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Estrategia automotora para el Chile del siglo XXI y el fin de los motores de combustión interna

Por: Ernesto Benado | Publicado: 16.09.2017
Estrategia automotora para el Chile del siglo XXI y el fin de los motores de combustión interna auto electrico | Agencia UNO
La simplicidad en el diseño de los modelos eléctricos, abre la posibilidad que Chile estudie la fabricación de un modelo popular de vehículo eléctrico en su territorio, ya sea con tecnología y diseño propio, o en asociación con alguna de las marcas más avanzadas en sus diseños. Chile tendrá la ventaja de producir en un par de años baterías de litio elaboradas usando los yacimientos de minerales más grandes y económicos a nivel mundial.

Varios países europeos han señalado el año 2040 como límite para la circulación de vehículos con motores de combustión interna, sean estos diésel o a gasolina. Aunque Estados Unidos no ha señalado todavía el año límite, se conocen los planes de las mayores productoras de vehículos, Ford, General Motors y Renault-Nissan Chrysler Fiat de ir impulsando la producción de vehículos híbridos y eléctricos, que se suman a la fábrica TESLA que se dedica exclusivamente a los vehículos eléctricos

¿Cuál será el impacto en Chile de esta sustitución tecnológica que en un lapso de 30 años implementará un cambio tan trascendente en el parque vehicular?

La primera decisión a tomar: Chile tiene un parque de 5 millones de vehículos de todos los tipos impulsados por motores de combustión interna y se importan en promedio 300.000 vehículos motorizados al año con un valor total promedio anual de US$8.000 millones. ¿Se adoptará la decisión de fijar un año en que dejarán de funcionar sus motores que queman petróleo diésel, gases de hidrocarburos o gasolinas’? ¿O se dejará sin regular su eliminación para que la sustitución se haga por vía de simple competencia en el mercado automotor?

Países pequeños como Holanda, que no tienen producción de vehículos motorizados en sus territorios, han anunciado un año límite para la circulación de esos motores.

Chile, que no produce vehículos automotores y que tampoco tiene reservas de hidrocarburos, parece estar en la categoría de países que debieran fijar un límite temporal para esa circulación. Pero ese no es el único criterio a decidir.

En EEUU. el criterio no es claro. En ocho estados -California, Rhode Island, Connecticut, Maryland, Massachusetts, Nueva York, Oregon y Vermont- ha predominado el criterio de reducir las emisiones contaminantes. En el continente europeo han seguido ese criterio Alemania, Reino Unido, Noruega y Holanda. El objetivo señalado es que a partir del año 2050 no se puedan vender más vehículos que no estén electrificados y sean respetuosos del medio ambiente. De cualquier forma, el anuncio se limita a determinar en qué momento los vehículos de combustión interna dejarán de ser vendidos, pero no significa en lo inmediato la prohibición de empleo de los que se hayan vendido en años previos. Estimaciones de expertos señalan que habrá que esperar otros 20 años antes de que entre en vigor alguna ley que directamente prohíba o limite el empleo de los vehículos de propulsión convencional.

En los países latinoamericanos con industrias automotrices de gran tamaño -Brasil, Argentina y México- el impacto será de grandes dimensiones. En Chile eliminar los motores de combustión interna de todo tipo, causaría efectos económicos y al mercado del trabajo significativos pero controlables y limitados.

Analicémoslos:

1° Hay un mercado laboral y de venta de repuestos que permite mantener en funcionamiento a los vehículos motorizados de distintas antigüedades, es la mano de obra de los talleres mecánicos de las grandes marcas automotrices y la de los talleres pequeños que mantienen y reparan los vehículos. Se estima que cada uno de los vehículos tiene un costo promedio anual de mantenimiento de 1.000 dólares anuales, o sea un total de US$5.000 millones entre mano de obra y valor de repuestos que se reducirán paulatinamente. El mantenimiento mecánico y del sistema eléctrico de los nuevos vehículos es menos demandante.

2° Existe una creciente red de estaciones de prueba de los vehículos motorizados, que en gran parte ensayan las emisiones de los motores que queman combustibles. Se deberán reducir, sólo a comprobar el sistema mecánico, frenos, dirección y luces.

3° Las estaciones de servicio que venden gasolina, diésel y combustibles líquidos, deberán cerrar gran parte de sus operaciones y limitarse al mantenimiento y carga de las baterías eléctricas y a la limpieza de carrocerías y control de frenos y dirección.

4° Se deberá implementar un servicio público para recargar las baterías eléctricas de los vehículos, tanto en lugares públicos y en autopistas.

5° La simplicidad en el diseño de los modelos eléctricos, abre la posibilidad que Chile estudie la fabricación de un modelo popular de vehículo eléctrico en su territorio, ya sea con tecnología y diseño propio, o en asociación con alguna de las marcas más avanzadas en sus diseños. Está aún pendiente y en ensayo la utilización de las celdas de combustible que generan el flujo eléctrico a partir de hidrógeno. Chile tendrá la ventaja de producir en un par de años baterías de litio elaboradas usando los yacimientos de minerales más grandes y económicos a nivel mundial.

Pareciera que el próximo gobierno deberá tomar decisiones trascendentes y prever el impacto que ellas tendrán en la transformación económica de Chile.

Ernesto Benado