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Condecorado sociólogo de la CNI asesora a la Armada con un millonario sueldo

Por: El Desconcierto | Publicado: 15.03.2018
Condecorado sociólogo de la CNI asesora a la Armada con un millonario sueldo Gutierrez CNI | Omar Gutiérrez (de terno) tras dictar una clase de sociología militar.
Omar Gutiérrez fue oficial de la DINA y la CNI entre 1976 y 1986. Apenas se acogió a retiro, en 2002, fue contratado por la Armada para asumir diferentes labores. Hoy se desempeña como asesor técnico del Estado Mayor General de la Armada por más de $2 millones mensuales, más una pensión bruta de igual valor. En dictadura, operó bajo el mando de Sergio Echeverría Villarroel, involucrado en causas de derechos humanos.

Augusto Bulnes, militante comunista, fue detenido la noche del 24 de agosto de 1984. A su domicilio llegaron más de treinta agentes armados con ametralladoras, fue amordazado, acostado en el piso de un furgón y trasladado a Agua Santa 980, una de las casas de tortura que funcionaban en Viña del Mar. Fue sometido a tormentos sin tregua durante diez días. Era la CNI del capitán de corbeta Sergio Echeverría Villarroel, jefe de brigada de la región de Valparaíso.

Bajo su mando operaron agentes como Carlos Herrera Jiménez -condenado por el asesinato de Tucapel Jiménez- y Armando Cabrera Aguilar -“el viejo Charly”, condenado por el asesinato del transportista Mario Fernández López y Víctor Hugo Huerta-, pero también otros oficiales que no alcanzaron notoriedad pública. Dos de ellos, jóvenes tenientes de la marina que trazaban una ascendente carrera militar, siempre estuvieron vinculados a los servicios de inteligencia de la dictadura cívico-militar.

Se trata del capitán de navío Omar Gutiérrez Valdebenito y del capitán de fragata Pedro Vargas Martínez. Ambos fueron contratados por la institución luego de su llamado a retiro, siendo parte además del amplio listado de “jubilazos” millonarios otorgados por la Marina. Este medio pudo comprobar que Gutiérrez aún trabaja para la Armada y Vargas cesó funciones en diciembre del año pasado.

El sociólogo de la CNI

“Terrorismo” se tituló el documento que el joven oficial de la CNI, Omar Gutiérrez Valdebenito, presentó a sus superiores en abril de 1983. Evaluado como “excelente”, fue difundido por la Comandancia en Jefe de la Armada “por ser un valioso trabajo que aporta completos antecedentes sobre la materia”.

Los elogios se repiten a lo largo de su historial militar y destacan el papel que jugó como oficial de inteligencia y analista de grupos subversivos. Para el término de la dictadura fue condecorado con la medalla “Honorable Junta de Gobierno” y “Misión Cumplida”.

Durante los últimos 30 años se ha perfilado como un fecundo académico militar, publicando artículos, impartiendo clases a jóvenes oficiales en la Academia de Guerra del Ejército y la Academia de Guerra Aérea, ejecutando estudios sociológicos para la Armada -estudió sociología en la U. de Maryland, EEUU-, entre otras labores. Retirado en 2002, con una pensión bruta de $2.060.637, actualmente se desempeña como asesor técnico del Estado Mayor de la Armada, cargo por el que percibe $2.039.298 mensuales, según documentos entregados por la institución vía Ley de Transparencia.

Entre 1976 y 1986, el entonces teniente Gutiérrez operó en la DINA y la CNI con sobresalientes evaluaciones por parte de sus superiores, que en reiterados pasajes de su hoja de vida consignaron su “gran vocación profesional” y “lealtad a toda prueba”. Como Comandante de la Agrupación de Seguridad del Estado Mayor de la Armada, rol asignado por la DINA en 1976, fue destacado por el propio Contreras: “Bajo órdenes del Sr. Director General le distinguió por su carácter serio, el excelente tino demostrado e iniciativa desarrollada”.

Omar Gutiérrez (derecha) dictando curso de sociología militar

Numerosas anotaciones y evaluaciones oficiales de su expediente militar fueron tachadas por abogados de la Armada, sin embargo, los comentarios restantes entregan luces sobre el curso que tomó su carrera. Ya había pasado por la repartición de Telecomunicaciones Navales para 1977, cuando su evaluador, el otrora capitán de ejército y agente de la DINA, Sergio Wenderoth Sanz, destacó uno de sus rasgos más llamativos: “Excelente oficial, de gran espíritu profesional, leal, apto para misiones confidenciales”.

De ahí en adelante, el desarrollo militar de Gutiérrez se acercó al trabajo analítico, sociológico y de inteligencia, especialidad de la que se hizo en 1981. El “terrorismo” y la “violencia social” – según su historial- fueron temas recurrentes en sus informes, tanto a principios de los ’80 como a principios de los ’90.

Operó durante un año bajo el mando de Fernando Lazcano Jiménez, edecán naval de la Marina. Su tarea consistió en armar planes de “seguridad y protección de personas” que sirvieron “en gran medida para la instrucción del personal que forma la escolta del Sr. Almirante”. Gutiérrez contaba con la confianza plena de los cabecillas de la dictadura.

En 1981 cumplió tres años como teniente segundo y contaba en su hoja de vida con las positivas ponderaciones de oficiales como Mayer Rechnitz -capitán de corbeta- y Fernando Arancibia Reyes, coronel de ejército, subdirector de la CNI y sindicado por Odlanier Mena como el responsable de la operación “Retiro de Televisores”. En septiembre de ese año, el jefe de la brigada de la CNI en la V Región, Sergio Echeverría Villarroel, aparece como su oficial evaluador.

“Se destaca la labor cumplida por este oficial, especialmente por lo esforzada y abnegada, su discurso durante todos los días de año, lo que deja de manifiesto su gran espíritu profesional y de sacrificio, además de sus condiciones especiales para este tipo de funciones”, escribió Echeverría el 29 de enero del ’82, con su firma y el timbre de la organización criminal.

Calificación de Omar Gutiérrez en la CNI

Luego de pasar cerca de un año como instructor de oficiales al interior de la CNI, siendo ascendido a teniente primero, fue trasladado en 22 de febrero de 1984 al Servicio de Inteligencia Naval (SIN). Empezó entonces a coordinar labores con Raúl Monsalve Poblete, capitán de navío involucrado en el caso Horman y sindicado como de uno de los contactos gravitantes de la CIA al interior de la Armada, pasando información para la detención del escritor estadounidense.

Consolidado como oficial de inteligencia, en 1985 Gutiérrez fue enviado a la Misión Naval Chilena en Massachussetts, Estados Unidos, y asumió el puesto de Jefe del Departamento de Contrainteligencia del SIN. Esta etapa fue totalmente borrada de su hoja de vida, como si no hubiese existido.

En su regreso a Chile, fue designado en altas reparticiones de la institución. Trabajó en el Gabinete de la Armada y en 1987 pasó a desempeñarse como Subjefe de la Oficina de Estudios Sociológicos de la Armada, unidad cuya jefatura llegó a ocupar en 1992. “Tuvo una destacada participación dentro del equipo que elaboró los análisis de la realidad pre y post plebiscito, los cuales se caracterizaron por sus acertados diagnósticos y pronósticos en el acontecer subversivo, específicamente a su carga y en las síntesis de las áreas política, económica y social con él estructuradas”, registra su hoja de vida en 1988.

Desde entonces hasta hoy, emprendió una actividad académica regular, fue ayudante de filosofía militar en la Academia de Guerra del Ejército, dictó cursos y conferencias sobre sociología militar -en 2017 figuró en un panel como expositor del Centro de Estudios Estratégicos de la Armada en el Ministerio de Relaciones Exteriores-, elaboró estudios y analizó la realidad nacional desde la perspectiva militar. Un ex CNI que forma a las nuevas generaciones.

“Arturo Marín Gutiérrez”

Gutiérrez no es el único miembro de la CNI de Echeverría que se mantuvo trabajando para la Armada. Este medio también pudo constatar el caso de Pedro Vargas Martínez, quien hasta diciembre pasado permanecía contratado por la Fiscalía Marítima de Punta Arenas con un sueldo de $2.775.622, además de una pensión bruta de $2.497.168 por su retiro como capitán de fragata en 2005.

Vargas, a diferencia de Gutiérrez, se dedicó más al ejercicio de la fuerza. Fuentes del Ministerio del Interior lo identificaron con la chapa de “Arturo Marín Gutiérrez”, alias “Arturito”, que operó en una amplia casa con subterráneo que funcionó como centro de torturas en Agua Santa 980, Viña del Mar.  

Echeverría lo describe así en una entrada fechada el 15 de octubre de 1983, en su historial militar: “Destaca por su espíritu de superación, con vocación para el Servicio de Frente Interno. Ha demostrado ser un excelente jefe de equipo operativo. Actúa con decisión, mucho valor, aportando ideas y sugerencias para el mejor cumplimiento de las misiones. Coopera con entusiasmo en dictar conferencias al personal para mantener un buen nivel de conocimiento sobre el adversario”.

Pedro Vargas Martínez / Facebook

Los jefes operativos de la CNI eran los encargados de llevar a cabo las órdenes dictadas por la dirección, realizaban las detenciones y los despliegues de búsqueda. En ellos se materializaba la política represiva de la Doctrina de Seguridad Nacional, que ubicaba dentro de las fronteras nacionales al “enemigo interno”. Pero el camino de Vargas inició antes, en 1976.

Egresado con la 32° antigüedad de un grupo de 52 alumnos, pasó por el Crucero Prat, la Base Aeronaval de Belloto y el Destructor Portales, antes de vincularse a los organismos de represión política en 1978. El entonces jefe del SIN, Hugo D’Arcangeli, condenado en 2012 por el secuestro, tortura y muerte del mirista Rudy Cárcamo en 1974, figura como su calificador directo.  

Sus trabajos relacionados al manejo de información y perfilamiento iniciaron a mediados del ’78, centrándose en documentación sensible como Jefe de Sección de Informaciones del Estado Mayor. Ya en esa posición, fue trasladado al SIN, bajo las órdenes de Monsalve Poblete.

“Se adaptó rápido a las exigencias del SIN”, consignó Monsalve en las observaciones del 28 de diciembre de 1981. “Oficial de desempeño normal, identificándose positivamente con las actividades del Servicio, después de una efectiva labor desarrollada en un organismo tridimensional”, evaluó.

Con toda probabilidad, su traspaso a las filas de la CNI de manera oficial se concretó en 1983, cuando lo designaron como operativo en la 1ra Zona Naval “para desempeñarse en tareas extrainstitucionales”. La observación que sigue fue totalmente borrada por personal de la Armada, quedando solo la firma de Echeverría.

Mientras operaba en la CNI a mediados del ’83, cumplió seis meses con el rango de teniente primero. Sus superiores lo distinguieron por su “excelente conducta, leal y moral (…) Destacado especialmente por su abnegación y valor en sus operaciones”.

Calificación de Vargas en la CNI

¿En qué consistían las operaciones confidenciales de Gutiérrez? ¿Qué operativos lideró Vargas en la V Región que le significaron el reconocimiento de Echeverría? ¿Estuvo involucrado en el secuestro y tortura de Augusto Bulnes, Igor Goicovic, Juan Carlos Dávila o tantas y tantos otros que pasaron por Agua Santa 980? ¿Participó alguno de ellos en el brutal despliegue de agentes que terminó en el asesinato de Luis Tamayo Lazcano en el Cerro Placeres en 1984? ¿Tienen información sobre las causas de David Miño Logan, Marcelo Miño Logan y José Medel Rivas, asesinados hacia el interior de la región a principios de los ’80? ¿Participaron del montaje que buscó inculpar a Juan Alegría Mundaca por el asesinato de Tucapel Jiménez? ¿Operaron junto a Carlos Herrera?

Vargas dejó su trabajo en Punta Arenas en diciembre y no pudo ser ubicado para responder estas y otras preguntas luego de varios contactos con la Gobernación Marítima. Gutiérrez, por su parte, se negó a dar una entrevista en el marco de este reportaje.

La Armada, en respuesta a una solicitud de información pública, se declaró ignorante respecto a las acciones llevadas a cabo por ambos oficiales durante su paso por la CNI: “Se desconoce por parte de esta Institución cuáles fueron sus funciones específicas, ya que eran organismos ajenos a ésta”. De igual forma fueron contratados “por necesidades de la institución (…) sin que exista impedimento legal alguno”.

Agua Santa 980, conocido centro de torturas en Viña del Mar en dictadura

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