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Carmen Gloria Arroyo: «Me defino feminista aunque me digan feminazi, me importa bien poco»

Por: Paula Aguilera | Publicado: 26.02.2018
Carmen Gloria Arroyo: «Me defino feminista aunque me digan feminazi, me importa bien poco» | /Agencia Uno
En medio de la popularidad que trajo para TVN su llegada al matinal del canal, y de revelaciones polémicas como que Chilevisión la obligó a participar como candidata a reina del Festival de Viña del Mar, la abogada conversó con El Desconcierto y se refirió al largo camino que recorrió para poder estudiar Derecho, los coqueteos que ha recibido desde distintos partidos políticos y su postura frente a temas como el aborto y la eutanasia.

El panorama laboral y televisivo de Carmen Gloria Arroyo (53) cambió de forma abrupta en menos de dos meses. Hasta los últimos días de diciembre pasado aún trabajaba en Chilevisión con su histórico programa «La Jueza» y preparaba nuevos proyectos, pero todo eso quedó truncado cuando la dirección del canal anunció el fin del espacio después de once años al aire y el despido de todo el equipo.

Un mes después, Arroyo aterrizó en TVN y por estos días está todas las mañanas en el matinal «Muy Buenos Días», al que llegó con la sección «Carmen Gloria Responde», en la que explica de forma didáctica temas legales como el conflicto por el testamento de Nicanor Parra o cómo se procede para obtener una pensión alimenticia. Su presencia encendió la competencia por el rating e incluso ha logrado que el programa supere en varias ocasiones a «Mucho Gusto» de Mega, el líder indiscutido de las mañanas, y esté en el segundo lugar para hacerle la pelea.

– ¿Cómo evalúas tu llegada a TVN?

– Fue un cambio bastante abrupto, improvisado. Estaba en conversaciones con TVN antes de que se produjera el despido masivo de todo el equipo pero evidentemente ese hecho apuró todo: estaba la premura por cerrar, por concretar luego, porque había que asegurar la fuente de trabajo. Estoy muy contenta, creo que superó con creces mis expectativas, es un canal donde el trabajo social es una de las prioridades para desarrollar y eso es lo que a mí me apasiona. Además mi participación en el matinal se ha restringido a lo que yo sé hacer, lo que me gusta, y lo que la gente está acostumbrada a ver de mí.

Yo sentía que había muchos «viudos de La Jueza» –como dijo un seguidor por ahí en redes sociales– pero nunca dimensioné a qué nivel, y eso los primeros días me dejó muy emocionada. Cuando la gente se desbordó escribiendo y nos convirtió en TT nacional a los pocos minutos de que estábamos conversando, a mí me impactó, y hasta el día de hoy me impacta la acogida que hay y las ansias por seguir conociendo.

– ¿Por qué crees tú que le ha ido tan bien a tu sección? 

– Yo creo que es porque son temas que a la gente le cuesta digerir. En general los abogados tienden a hablar en términos muy técnicos y yo me puse como misión de vida enseñar esto en el lenguaje más cercano y más coloquial posible para el entendimiento de cualquier persona, que cualquier ser humano normal pueda entender y aprender con nosotros.

Y sin duda, todo el secreto de los buenos resultados obtenidos es producto de que la gente tiene un interés evidente por estos temas, por manejarlos, por buscar ayuda, por aprender y poder defenderse de mejor forma. En el fondo es eso, cuando tú le enseñas a las personas cómo funciona el derecho, cómo pueden ponerlo en marcha, cómo pueden recurrir a él, en el fondo les estás enseñando cómo defenderse, y eso siempre va a ser de interés.

Tenaz opositora de la pena de muerte

Uno de los episodios más polémicos del matinal fue durante los primeros días de la abogada. Las agresiones y abusos que sufrió la pequeña Sophie y que gatillaron su brutal muerte en Puerto Montt abrieron el debate sobre reponer la pena de muerte en Chile, el tema se instaló como una de las principales discusiones, y quien apareció y llamó la atención como una de sus más férreas defensoras fue la abogada y diputada electa de RN, Camila Flores.

El matinal armó un panel de debate con Flores, Macarena Tondreau y Karen Bejarano a favor del asunto, mientras que como opositoras estuvieron Andrea Arístegui, Monserrat Díaz («Monty») y Arroyo. En la ocasión, tanto Arístegui como Arroyo llamaron la atención en redes sociales y recibieron tanto apoyo como críticas por lo «apasionadas» que fueron al defender por sus posturas, y ese fue uno de los temas más comentados del día.

– ¿Cómo ves que se estén volviendo a hablar temas como la pena de muerte o la eutanasia?

– Temas como el aborto, eutanasia o pena de muerte son asuntos que debemos discutir y debatir como sociedad, lo que me molesta sobre manera es cuando se usan estas banderas de lucha en forma populista y sin fundamento. Es todo lo contrario a lo que yo pretendo hacer entonces me exaspera, porque yo pretendo que todos aprendan con sustento. Me exaspera que aparezcan ciertos personajes tratando de vender humo porque políticamente resulta. Es una bandera de lucha súper bonita decir «yo salgo a defender a la gente que está sufriendo y mato a todos los delincuentes». Que lo diga una persona que no tenga conocimiento de derecho, bueno, no está en su área, pero que un abogado empiece a hablar de eso sabiendo que es imposible, uno dice «oye cuenta la historia completa, no contís la mitad, no des el grito para la galería». La gente puede pensar y tomar la decisión que quiera, pero que sea una informada. Una decisión desinformada para mí es un abuso en contra de nuestro pueblo y eso no me gusta, y por eso lo debato con tanta pasión.

– ¿Qué opinas tú sobre el aborto y la eutanasia, que también los mencionabas?

– Yo con lo del aborto siempre he sido clara en mis posiciones porque creo que las situaciones que contempla la ley son bien específicas y claras y sería bien aberrante pedirle a una mujer que cargara con algo así. Y sobre todo que sea un tercero, en este caso, que sea el Estado el que le exija a una mujer tomar una decisión como esa. Así que estoy conforme con que hoy exista una legislación y que se permita.

También estoy absolutamente a favor de la eutanasia. Creo que nadie puede obligar a otra persona –bajo más o menos el mismo principio del aborto– a sufrir y a vivir más allá de lo que la vida misma le está entregando, porque es aumentar la sobrevivencia más allá de lo posible. Lo digo con pleno conocimiento de causa porque mi madre tuvo una enfermedad muy grave, muy agónica, y finalmente se buscó una especie de resquicio: si no seguía realizando un tratamiento se iba a producir su deceso en 24 horas, y ella optó por eso. Me parece que es un derecho que debiéramos legislar y permitir. Nadie quiere perder un ser querido, pero cuando esa persona está pasándolo muy mal, está llegando al límite de su tolerancia al dolor, no podemos priorizar nuestro egoísmo por sobre la salud y bienestar de ellos, y a veces lamentablemente el bienestar significa abandonar esta vida. Hay que saber soltar.

Su sueño de ser abogada y el arribo a la televisión

Con una mamá dueña de casa y un papá carabinero, uno de los principales hechos que marcó la vida de Carmen Gloria Arroyo fue la separación de sus padres, cuando tenía 13 años. Antes de eso, cuenta que tuvo una niñez más cómoda, pero luego, además de perder el contacto con su padre –del que era «bien regalona» y a quien pudo ver solo un par de veces después–, vivió en una casa donde todo «alcanzaba justo».

«Mi papá desapareció de la vida de nosotros durante por lo menos dos años, mi mamá era dueña de casa entonces fue una situación súper compleja donde pasamos por vender las cosas de la casa, ayuda de los tíos, de los vecinos, de todo el mundo. Hasta que un tío logra convencer a mi mamá de interponer una demanda y finalmente lograr una pensión de alimentos que nos permitió seguir viviendo, pero fue una situación súper compleja no solo emocionalmente sino que también económicamente», relata.

– Tú no estudiaste Derecho inmediatamente después de que saliste del colegio, ¿cómo fue?

– Cuando yo salí del colegio mis papás estaban separados entonces no había plata y, por el sueldo de mi papá, yo tampoco tenía opción de optar a una beca, y plata para pagar la universidad no tenía. Entonces empecé a estudiar primero Secretariado, después estudié Inglés, después Técnico en Seguros, después Licenciatura en Historia. Hice el camino bien largo hasta que llegué a Derecho, cuando ya tenía 26 o 27 años. Me di la vuelta larga, y por eso yo transmito eso a la gente que me sigue, cuando uno tiene un sueño, se puede cumplir. Puede que el camino sea mucho más largo, mucho más duro, más difícil, pero si uno quiere, se puede.

– ¿Tenías en mente llegar a la televisión?

– No, jamás. Nunca fui a un casting, a una prueba de cámara, nada. Yo llegué por unos casos emblemáticos de connotación nacional que me tocó tramitar, que son los de Gemita Bueno y Rodrigo Orias, el asesino de la catedral, y a raíz de eso me empezaron a entrevistar mucho, a invitar a noticieros y yo iba como parte de mi estrategia para la defensa, para cambiar la apreciación de la opinión pública respecto a estos casos. Y ahí la gente de la televisión me empezó a ver, le empezó a gustar y cuando tienen el proyecto de «La Jueza», me llaman para ofrecerme esta posibilidad. Al principio no me gustó mucho ni me convencía, porque no era lo mío principalmente, pero se dio la disyuntiva, estaba recién separada, con tres hijos y pocas lucas, así que dije «ya, entro por dos años para estabilizarme económicamente y después me salgo». Y cada dos años he pensado lo mismo y ya han pasado once.

– ¿Cómo evalúas tu tiempo en pantalla?

– Me gustado mucho, creo que es una plataforma maravillosa donde yo puedo dejar fluir mi vocación que es entregar servicio social más allá del que uno puede hacer en forma privada –que yo lo hago–. Esto es público, tengo la mejor visibilidad para todo lo que algún día me hubiera gustado hacer. El que yo tenga feedback de que las mujeres me cuentan que han aprendido cómo se usa el artículo 150, que cómo es el derecho de alimentos, cuáles son los derechos de los hijos. Escuchar eso, que la gente lo ha aprendido a lo largo de los años, para mí es un orgullo, es tremendo.

– Me imagino que eso también tiene que ver con lo que me contabas de tu historia 

– Yo creo que sí. El amor por la carrera de derecho surge muy pequeña, yo siempre quise ser abogado, no quise ser otra cosa, porque mi papá era carabinero, entonces siempre estuvo vinculado con las leyes y para mí el tema de las leyes era entretenido. Y después cuando mis papás se separan y mi mamá queda súper mal, pucha, qué ganas de que alguien nos hubiera dicho «tienen que ir para allá» porque uno cuando no sabe, anda de puerta en puerta, ventanilla en ventanilla, y nadie tiene la paciencia para explicarte, para enseñarte, lo que hablan los abogados uno lo entiende un cuarto, esos son los recuerdos que yo tengo de mi infancia. Entonces yo pensaba «pucha qué ganas de explicar, de enseñar, sin tener que cobrar, sin ningún compromiso».

Feminismo y coqueteos con la política

Arroyo cuenta que uno de sus principales intereses son los derechos de las mujeres y que le gustan los textos de Virginia Woolf, los discursos de Meryl Streep –»que son para llorar, maravillosos»– y los de Oprah Winfrey, de quien también está leyendo su libro por estos días.

Por otra parte, hace pocos días llamó la atención cuando, en el contexto festivalero, confesó que en 2011 Chilevisión la obligó a ser candidata a Reina del Festival de Viña del Mar, ya que su contrato decía que tenía que participar en las promociones que el canal determinara, y que no tiene buenos recuerdos por la relación que tuvo con las otras participantes. Este año dicha instancia fue reformulada y se incluyó también la elección de un rey, como una especie de «solución» a los reiterados cuestionamientos que ha recibido por el tratamiento que se le da a las mujeres.

– Tú que llegaste a la televisión como abogado, ¿cómo ves ese escenario?

– No estoy demasiado pendiente de lo que pasa ahora, por ejemplo, el otro día estaba viendo la gala y más de la mitad de la gente que pasó por la alfombra roja no sabía quiénes eran, era muy chistoso. Pero creo que los medios de comunicación son una necesidad a nivel social y es impensable un país donde no existan, entonces, eso sí, me parece que debiera existir mayor conciencia sobre la responsabilidad, de la importancia que tiene ser un comunicador social, y de repente no hacer comentarios tan destemplados o irresponsables porque estamos siendo –quiérase o no– referente para mucha gente que está mirando.

– Antes me mencionabas que valoras que mujeres hayan aprendido sobre los asuntos legales que expones, ¿hay un interés especial tuyo por los temas de género?

– Por los derechos de las mujeres. Estoy siempre tratando de estar presente en campañas, de estar escribiendo sobre el tema, porque creo que ahí sí que estamos en la edad de piedra. Uno todavía escucha desde descalificaciones hasta descréditos con respecto al rol de la mujer, y lo que es peor, de muchas mujeres uno escucha eso. Mujeres que validan «no, es que es maraca», «es que pa’ que anda vestida así, por algo le dijeron eso», «se lo habrá buscado», «es tonta, por eso se queda con el hombre que le pega, por qué no se va de ahí». Hay un desconocimiento porque todo eso no es mala intención, es ignorancia, entonces creo que ahí lo que falta es difusión, por eso mi empecinamiento por hablar, enseñar y escribir sobre este tema.

– Tú, por ejemplo, estás en un matinal, instancias que han sido bien criticadas por sus enfoques machistas. ¿Cómo crees tú que influyen en lo que me dices?

Finalmente, la televisión es un reflejo de lo que pasa en nuestra sociedad. Sí debiera haber más conciencia por la tribuna que tienen y por que pasan a ser referentes para muchas personas, pero son una muestra de lo que pasa en muchos hogares. Y es súper importante verlo así, que este machismo, este prejuicio en contra de la mujer no es algo que esté arraigado en una clase social, o en una elite, o en una situación marginal, es absolutamente transversal. Transversal respecto a las clases y también con respecto al género, hay mujeres muy machistas.

– ¿Te defines como feminista?

Absolutamente. Me defino feminista aunque me digan «feminazi», me importa bien poco. Volver la palabra un sinónimo de feminista habla de la ignorancia sobre el movimiento, es no entender nada, y utilizar una palabra inventada como «feminazi» es de la total y absoluta ignorancia. Esas actitudes debieran espantarnos, debieran llamarnos a buscar por último, como decía nuestra diputada, «googléelo». Lean sobre feminismo, lean sobre lo que quiere decir nazi y feminista, y van a entender lo irracional de la palabra «feminazi», y lo irracional de que se use la palabra feminismo como un insulto. Es torpe, sólo demuestro lo poco que sé cuando la ocupo.

– ¿Cómo crees tú que se podría acercar más el feminismo a la gente? Por ejemplo, en el festival, la rutina de Jenny Cavallo fue súper criticada como «feminazi» y apenas tocaba temas relacionados con mujeres.

– Difusión. Aquí lo que falta es hablar y hablar sobre el tema. Acerca el tema a la población, desentrabar estos conceptos raros y volverlos a lo cotidiano, a lo real, campañas que tengan que ver con la difusión de los derechos. También explicar en qué consiste el movimiento feminista, a nivel mundial, y en qué ha consistido en Chile, no puede ser que para el 90% de los chilenos, Caffarena sea una marca de medias y no tengan idea de la historia que hay detrás. Y sería importante que esto de conocer la historia del feminismo no sea una cosa elitista que lo conocemos cinco personas, debiera ser una cosa masiva, que todo el mundo tiene acceso. Es la única forma de cambiar generaciones. Porque si el cambio es tan paulatino como lo está siendo, nos vamos a demorar dos generaciones en que se empiecen a notar.

– Y además todo lo que vemos entre medio, mucha violencia, femicidios…

– Y que se justifican. Mientras sigan habiendo titulares en los diarios como «la mató por celos» o pueda algún comentarista en televisión decir «lo que pasa es que estaba borracho, por eso hizo eso», uno dice «no estamos entendiendo nada». Nadie mata por celos o porque está borracho, mata porque es un violento. Cuando le ponemos apellido a ese ataque, lo estamos justificando.

– ¿Tienes interés en la política?

– Ninguno. En algún momento lo pensé porque me gusta el trabajo social, sin embargo, cuando empecé a ver el mundo político me di cuenta que no es el mundo doctrinario el que a mí me llena, no me interesa la política partidista. Pero la política se puede hacer desde distinto ámbitos y sí me interesa, por ejemplo, trabajar desde una ONG con los derechos del niño o los de la mujer, eso sí me apasiona. No vinculada a ningún partido político porque no quiero rendirle cuentas ni tener que dar explicaciones a nadie. Siempre he sido irreverente y me muero de la risa cuando en Twitter me dicen «comunista» o «facha», eso quiere decir que estoy haciendo las cosas bien. Si algunos creen que soy de un lado y otros del otro, para mí quiere decir que las cosas están bien hechas. Y la libertad que tengo para criticar o enrostrar en la cara cuando no me parece algo, sea de un lado o del otro, la valoro mucho.

– ¿Nunca has considerado militar en algún partido?

– Jamás lo haría porque yo no sirvo, soy irreverente. Y en conversaciones que he tenido con partidos políticos de distintos lados, mi respuesta ha sido siempre la misma: «Ni yo los quiero a ustedes ni ustedes me van a querer a mí», porque yo no voy a decir que sí simplemente porque ustedes me digan que eso tengo que decir, entonces al tiempo yo me voy a transformar en un dolor de cabeza para ustedes, no se metan conmigo mejor.

– ¿Con quiénes has tenido conversaciones?

– De todos los colores, me han buscado, pero siempre mi respuesta es la misma.

– ¿Y hay algún sector con el que te sientas más identificada?

En algunas cosas con uno, y en otras con otros. Por eso digo que ni yo les sirvo ni ellos me sirven. Yo soy una persona que puede hacer un voto absolutamente cruzado.

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