Avisos Legales
Opinión

Lo bueno, lo malo y lo feo

Por: Alicia Gariazzo | Publicado: 30.09.2017
Lo bueno, lo malo y lo feo | Foto: Agencia Uno
La Constitución del 80 impuso un excesivo centralismo y un presidencialismo extremo, lo que junto a la liberación de los mercados y al debilitamiento de sus roles de protector y planificador, impuso el Estado actual disminuido, sin un rol rector, desprestigiado, sin identidad, ni auto respeto.

Los partidarios del modelo neoliberal no son solo los propietarios de las riquezas y los grandes empresarios, también entre sus partidarios hay gente que no tiene ni un puto peso, como muchos de los dispuestos a votar por Piñera. A algunos les gusta la situación actual de Chile por ignorancia, pero hay otros, intelectuales y afines, que apoyan el modelo, a sangre y fuego, porque creen que la libertad que proclama es favorable al desarrollo humano. Dicha libertad se ha expresado en la transformación, desde 1973, del Estado de Bienestar.

Los neoliberales piensan que el Estado aniquila las libertades individuales, el emprendimiento y la capacidad creativa, sea, porque es gris y aniquilador, como en los socialismos reales, porque es mal administrador, o porque la excesiva protección no desafía a los más débiles a progresar. El Estado, por tanto, debe disminuir su presupuesto y solo encargarse de la represión a través de sus FFAA y Carabineros, los que deben estar fuertemente apoyados financiera e ideológicamente.

Así se implantó en Chile el nuevo modelo y se transformó un Estado que, en comparación con el resto de América Latina, era bastante fuerte y serio. Las características de Chile en homogeneidad racial, lingüística y la casi total comunicación geográfica por vía terrestre, hacían más fácil el cumplimiento de sus distintos roles. Lamentablemente, la Constitución del 80 impuso un excesivo centralismo y un presidencialismo extremo, lo que junto a la liberación de los mercados y al debilitamiento de sus roles de protector y planificador, impuso el Estado actual disminuido, sin un rol rector, desprestigiado, sin identidad, ni auto respeto.

Los libertarios no piensan que los países necesitan coordinación y alguna institución que piense en el futuro. Son enemigos de la planificación, porque les recuerda el socialismo, pero no son capaces de proponer otra instancia que prevea el futuro y que proponga ideas para compensar los impactos negativos del presente. La disminución de los presupuestos de investigación en las universidades nos ha dejado aún más huérfanos de ideas.

El pensamiento dominante en los últimos años en Chile es lineal y estático y olvida las más elementales leyes de la física. A Newton que demostró que cada acción tiene una reacción igual en sentido opuesto y a Lavoisier que afirmaba que en la tierra nada se crea ni se pierde, todo se transforma.

De esta manera, nuestros mentores nunca describen los resultados de sus tesis, sus consecuencias, posibles impactos o efectos secundarios. No se les ocurrió, por ejemplo, que la libertad excesiva puede llevar al libertinaje. Que un comercio exterior tan libre, liberado de aranceles y restricciones, restaría poder a las aduanas, disminuiría el buen personal técnico por falta de recursos, todo lo cual llevaría a que, además del libre ingreso de productos, pudiera entrar profusamente la droga y las armas con lo que se estimularía la trata de personas e incluso el tráfico de órganos.

Tampoco piensan en la relación de esto con la delincuencia. Quieren terminarla con represión, pero ignoran cualquier análisis sobre sus causas. En 1990 había en Chile 8.000 presos y en 2016 estos llegaron a cerca de 45.000. Todo el mundo sabe que cuando los presos salen libres deben volver a delinquir porque nadie les da trabajo, por lo tanto la cárcel es solo un paréntesis en sus vidas. Es claro que se debe actuar sobre las causas.

Piensan que el aumento de la delincuencia proviene de la ausencia de represión, no lo vinculan al narcotráfico, ni menos a este con la debilidad de las fronteras. Tampoco con el consumismo febril, con los miles de tarjetas entregadas a sola firma, la existencia de casinos que llaman a la prostitución, instalados en todas las regiones del país, ni a las máquinas tragamonedas multiplicadas por doquier.

Tampoco se relaciona a ninguno de los problemas mencionados con el suicidio adolescente. Chile es el país de la OCDE con mayor tasa de deprimidos. Los próceres orgullosos del modelo no dicen una palabra de la relación entre la depresión, el sobreendeudamiento, el trabajo ilegal y el consumo de drogas. Aunque es necesario reconocer que todo esto se ha democratizado. Son los más pobres los que se drogan más y consumen las drogas más duras. Las dueñas de casa más humildes las que se gastan el mayor porcentaje de la plata de la semana en las maquinitas de los almacenes del barrio. Las poblaciones populares las que ponen los espacios para el comercio del microtráfico, dirigidos por los dueños de los carteles desde sus casas en el barrio alto.

Los neoliberales confiaban en que el chorreo de las ganancias que obtendrían los grandes empresarios al predominar la libre empresa por sobre las imposiciones estatistas, compensaría la pobreza y las necesidades de los más vulnerables. Eliminaron al máximo el apoyo a las PYME con la idea de que la sobre protección estatal disminuye en los más débiles el impulso por surgir. Es así como hasta el Banco del Estado cambió de nombre. El predominio de las grandes familias se expresa casi morbosamente, en los canales de comunicación donde se nos informa lo decidido entre ellos. Hay que mirar las noticias que se les escapan para imaginar lo que pasa en el mundo. La posibilidad de una tercera guerra, la cuarta revolución industrial, las necesidades del país en el futuro, los impactos de la corrupción generalizada, las causas del suicidio y la depresión.

Los más sinceros neoliberales tampoco piensan que se requiere un organismo que controle los excesos de aquellos empresarios que no están dispuestos a actuar de acuerdo a las leyes de la competencia perfecta. Al imponer el modelo pensaban que, automáticamente, todo se equilibraría. Solo bastaba con que se cumplieran los equilibrios macro económicos, se gastara muy poco para que los impuestos pudieran prácticamente eliminarse y así los emprendedores produjeran tranquilos y crearan empleo. Para los neoliberales hay una relación directa y lineal entre no pagar impuestos, invertir, crecer y crear empleo. Para ellos no existen los períodos que las inversiones necesitan para madurar, menos que las inversiones actuales en tecnologías modernas no crean empleo, sino que eliminan fuentes de trabajo. Tampoco que los empresarios prefieren mandar a hacer sus manufacturas al Asia e invertir en los sectores financieros en los que controlan a consumidores y deudores a través de comisiones intereses usureros.

La libertad sexual que llegó al mundo es una de las ventajas del neoliberalismo, un avance para la mujer que incluso ha llegado a Arabia Saudita, pero como cada acción crea una reacción, ha producido fisuras en los neoliberales, crisis en la familia nuclear, ha aumentado el femicidio y ha desarrollado la pintoresca figura del macho latino. El que luce los bíceps y tríceps, se depila y usa cremas. Ya es común ver casos patéticos de ancianos intelectuales tiñéndose el pelo o depilándose la espalda para acompañar los resultados del viagra. La preocupación por la belleza es loable, pero hay que comenzar a pensar en las nuevas formas de vida en familia, dada la crisis sistemática del matrimonio, el matrimonio igualitario, la necesidad de adopción de niños que están planteando homosexuales y transgéneros.

La democracia es el mejor sistema existente, sin embargo el poder incontrarrestable de las grandes fortunas que ha llevado a que diez familias chilenas se encuentren entre los más ricas del mundo según los records de Forbes, impide un ejercicio amplio de la democracia y la soberanía. Al final todo queda entre las grandes familias y los recursos naturales como minería, suelos, bosques y caminos, que pertenecen a todos los chilenos, funcionan al servicio de los grandes, porque no hay forma de competir con los que lo tienen todo.

Hay muchos ejemplos más que detallar para destacar impactos no deseados por los gestores del modelo en que vivimos. En el campo de las relaciones internacionales, ya no se puede mantener ejércitos para posibles guerras que solo llenan de plata a los productores de armas. En el de la educación que requiere ser cambiada pronto, puesto que los oficios y profesiones que genera en la actualidad no se relacionan con las nuevas necesidades de las empresas dadas las nuevas tecnologías. En el de la protección, ya que el Estado no solo debería proteger y apoyar a los emprendedores más débiles y a los innovadores, porque necesitamos competir en el mundo con patentes e inventos, sino también a los más vulnerables de los cuales ahora se hacen cargo sus familias. Las dificultades del mundo actual y la disminución de las fuentes de trabajo, entra en contradicción con el aumento de la longevidad y las pensiones inexistentes, el cuidado de retardados, enfermos no valentes, terminales, niños y ancianos con necesidades especiales.

Los cambios del mundo y nuestra tristeza, nos obligan a pensar en una economía social y solidaria, donde no solo se apoye a los pequeños innovadores, sino también a que en las comunas, los barrios, nos apoyemos entre nosotros sin salarios de por medio, estimulando el trabajo voluntario y el apoyo mutuo, así como nació en el salitre chileno nuestro movimiento obrero y su organización.

Alicia Gariazzo