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Opinión

Caso Sophie: ¿Qué y quién falló?

Por: Estefanía Campos Figueroa | Publicado: 19.02.2018
Caso Sophie: ¿Qué y quién falló? so | Foto: Agencia Uno
No debemos quedarnos solo en la denuncia, que sin duda es importante pero no suficiente. Debemos ser reflexivas frente a hechos tan brutales como este caso, acompañarnos y estar alertas. Desde los micro-machismos, desde nuestras relaciones cotidianas.

Hace algunos días nos enteramos del macabro abuso sexual, golpiza y finalmente asesinato de Sophie, bebé de un año y once meses, en la comuna de Puerto Montt. El presunto autor del crimen se individualiza como Francisco Ríos Ríos, de 26 años, quien fue formalizado por el delito de parricidio tras la acreditación del parentesco entre este y la niña.

Según denunció el medio local “La opinión de Chiloé”, este sujeto presenta un largo historial de violencia intrafamiliar y reiterados delitos como robo, hurto y porte de armas, que tienen inicio en 2009, sorpresivamente de todos los cuales este ha salido impune o ha sido “perdonado” por diferentes causas, que pasan por cierre del caso, prescripción de sanciones, suspensión condicional del procedimiento, cumplir la sentencia en forma insatisfactoria, decisión de la fiscalía de no perseverar en la investigación, retractos de víctimas, sobreseimiento de la causa, etc.

Todo ese historial nos muestra que no sería la primera vez que este sujeto se ve enfrentado a la justicia, por lo que es evidente que algo está fallando sistemáticamente para que él continúe libre, siendo un peligro para la sociedad en su conjunto pero por sobre todo para las mujeres. Esta información nos pone en un escenario aún más crudo, puesto que teniendo dichos antecedentes, algunas creemos, que este caso se podría haber evitado si se hubiesen tomado las medidas correspondientes a tiempo.

¿Qué y quién falló?

Algunos culpan a los organismos estatales y a los no gubernamentales orientados a la protección de la mujer y menores. Otros a la justicia, pero la verdad es que desde un punto de vista integral este fatal desenlace tiene responsabilidad compartida.

Porque –y sólo por enumerar algunos ejemplos- no hemos sido capaces de instaurar una política educativa del cuidado y respeto mutuo, no hemos sido capaces de crear redes sólidas de apoyo para las víctimas de violencia, no se ha dado cumplimiento cabal a las medidas de seguridad ante la Violencia Intra Familiar, no se ha legislado eficazmente sobre la violencia contra las mujeres. Como sociedad no le hemos tomado el peso a lo urgente que se transforma el feminismo y su lucha contra el patriarcado que oprime, maltrata y termina matando a nuestras mamás, hermanas, primas, tías, sobrinas, vecinas, amigas, hasta que ocurren hechos de este nivel de gravedad.

Algunas personas dicen que dejemos de quejarnos, que se ha avanzado en la materia, que estamos exagerando, pero realmente no ha sido suficiente. No somos violentas ni subversivas, recurrimos a las instituciones democráticas para prevenir, pero seguimos siendo violadas, agredidas y asesinadas incluso después de denunciar; y eso nos interpela a todas, a todos y a cada uno de nosotres a cuestionarnos efectivamente que otras medidas debemos tomar como sociedad en su conjunto y en particular, para frenar a esta realidad país que nos aqueja y nos mantiene con altísimas (y preocupantes) tasas de femicidios.

Las redes sociales y las calles, las organizaciones de mujeres y feministas ya comenzaron a manifestarse exigiendo justicia para Sophie, pero ¿acaso es suficiente? Debemos ser capaces de generar una agenda sostenida contra la violencia hacia las mujeres y personas LGBTI, dejemos de ver estos casos como situaciones aisladas y empezar a entenderlos dentro de un sistema de opresión y violencia que nos margina y denigra.

No debemos quedarnos solo en la denuncia, que sin duda es importante pero no suficiente. Debemos ser reflexivas frente a hechos tan brutales como este caso, acompañarnos y estar alertas. Desde los micro-machismos, desde nuestras relaciones cotidianas.

Necesitamos dejar de andar con miedo por la calle, necesitamos dejar de ser agredidas.  Para ello necesitamos que nos eduquemos y que se generen medidas de protección reales porque sabemos que, lamentablemente, terminar con la violencia física, verbal y sexual hacia las mujeres es una construcción de largo aliento. Pero no nos rendiremos.

Estefanía Campos Figueroa