Un día como hoy, el 16 de marzo de 1968, el sempiterno «Chico» Zaldivar asumía como titular interino de la cartera. Medio siglo después, sigue en un cargo público como presidente del Consejo Resolutivo de Asignaciones del Congreso. Hierba mala nunca muere.
Chile, 1968. César Antonio Santis anima por primera vez el Festival de Viña, Santiago Wanderers salía campeón del fútbol chileno, los estudiantes de la Universidad Católica siguen protestando por la reforma universitaria y un joven ministro de Economía de 32 años llamado José Andrés Rafael Zaldívar Larraín es también nombrado titular de Hacienda por el mismísimo presidente Eduardo Frei Montalva.
Así lo recuerda hoy la sección editorial de El Mercurio, quien en su sección «Hace 50 años» resalta la noticia de la asunción de Zaldivar. «El ministro de Economía juró también como titular interino de Hacienda, luego de la renunica de Raúl Sáez, debido a la situación surgida frente al proyecto de reajustes», dice el pasquín.
Zaldivar ya era uno de los ministros más jóvenes del gabinete, al asumir con 31 años en Economía, por lo que se proyectaba una larga y promisoria carrera política. Nadie hacía presagiar, sin embargo, que «El Chico» sobreviviría más de medio siglo vigente en la política nacional: fue opositor a la Unidad Popular, fue electo senador en 1973, celebró el golpe de Estado, fue oposición a Pinochet, luchó por la democracia por la vía del lápiz y el papel, fue electo senador de nuevo en 1989, apoyó a Aylwin, transó todo en la democracia de los acuerdos de los ’90, fue ministro del Interior del primer gobierno de Bachelet y de nuevo senador en 2009 hasta 2018.
Cuando parecía que por fin la trayectoria de Zaldivar llegaba a su fin, luego de perder en las parlamentarias 2017, la Cámara aprobó el nombramiento del susodicho en el Consejo Resolutivo de Asignaciones Parlamentarias -aún pese a haber sido derrotado en las últimas elecciones-. No conforme con eso, el sempiterno democratacristiano presidirá el consejo por los próximos seis años, tras contar con el apoyo unánime de los integrantes de la instancia. Hierba mala nunca muere, dicen.
