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Guillermo Moscoso, artista visual: “Elijo la performance como una herramienta política para decir desde el cuerpo»

Por: core | Publicado: 10.02.2018
Guillermo Moscoso, artista visual: “Elijo la performance como una herramienta política para decir desde el cuerpo» moscoso 1 |
Conversamos con el reconocido artista visual y performer político Guillermo Moscoso (Chiguayante, 1972). Veinte años de arte acción desafiando a los ultraconservadores. Desde la precariedad y la disidencia, desde la militancia no partidista ha traspasado fronteras simbólicas y geográficas con una obra que hizo del propio cuerpo una poderosa herramienta y territorio para el discurso y el activismo.

El encuentro con la audiencia de “Activa tu Presente con Memoria” en la Sala David Stitchkin fue íntimo. Casi susurrando acercó su poética a no más de quince personas frente a las cuales el reconocido artista visual y performer político, Guillermo Moscoso (Chiguayante, 1972) literalmente hasta el suelo desenrolló su testimonio, mientras proyectaba los principales registros que dan cuenta de dos décadas de incesante creación crítica al margen de todo y al mismo tiempo conectado con todo, puesto que ha traspasado fronteras simbólicas y geográficas con una obra que hizo del propio cuerpo una poderosa herramienta y territorio para el discurso y el activismo.

Guillermo interpeló lo normalizado encarnando el gesto dramático, pálido y consumido de “El Ángel Indulgente” y «Areasucia», alter egos que permanecen en la retina de la historia del under penquista de los noventas. Simultáneamente, en la agrupación comunitaria Positivamente Positivos, Moscoso aportó a denunciar y visibilizar la discriminación de VIH/SIDA durante los peores años de la pandemia, cuestionando los espacios biopolíticos que hasta hoy sellan un país segregador cuyo cuerpo social e imaginarios están dañados por estrategias de despojo, violencia e impunidad.

¿Cómo nace tu interés por las artes visuales?

Desde pequeño manifesté un especial interés por el arte en general, pasaba tardes enteras dibujando y contando historias en el papel, mis juegos se volvieron más complejos cuando comencé a escenificar y construir maquetas con diversos materiales y motivos. Pasaba mucho tiempo hojeando enciclopedias, admirando obras de diversos artistas, desde niño comprendí que era el único medio donde podía existir, un espacio de plena libertad. Cuando más grande me encontré trabajando en una imprenta que luego se amplió a servicio de copiados, tampoco imaginaba pasar la vida en eso y decidí estudiar arte, carrera que no finalicé. Sin embargo, fue el pie inicial para dar curso a esta aventura que no ha tenido límites, tan sólo una necesidad vital de dejar un vestigio en el medio donde vivo, hurgando en la memoria individual y colectiva donde mis habilidades encuentren un propósito. Sabiendo que no sería fácil igual me enfrente a esa pulsión de vida.

¿Cómo sintetizarías la evolución de tu búsqueda y propuesta artística durante estas dos décadas de creación?

Como un largo camino con aciertos y desaciertos, desde la necesidad vital e inmediata y precaria, hasta propuestas más complejas con múltiples capas abarrotadas de un barroquismo objetual y simbólico que cuestiona constantemente lo normalizado, donde el cuerpo ha sido el medio para reflexionar y cuestionar en torno a diversas temáticas que constantemente se encuentran en crisis en nuestra sociedad.

Luego de explorar otros lenguajes, ¿por qué elegiste a la performance como principal medio expresivo?

A mediados y finales de los ’90 desarrollaba la técnica de la xilografía acompañada de textos de carácter poético, donde contaba una historia de amor y desamor, cuerpos diversos, enfrentados a cuestionamientos existenciales, una suerte de lira popular que entrecruzo con la temática del VIH/SIDA ya que amigos/as y conocidos comenzaron a morir a causa de esta epidemia, entonces cruzo biografía y memoria para dejar un vestigio de esta problemática devastadora e invisibilizada en nuestra sociedad. En ese contexto de múltiples urgencias y carencias, tomo la decisión de contar con mi propio cuerpo la historia que relataba en las xilografías que formaban parte de la serie llamada “El ángel indulgente”, así llegué a la performance, por una necesidad vital y en el camino aprendí de este oficio en el ir haciendo. Esta fue la disciplina que me abrió un gran abanico de posibilidades en el campo de las artes visuales hacia diversas técnicas. Paralelo a esto, comienza mi trabajo comunitario en Positivamente Positivos de Concepción, agrupación de personas viviendo con VIH/SIDA, familiares y amigos, aportando desde el arte, haciendo activismo para visibilizar muchas demandas en torno a la epidemia a nivel local. Elijo la performance como una herramienta política para decir desde el cuerpo, desde la sospecha diversos temas en torno a la memoria, biopolítica, territorio y biografía.

Rol social y político del arte

Aunque pareciera permanecer en los bordes de las prácticas de arte, ¿cuál dirías que es el principal aporte que hace -o debe hacer- el lenguaje de la performance al pensamiento crítico?

La performance tiene el deber político de cuestionar la realidad en la cual somos partícipes. Todo es quiebre, interpelación y reflexión desde el cuerpo que crea relatos e irrumpe en el espacio público, desestabilizando numerosas formas de poder. Tiene una naturaleza multidisciplinaria que abarca distintas áreas, se abre a las ciencias sociales en especial la sociología y antropología ya que el cuerpo presente es el encargado de develar otras formas de pensamiento que va construyendo una trama de múltiples capas y símbolos con una particular forma de ver la realidad.

Biopolítica. Recientemente nos enteramos del aumento en las notificaciones por VIH e ITS que ponen a Chile en el primer lugar de América Latina. ¿Qué opinión tienes sobre la estrategia de salud pública que se ha desplegado para enfrentar la problemática del SIDA en Chile?

Son totalmente desastrosas, tan sólo ver los dimes y diretes en la prensa el año pasado por las altas tasas de notificaciones en nuestro país, donde las políticas públicas de salud son un fracaso rotundo. Aunque en el transcurso de los años se ha evolucionado a nivel de acceso a la salud, su diagnóstico, seguimiento y tratamiento, el VIH/SIDA es garantía Ges-Auge, con mejores espacios de infraestructura para la atención de usuarios, con personal más calificado. Sin embargo, nada es suficiente, ya que cada día son más las personas que ingresan al programa buscando atención. Veinte años atrás era muy precario, existían sólo buenas voluntades de algunos profesionales de la salud para la atención de las personas seropositivas, ya que la discriminación en los espacios sanitarios era descarnada. No existían tratamientos antirretrovirales para todos quienes lo requerían y los pocos eran asignados a familias heterosexuales felizmente casados en santo matrimonio y quienes quedaban en las listas de la muerte (lista de espera) eran hombres homosexuales, travestis y trabajadoras sexuales. Entonces, de ese imaginario surgen las organizaciones para terminar con esta gran injusticia. Incluso se gestó la Ley de SIDA 19.779, una gran lucha de la sociedad civil VIH organizada para obtener muchos de los derechos que en la actualidad están resguardados por esta ley, una ley que es para todos los chilenos/as pero lamentablemente el gobierno jamás la ha promocionado, sigue siendo una ley muerta, la ciudadanía en general no tiene acceso a la información porque para quienes legislan es peligroso tener ciudadanos informados y empoderados.

¿Crees que hemos contra evolucionado en ese aspecto?

Lamentablemente, como sociedad no hemos evolucionado en nada con esta temática, faltan políticas claras y efectivas en prevención del VIH/SIDA, campañas nacionales y focalizadas durante todo el año y en todo el territorio respetando sus identidades y construcciones socioculturales. El Ministerio de Educación tiene una deuda histórica con la educación sexual, los padres y familias en general no hablan de estos temas con sus hijos, las religiones deberían callar y no emitir juicios y castigos moralizantes, ya que esto es una problemática sanitaria que necesita a todos los componentes sociales para romper con el estigma. Este último tiempo ha sido nefasto con las cifras de notificados en nuestro país y si  fuese poco la Ministra de Salud Carmen Castillo y su radiante equipo de asesores ha tomado la determinación de trasladar la atención de salud de las personas seropositivas a la atención primaria, o sea, las personas que viven con VIH/SIDA deberán ir a sus policlínicos del barrio a exponer su condición de salud, la cual esta resguarda por la Ley de Sida, además no existen profesionales calificados, ni infraestructura adecuada para recibir a estos usuarios. Además en varios hospitales ha habido desabastecimientos de medicamentos antirretrovirales, falta de condones y las autoridades no dan respuestas claras, solo salen  dando paños fríos a esta crisis del SIDA, agrégale el nuevo componente de la comunidad inmigrante en nuestro país que también tiene derecho a salud por cuestión de derechos humanos a nivel global, pero salen nuestros compatriotas con su racismo y xenofobia totalmente infundadas. Entonces, queda mucho por hacer y lamentablemente el escenario político no es propicio, jamás lo ha sido para las políticas del SIDA. El silencio es igual a muerte. A nadie le interesa mientras no golpea en sus propias vidas, o en sus familiares y amigos, aún así sigue este círculo vicioso de la discriminación.

Patetismo de Chile. Pareciera que estamos rodeados de personajes más que de personas. ¿Hay algún episodio o figura del panorama social o político de Chile que te parezca una performance en sí mismo?

Existen diversos personajes que llaman la atención, podría hacer una lista interminable entre políticos y socialités. Sin embargo, destaco las hilarantes acciones del autoproclamado Pastor Soto con su homofobia desquiciada, Marcela Aranda -la vocera del bus de la libertad- con su intolerancia a flor de piel es la mesías de la familia y la moral del decoro, el vergonzoso y nefasto nombramiento de la senadora Jacqueline Van Rysselberghe como presidenta de la Comisión de Derechos Humanos del Senado, Andrés Zaldívar, el decrépito anciano que se las arregló para estar cuatro años más en el Congreso, el mojigato encubridor de pedófilos y amasador de dinero el Cardenal Ricardo Ezatti, un cínico en el poder de la iglesia católica, le agrego todo lo relacionado con la visita del Papa Francisco, una mega performance duracional.

Ejercicios de Memoria Colectiva

Imaginarios y Derechos Humanos. ¿Cuál crees que es la resignificación más importante que debiera realizar Chile en esa materia?

Chile en general debería hacerse cargo de su historia, de los diversos atropellos a los DDHH durante todo el tiempo que llevamos como nación, incluso desde mucho antes. Para nuestra historia reciente es importante que exista juicio y castigo efectivo a todos aquellos que violaron los DDHH y los que siguen enalteciendo y perpetuando la memoria del  dictador, acá todo ha sido y hecho a la medida de lo posible, para no desarmar el negocio. Además es totalmente inmoral que aún nos rijamos por una constitución hecha en dictadura, donde empresarios y políticos de diversas tendencias se han beneficiado bajo este modelo económico que enriquece a los que ostentan el poder. Debió ser el primer gesto de la mal llamada transición que me huele a continuismo, es por ello que proclamo una nueva constitución desde y para la ciudadanía.

¿Cuáles crees que son los espacios de memoria que falta reconstruir?

Pensando en el lugar en el que vivo, en mis orígenes, es de suma importancia relevar la historia de los territorios que están fuera de los discursos oficiales. Las memorias individuales y colectivas de nuestras calles, barrios, villas y poblaciones con identidades diversas y múltiples luchas sociales, sus reivindicaciones, sus disidencias, sus comienzos, sus personajes, sus dirigencias, acontecimientos, hitos y tragedias. Donde los mismos vecinos-ciudadanos, actores en primera persona reconstruyan su memoria estableciendo las formas de como salvaguardar y transmitir esa historia colectiva antes que terminen en el olvido.

Mirada retrospectiva. ¿Qué sientes y qué piensas cuando miras el camino recorrido? ¿Qué vivencias trascienden en tu dinámica de vida/obra?

Siento que todo no ha sido suficiente y es por ello que aún tengo la convicción de seguir entregando mi trabajo a la comunidad en nuevos proyecto en un futuro cercano. Con financiamiento o sin recursos igual he realizado un cuerpo de obra extenso en el tiempo, el camino es más lento, pero la autogestión te da cierta autonomía liberadora de esta disidencia que por momentos se ha inmiscuido en espacios académicos y de poder. He aprendido a mirar mi trabajo con la distancia de los años, con la plena convicción que lo realizado ha sido con el más profundo compromiso con las personas y temáticas que abordo, con la honestidad que se merece mi oficio de hacedor de espacios que interpelan a la sociedad en su conjunto. He aprendido que la ansiedad es una consecuencia de las carencias y que independiente que tengan la urgencia de dar una respuesta reparadora, debo prestarle toda la atención del mundo con sus pro y contra, sus efectos y reacciones ya que no soy un ser individual, mi obra habla desde lo colectivo, desde esta particular forma de ver mi entorno donde habito, como llegan  y proceso las cosas que afectan nuestro diario vivir.

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