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Opinión

La bajeza y violencia anti-inmigrante de Fulvio Rossi en la carrera por los votos

Por: Nanette Liberona Concha | Publicado: 21.09.2017
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Si bien asombra este tipo de artimaña electoral, responde perfectamente a quien ha forjado su carrera política a espaldas de la gente, legislando para reproducir la desigualdad social, devastar el mar, permitir el extractivismo indiscriminado de los recursos naturales, expoliar a los pueblos originarios, mantener la mercantilización y privatización de los derechos sociales.

“El fascismo se cura leyendo y el racismo se cura viajando”
Miguel de Unamuno

Con espanto descubrimos esta mañana, a pasos de la universidad, una pancarta electoral que enunciaba uno de los discursos más fáciles, reduccionistas y violentos relacionados a la inmigración.

El candidato a la reelección, senador Fulvio Rossi, hizo lo que ningún otro candidato se ha atrevido a hacer de forma tan directa, al plasmar la siguiente frase en su propaganda electoral: “No más migraciones ilegales. Ley de expulsión inmediata a los delincuentes”. ¡Cuántas cosas me pasan por la cabeza al leer esta frase populista! Hasta que un pito ensordecedor, de esos interminables, como los de una llamada telefónica que cuelga sin que tu hayas atinado a cortar, me deja sin palabras.

Tengo que escribir sobre esto, una opinión, una denuncia por discriminación, hablar de la bajeza por el voto fácil. Pero los argumentos no vienen, me invade la tristeza de sentir que vivo en una sociedad que fomenta la odiosidad hacia las y los inmigrantes, que se mira el ombligo creyendo tenerlo más bonito que el de los demás, esto me paraliza. Luego viene la rabia y una buena sacudida me ayudan a escribir.

En el imaginario de muchas personas, Chile aparece como un territorio aislado por su geografía y ubicación, pero lo sorprendente es ver cómo este sentimiento de aislamiento termina consolidando un etnocentrismo que reniega la continuidad territorial e histórica que lo vincula con el resto de América Latina y con la humanidad.  

Miro un mapa y veo el borde costero y una cordillera dividida por una ínfima línea dibujada. Esto es el Estado-nación chileno: una construcción histórica y político-administrativa, fundada belicosamente con sangre indígena, africana y mestiza.

Y luego, esta pancarta, miro la foto que permite leer una vez más la frase xenófoba y, por qué no decirlo, fascista de Rossi, que asocia “a la ligera” migración a delincuencia, promoviendo la ignorancia y la odiosidad; “expulsión inmediata” – publicidad engañosa.

Si bien asombra este tipo de artimaña electoral, responde perfectamente a quien ha forjado su carrera política a espaldas de la gente, legislando para reproducir la desigualdad social, devastar el mar, permitir el extractivismo indiscriminado de los recursos naturales, expoliar a los pueblos originarios, mantener la mercantilización y privatización de los derechos sociales.

Cuando percibo esta odiosidad hacia las y los inmigrantes pienso en la ignorancia en la que vivimos, creyendo en discursos que distorsionan las cifras reales en cuanto a las migraciones, a la presencia de inmigrantes en situación irregular, a su participación en hechos delictuales, desconociendo la vigencia de una ley que produce irregularidad e ingreso ilegal, debido a su origen añejo y dictatorial.

Pero lo que más me impacta es reconocer esa odiosidad en profesores, en educadoras de párvulo, en enfermeras, médicos o auxiliares, en funcionarios públicos, quienes desconocen los derechos de las y los inmigrantes y hasta su humanidad.

Cuánto nos falta para comprender que las migraciones enriquecen las sociedades, diversifican su cultura, aportan sabores, sonidos, palabras, formas diferentes de pensar, ver y hacer las cosas.

Cuánto nos falta para comprender que las fronteras nos bloquean la apertura al mundo, que provocan procesos de selectividad de las personas, generando exclusión e incluso muerte. Cuánto nos falta para reaccionar y apuntar con el dedo a quienes engañan a la gente, distorsionando la realidad, esos verdaderos delincuentes que nos roban cotidianamente, tomando decisiones que favorecen sus propios intereses y perjudican a la sociedad.

Nanette Liberona Concha