no serán administrados por el municipio, sino a través del Arzobispado. Con este dinero se generará un bono de arriendo y recursos para que vivan hasta que se regularice su proceso, podamos insertarlo en materia laboral y sea independientes del proyecto. Trabajamos mucho con el empresariado local, que tiene las puertas abiertas para que los inmigrantes puedan ingresar a sus cupos laborales, sin dejar de lado los vecinos de la comuna.

¿Se han sentido solos en la comuna desarrollando estas políticas de acogida con los refugiados?

No, para nada. Hemos tenido un gran apoyo del Departamento de Extranjería, a través del Ministerio de Interior y también de la comunidad. Eso pese a que Macul no es tan reconocido como Recoleta, Quilicura o Independencia, o las ciudades del norte donde el tema migrante es más conversado.

¿En Macul podría pasar con las familias sirias lo que terminó pasando en Recoleta con la comunidad palestina o en Quilicura con la haitiana?

Todo puede ser si existe la voluntad de la comunidad. Hay experiencias muy buenas y otras muy malas. Hay que aprender de ello. Acuérdense de lo que pasó en otras ocasiones en que los refugiados que llegaron terminaron viviendo en condiciones de calle. Hoy, el apoyo de otras experiencias, el de Acnur y del Gobierno será beneficioso. Macul, al día de mañana, será vista como una comuna que entregó su respeto y cariño a estos refugiados.

¿Cree que los episodios anteriores en los que no se logró avanzar hacia la integración de los refugiados, como los que en su momento llegaron de Iraq, no pueden repetirse hoy?

Nunca se puede ser certero, pero creo que tenemos la capacidad de aprender de los errores y no descuidarnos. Esto es un apoyo transversal, una política de Estado que permitirá que se desarrolle en el tiempo.

¿Qué le respondería a una persona que critica la llegada de refugiados con comentarios racistas como que no entienden el idioma o que no aportan en el ámbito laboral?

Siempre hay crítica y es inherente al ser humano. Pero yo recordaría un dato importante: hay cerca de 500 ó 600 mil inmigrantes, pero hay más de un millón de chilenos en el exterior. Ese dato hay que recordarlo a la comunidad. Ese tipo de comentarios responden a cuotas de ignorancia o indiferencia. Pero que lleguen niños y niñas inmigrantes a los colegios con otra mirada, con otra cultura, genera educación para nuestras familias, nos abre al mundo y vamos generando más espacios de diversidad. Con su llegada nosotros también vamos a aprender. Muchos empresarios fueron inmigrantes, llegaron y hoy día dan empleo a muchos chilenos. Hay que mirar esto más allá de la punta de nuestra nariz, verlo como algo de carácter global.

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