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La cueca maricueca en la Feria Internacional del Libro de Santiago 1997

Por: Víctor Hugo Robles, El Che de los Gays | Publicado: 26.10.2017
La cueca maricueca en la Feria Internacional del Libro de Santiago 1997 La cueca maricueca en Feria del Libro 1997 |
Nadie atinó a reaccionar pensando que -tal vez- mi inesperada intervención era parte del excéntrico espectáculo inaugural. Interminables minutos duró la improvisada acción hasta que guardias de seguridad subieron al escenario y me sacaron a la fuerza de la Estación Mapocho. Después, intentando superar el impasse, las autoridades pidieron disculpas por el hecho. ¡Qué bochorno!, comentó un ofuscado alcalde Jaime Ravinet. La expectación entre los reporteros que cubrían el evento siguió mi intervención hasta las puertas de la Estación Mapocho.

21 de noviembre de 1997. Para terminar un año de creciente visibilidad pública, me presenté en la Inauguración Oficial de la 17º Feria Internacional del Libro de Santiago, efectuada en el Centro Cultural Estación Mapocho de Santiago. Ahí desarrollé una de las más llamativas performances de “El Che de los Gays”. En el acto estaban los invitados oficiales de siempre, periodistas, escritores, gestores culturales y las más altas autoridades políticas. Todo era habitual, nada hacía presagiar lo que más tarde ocurriría. Nada, excepto mis labios pintados de rojo furioso, mi boina tipo Che Guevara y cierto aire de acontecimiento inaugural que recorría el lugar.

El ajetreo e inquietud comenzó cuando me senté en la primera fila saludando amablemente a la ex primera dama de Chile, Hortensia Bussi de Allende. Ella, cariñosa, lúcida e inteligente, se volteó al escuchar mi saludo mostrándose un tanto sorprendida por mi particular vestir. Saludó dulcemente y se acomodó junto a los otros invitados. Después de que ingresaron a la sala las máximas autoridades del país, entre ellos Jaime Ravinet, Alcalde de Santiago; José Pablo Arellano, Ministro de Educación y el Presidente del Senado, el derechista Sergio Romero, comenzó la Inauguración Oficial de la Feria Internacional del Libro de Santiago con el Himno Nacional, musicalizado por el Orfeón Municipal.

“Juicio a Pinochet”

Entonces, escuchando la inconfundible letra de “Puro Chile es tu cielo azulado”, salté raudo y desafiante al escenario con pañuelo rojo en mano y comencé a bailar desenfrenada cueca – maricueca al ritmo de la canción nacional. Mientras movía pañuelo y caderas, gritaba iracundo: ¡Juicio a Pinochet, juicio a Pinochet, por los desaparecidos, juicio a Pinochet!

Nadie atinó a reaccionar pensando que -tal vez- mi inesperada intervención era parte del excéntrico espectáculo inaugural. Interminables minutos duró la improvisada acción hasta que guardias de seguridad subieron al escenario y me sacaron a la fuerza de la Estación Mapocho. Después, intentando superar el impasse, las autoridades pidieron disculpas por el hecho. ¡Qué bochorno!, comentó un ofuscado alcalde Jaime Ravinet. La expectación entre los reporteros que cubrían el evento siguió mi intervención hasta las puertas de la Estación Mapocho.

Allí, custodiado por Carabineros de Chile esperé la llegada de un carro policial que –finalmente- nunca apareció. Algunos no comprendían las razones de mi loca detención, incluso, después de estar ampliamente custodiado por la policía, un solo carabinero me llevó detenido a la Primera Comisaría de Santiago pero en un radio taxi, siendo recibido en el cuartel por la teniente Alarcón que no daba crédito a la información que le entregaban. Era la primera vez que un marica bailarín nacional terminaba detenido en la Feria Internacional del Libro de Santiago. Luego de varias horas de curiosa detención fui liberado acusado a la policía local por “desordenes públicos”.

“Una muestra de grosería e incultura”

Mientras en la agitada Feria Internacional del Libro, escritores y autoridades políticas manifestaban sus opiniones a los medios de comunicación. El escritor Antonio Skarmeta, hoy Premio Nacional de Literatura, señaló al diario La Nación: “Fue un acto espontáneo, en un ambiente estimulante, amplio y democrático como el del libro, que tolera este tipo de expresiones, impulsos y excentricidades. Me pareció muy bien”. El poeta Raúl Zurita declaró irónico: “Encontré extraño que luego pidieran disculpas. A lo mejor pedían disculpas porque no había juicio a Pinochet. Por lo menos así lo entendí yo”. Por su parte, Sergio Romero, entonces presidente del Senado de la República, señaló con evidente molestia: “Fue una intervención absolutamente anormal, que no tiene respeto ni por el libro, ni por el himno patrio. Es una vergüenza. No lo considero un ataque al general Pinochet, sino una muestra de grosería e incultura. Lo que más me extraña es que alguna gente del público haya aplaudido. Demuestra que los valores se están perdiendo. No es posible que este tipo de pervertidos opaquen una ceremonia internacional”.

Un año después, el 16 de octubre de 1998, Augusto José Ramón Pinochet Ugarte fue detenido en la London Clinic acusado por tribunales españoles de crímenes de lesa humanidad. Ese inolvidable día recordé la desaforada cueca – maricueca en la Feria Internacional del Libro de Santiago de la Estación Mapocho.

“El Diario del Che Gay en Chile” de Víctor Hugo Robles, periodista, apóstata y activista de la diversidad sexual, conocido como “El Che de los Gays”. Feria Internacional del Libro de Santiago 2017. Stand de OchoLibros Editores. Foto: Luis Navarro.

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