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Matrimonio igualitario: ¿Quiénes representan a la comunidad LGTBQ+?

Por: Paolo Henríquez | Publicado: 29.08.2017
Matrimonio igualitario: ¿Quiénes representan a la comunidad LGTBQ+? Matrimonio igualitario | Agencia UNO
Que un activista de la comunidad diga representarla, pero busque cobijo político en quienes promueven odio y discriminación contra ella, muestra que sólo está velando por sus propios objetivos. Luis Larraín se cuadra con el fascismo y no estoy dispuesto a que me digan ‘te vai a poder casar’ sólo por la voluntad de una persona que utiliza una lucha histórica y disidente para pretensiones heteronormativas.

El día de ayer se ingresó el proyecto de matrimonio igualitario y, a propósito de esto, resulta crucial comenzar a hacer ciertas declaraciones.

La idea de «los gays se van a poder casar» está cada vez más presente. No obstante, la ley no figurará como una norma «para» los gays. En ella se constituye el derecho a personas del mismo sexo (biológico) a poder casarse bajo las leyes matrimoniales en Chile, algo que ha sido una lucha histórica por la defensa de los derechos de los grupos LGTBQ+, pero es una causa entre muchas otras que han estado a la deriva por demasiado tiempo.

Me resulta violento que hayamos puesto por delante una propuesta de derechos que, si bien es necesaria, es un beneficio sólo a quien se adscriba a ese compromiso.

Es momento que la comunidad comprenda que hay diferencias dentro de la consigna LGBT. Que no se ha ganado nada si las y los compañeros trans siguen sentenciados a la violencia sexual, hipersexualidos por una población sumisa ante influencias fundamentalistas. Comprender que las mujeres lesbianas sufren acoso. Que ser homosexual puede hacerte víctima, pero eso no te da permiso para ser victimario. La comunidad LGBTQ+ es diversa y ya no basta con unirnos sólo de palabra.

Pero algo más serio aún es ver quiénes representan y han representado la diversidad sexual en nuestro país. Un Pedro Lemebel, vulnerado artista social y disidente que luchó hasta su último aliento en contra de las censuras de una hegemonía higienizante heterosexual-cisgénero; un Gonzalo Cáceres, cercano a fascistas y abusado de su dignidad en los medios hasta la actualidad; o un Jordi Castell, New Age ‘gay male’ que se ajustaba normadamente a un país ‘progre’.

El caso icónico es el expresidente de la fundación Iguales y candidato a diputado Luis Larraín. Ya había realizado una aparición en el spot publicitario para la campaña del expresidente Sebastián Piñera en 2009, como parte de una pareja homosexual que vería el proyecto de matrimonio igualitario apoyado por la administración del entonces RN. Sin embargo, tras el término del gobierno de Piñera la tramitación de tal ley no llegó, fallando a la comunidad gay que había apoyado al presidente. Entre esos, Larraín, el que eventualmente lamentaría públicamente su apoyo a ese gobierno.

Hoy Luis Larraín se postula como diputado. En primera instancia como independiente, pero con el apoyo del partido de Felipe Kast, Evópoli, que apoyará la nueva candidatura de Piñera. Larraín justifica que no puede candidatearse y ganar si va como independiente.

Que un activista de la comunidad diga representarla, pero busque cobijo político en quienes promueven odio y discriminación contra ella, muestra que sólo está velando por sus propios objetivos.

Luis Larraín se cuadra con el fascismo y no estoy dispuesto a que me digan ‘te vai a poder casar’ sólo por la voluntad de una persona que utiliza una lucha histórica y disidente para pretensiones heteronormativas.

La sociedad debe comprender las diferencias entre las corrientes políticas que nacen de la diversidad sexual. Hay derechos sociales que son violentados por quienes creen que ‘pedimos mucho’. A mí no me interesa casarme mas si fuese por un caso muy beneficioso, y en ningún caso ‘por amor’. Pero sí me interesa que la dignidad de los y las compañeras empiece a ser efectiva.

Luis Larraín representa al gay que se parece a él. Heteronormado, profesional, liberal. Abramos los espacios y logremos visibilizar consignas de la comunidad lésbica, bisexual, trans, no-binaria, entre otros que merecen profundamente ser representadas. Es hora de enseñarle al mundo que nuestras necesidades culturales son diversas y que ya no podemos ni queremos ser ejemplificados por un hombre rubio ‘que no parece gay’, con ideales que no responden al clamor de quienes dice liderar.

Es hora de que la disidencia tenga la voz que tanto desea y merece.

Paolo Henríquez