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Jaime Davagnino: «Mon Laferte brilla por sus colores propios, ella es lo que es no gracias a ‘Rojo’»

Por: Paula Aguilera | Publicado: 18.04.2018
Jaime Davagnino: «Mon Laferte brilla por sus colores propios, ella es lo que es no gracias a ‘Rojo’» Captura de pantalla 2018-04-18 a las 2.24.39 p.m. |
En conversación con El Desconcierto, el locutor –quien también tiene estudios de música y teatro– dio su visión sobre los programas de talentos, el panorama de la música chilena, y su regreso a TVN luego de cinco años en Canal 13, que calificó como «la misma sensación que uno tiene al volver al barrio después de haberse ido un tiempo, y volver al lugar donde están los amigos».

Fue una de las figuras icónicas de «Rojo: Fama Contrafama» (TVN) y uno de los nombres infaltables en el regreso del programa en su nueva versión «Rojo, el color del talento», que por estos días se encuentra en pleno proceso de casting para elegir a los participantes oficiales, de entre 700 preseleccionados.

Hace pocos días se conoció que Jaime Davagnino, voz en off histórica durante los cinco años de vida del espacio (2002-2008) y conocido por frases como «Llegó el momento» y «De qué estamos hablando», regresará a su antigua casa televisiva (donde trabajó casi 15 años) para integrarse al show, luego de cinco años en Canal 13 en «Bienvenidos» y «Vértigo».

El programa aún no tiene fecha de estreno, pero esta vez tendrá al actor Álvaro Escobar como conductor, y entre sus coaches a distintas ex figuras, como Leandro Martínez, María Jimena Pereyra, María Isabel Sobarzo, Yamna Lobos, Daniela Castillo y Christian Ocaranza. El jurado, en tanto, estará compuesto por Maytén Montenegro, Neilas Katinas y Consuelo Schuster.

Pero además de su trayectoria en el mundo de las comunicaciones, Davagnino tiene estudios de música y teatro en instituciones como el conservatorio de la Universidad de Chile, y la Academia de Fernando González. Y en conversación con El Desconcierto se refirió a su regreso al programa, su visión sobre los programas de talentos y el estado de la industria musical en el país.

– ¿Cómo te sientes con este regreso? 

– Estoy muy contento. Esta es la misma sensación que uno tiene al volver al barrio después de haberse ido un tiempo, y volver al lugar donde están los amigos, donde está la familia, donde está la gente con la que uno creció jugando a la pelota, imagínate. La misma sensación tengo al volver a TVN y además, si lo ponemos en un contexto familiar, es volver a reunirnos con la familia a jugar el mismo juego que siempre nos gustó jugar.

Vuelvo a un programa que me resulta propio, donde tengo un sentido de pertenencia y un cariño muy grande porque tiene que ver con algo que forma parte muy importante de mi vida. Yo soy músico, y el canto y el baile forman parte de mi estructura celular. Creo que fue la mejor decisión en el momento oportuno, es como decir, el momento justo en el sitio exacto. Todo calzó, «llegó el momento» es la frase. El Rojo hoy es una nueva historia, mira adelante con muchas perspectivas en un momento difícil dentro de la tv, creo que este programa le viene a dar fuerza, viene a refrescar la pantalla, porque los que van a participar son jóvenes, jóvenes que tienen ganas, tienen entusiasmo, ímpetu, y las ganas de hacer lo que les gusta.

– A propósito de tu formación como músico, ¿cómo ves la importancia de los programas de talentos (después vino The Voice y Talento Chileno) y cuál crees que es el aporte para las personas que quieren dedicarse a la música? 

– Tengo la impresión de que «Rojo» fue primero que todos los programas internacionales de talentos que salieron después. Quizás es muy osado decir que fue un formato que se creó en Chile, pero creo que no estoy tan equivocado, porque después se importó y replicó en otros países. No conocía los otros programas de talentos antes de Rojo, y creo que de alguna forma creamos una instancia.

En cuanto a lo que se refiere a la música, yo creo que todas las escaleras sirven. Si mi propósito es hacer lo que me gusta –y no solamente en la música, hablo en todos los ámbitos que uno se proponga en la vida–, si este es un peldaño que me permite caminar hacia donde yo quiero, maravilloso. Yo creo que lo que importa aquí es cuál es mi propósito en la vida en relación a lo que me guste y lo que resuena conmigo. Y si un programa de televisión, de competencia, como el formato de «Rojo», está dentro de ese camino, bienvenido. Lo importante es el propósito final, que las luces no encandilen. Es solo un caminar, una escalera, y el propósito es mayor. Muchas personas, muchos grandes artistas de la gran cantidad de artistas y creadores que tenemos en Chile, la mayoría –por no decirlos todos– no tuvieron ni pantalla, pero sí radio y difusión y eso es porque tenían algo fundamental, el vínculo con el público. El vínculo con la gente. Y si la pantalla ayuda a multiplicar ese vínculo a través de este programa, para los que están buscando un sueño genuino de hacer realidad lo que más les gusta, yo creo que «Rojo» está perfecto, como anillo al dedo.

– Y por ejemplo, ¿cómo ves el caso de Mon Laferte? Ella ha querido desmarcarse del programa, empezó desde cero su carrera en México…

– A todos nos pasa que cuando crecemos, la ropa que usamos cuando adolescentes ya nos queda chica, ya no nos la podemos volver a poner. Por lo tanto, no es solamente que no me gusta la ropa que tenía, sino que no me asienta, no me acomoda y es natural en el proceso de crecimiento. Obviamente que todos los grandes artistas partieron tocando en sus escuelas, universidades, en grupos de amigos, y algunos, no pocos, todavía conservan eso.

Pero es un proceso normal de la vida, no es que sea un desmarcarse porque tengo rabia y desconocer una historia. Lo que pasa es que en esa historia también se vivieron situaciones que para muchos no fueron fáciles o fueron complicadas, y no guardan buenos recuerdos. Esto también pasa en las familias, también hay historias muy fuertes y otras muy bonitas, y esto es un proceso natural de la vida. Por lo tanto, Mon Laferte brilla por sus colores propios, porque ella es lo que es, no gracias a «Rojo», ella siempre fue Mon Laferte, quizás con otro nombre antes. Y como te decía en el ejemplo anterior, «Rojo» fue una escalera, un peldaño en su carrera, pero ella tenía un propósito en la vida y ahí está, porque lo tuvo siempre, incluso desde antes de estar en el programa.

– ¿Cómo evalúas el panorama de la industria musical en Chile? 

– Yo creo que en este momento se está haciendo mucho, creando mucho, hay muchos músicos, cantautores, y creadores trabajando. Creo que eso es muy bueno, pero creo que faltan más espacios de difusión. Siempre estamos al debe, es como en el deporte que nos faltan más canchas y más áreas que no sean solo el fútbol. La música también necesita esos espacios, como las canchas de fútbol, porque forma parte de nuestra identidad cultural. Yo por mí haría lugares públicos –así como hay parques y plazas– donde hubiera escenarios o teatros donde libremente los artistas y los jóvenes pudiesen sentarse a tocar, como hoy día ocurre en muchas partes de Santiago, que vemos una banda de rock tocando en plena calle, conectados con una batería y haciéndolo. Yo celebro eso, es identidad también, la posibilidad de que los jóvenes se tomen los espacios para poder no solo mostrar sino para seguir creando, que es lo que creo que es lo más importante.

– ¿Qué nombres rescatas dentro del panorama de la música que está sonando por estos días? 

– Es que mi gusto es muy variado. Yo puedo escuchar desde una cumbia hasta el rock más potente y pesado, metalero, pasando por el folclore, la salsa, los ritmos afrocubanos, de hecho hasta con una peineta como lo hacía Víctor Jara. Son distintos colores, no me encasillo ni me caso con un estilo en particular. Pero me gusta por ejemplo, aquí en Chile, la historia de la música, como Lucho Lebert, Patricio Manns, los Inti, la Violeta, Víctor Jara, etc. Toda esa gran herencia musical que tenemos de estos grandes maestros, de la música, de la cultura de nuestro país. El Tata Barahona en lo más actual, Payo Grondona también suena mucho, Congreso.

Después me voy para otro lado, Los Prisioneros, Soda Stereo, tengo una amplia gama de gustos que escucho a diario, Los Bunkers los tengo ahí en mi playlist, porque también tengo hijos y resueno con los gustos de ellos. No me pasa nada con el reggaetón afortunadamente, y me gustaría intervenirlo, como para volverlo al lugar que le corresponde, que es la creación musical, y sacarlo de lo encuadrada que está a algo más creativo, no sé. El rock me fascina, me gusta ir a conciertos, la música clásica, y me gusta la música en vivo.

– ¿Y nombres que en algún fueron más «independientes» pero que ahora han alcanzado la masividad como Ana Tijoux, Gepe, o Javiera Mena?

– Ana Tijoux encuentro que es maravillosa, increíble, tremenda creadora y artista. No solamente por la música, sino que por su mensaje, por su compromiso, por su belleza, por su talento, creo que es una de las más grandes que hoy tenemos, tenemos que aprovecharla y vibrar con lo que ella hace. También la Evelyn Cornejo, que en otra área, también tiene mucho de nuestra Violeta Parra, son artistas genuinos. Gepe, por ejemplo, encuentro que el salto que ha tenido, el crecimiento, es maravilloso. Me siento orgulloso y contento de que él sea quien es hoy día y que muchas más personas lo escuchen y sigan su carrera. Estoy muy contento de que estas nuevas voces, que han seguido, que se escuchan, estén donde están hoy día.

– ¿Y tú crees que nombres como esos le hubiera ido bien en Rojo, por ejemplo? 

– Chuta, no sabría decirte. Pero yo creo que cada artista tiene motor propio, de los que tú me has mencionado, al menos, tienen motor propio. Algunos necesitan un empujoncito y quizás esos son los que están ahí sintiendo que Rojo puede ser un gran impulso, un gran trampolín. Pero los que mencioné son poderosos motores propios de creación que no necesitan de ningún programa que no sea su propia creación y trabajo, y bueno, el esfuerzo de todos los equipos que trabajan en torno a ellos, que por cierto son fundamentales.

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