Guacolda Labraña viaja por todo el país acompañando al club porteño y dice que la barra de los «panzers» se ha convertido en su familia.
Guacolda Labraña viaja por todo el país siguiendo a Santiago Wanderers. Tiene 76 años y uno de sus máximos sueños es ver al club porteño en la Copa Libertadores de América.
La mujer de la tercera edad padece de artrosis, sordera y problemas a la tiroides pero dice que el cuadro del puerto «le da la vida».
Es por esto que Labraña decidió poner en venta su casa. «No hay vuelta atrás. Ya puse a la venta la casa que tengo en el sector de Porvenir Bajo de Valparaíso y ahora estoy viviendo en la casa de mi hijo. El precio es de 17 millones de pesos y es para financiarme el viaje, porque una Copa Libertadores con mi Wanderers es algo que quizás nunca más volveré a ver. No puedo quedarme en Chile mirando la televisión», argumenta a LUN.
Labraña relata que, a veces, viaja sin dinero y que no tiene vergüenza en pedir dinero en la calle con algunos jóvenes de la barra. «Viajo por todo Chile siguiendo a wanderito con todos los malacatosos, je. Soy la más vieja y los otros son todos niños, pero me cuidan. Son mi familia y llevo 13 años viajando con la barra. Antes vivía en Estados Unidos, pero regresé a Chile en el 2005 y me dediqué a disfrutar la vida siguiendo a mi equipo. Wanderers me hace tener vida»
La hincha que este año recibió el título de «socia honoraria» por parte de la Corporación Santiago Wanderers incluso piensa en su funeral.»Les dije a mis hijos que mi cajón tienen que pintarlo verde y autorizar a Los Panzers que canten en mi funeral«, cuenta Labraña.