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Tras polémica en Museo Histórico Nacional: Dos expertos aclaran cómo se debería exponer la figura de Pinochet

Por: Nico Romero | Publicado: 12.05.2018
Tras polémica en Museo Histórico Nacional: Dos expertos aclaran cómo se debería exponer la figura de Pinochet DctPasgXkAISfq_ | Twitter: @GiorgioJackson
EL Museo de Historia Nacional (MHN) generó polémica durante esta semana al incluir a Augusto Pinochet en la exposición “Hijos de la Libertad: 200 años de Independencia”, junto con la frase: “La gesta del 11 de septiembre incorporó a Chile en la heroica lucha contra la dictadura marxista de los pueblos amantes de su libertad”.

Uno de los temas más comentados durante esta semana fue la polémica exposición “Hijos de la Libertad: 200 años de Independencia” organizada por el Museo de Historia Nacional (MHN) y en la que apareció la figura de Augusto Pinochet como parte de la muestra junto con la frase: “La gesta del 11 de septiembre incorporó a Chile en la heroica lucha contra la dictadura marxista de los pueblos amantes de su libertad”.

La inclusión del dictador junto a otras figuras como Michelle Bachelet, Patricio Aylwin, Salvador Allende, Elena Caffarena y Pablo Neruda fue ampliamente criticada y generó la indignación de distintos parlamentarios, y que incluso la ministra de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, Alejandra Pérez, le pidiera la renuncia al director del museo, Pablo Andrade, y que calificara el hecho como “graves errores curatoriales”.

Más allá de lo circunstancial, el hecho volvió a sacar a flote el debate sobre cómo se debe exponer la figura de Augusto Pinochet en el espacio público o en ámbitos como la educación, considerando como antecedente que hasta hace pocos años los textos escolares no abordaban el período de la dictadura y que Chile no posee una legislación que sancione a quienes exaltan al gobierno autoritario. En ese contexto, dos expertos conversaron con El Desconcierto para entregar sus visiones sobre el asunto.

«La figura de Pinochet debe ser la de un criminal de lesa humanidad»

«Todas las sociedades experimentan batallas por la memoria, un conjuntos de debates respecto a cómo debe recordarse el pasado en el presente. En ese sentido los deberes de la memoria son parte de las disputas políticas nunca cerradas y que forman parte de los contenidos que se organizan a través de grupos, instituciones e individuos», asegura Cristina Moyano, Doctora en Historia con mención en Historia de Chile y académica del Departamento de Historia de la Facultad de Humanidades de la Usach.

Para la historiadora, «la figura de Pinochet en ese sentido, en los deberes de memoria, ha sido configurada tanto como héroe y como un funesto dictador». «En ambos casos su figura representa el ícono de un hombre que simboliza lo bueno y lo malo de una sociedad particular. A mi juicio si utilizamos las categorías de Todorov, Pinochet debería ser usado como parte de una memoria ejemplar, de la que se puedan sacar enseñanzas en torno a las atrocidades sistemáticas que puede permitir una sociedad», agrega.

«La ejemplaridad de su figura nos permite dar cuenta de la experiencia de las dictaduras y reorientar las expectativas de la democracia. Cuando en encuestas realizadas a estudiantes de enseñanza básica, aparece una desafección a la democracia y se estima que las dictaduras a veces pueden ser buenas, entonces debemos estar atentos a las disputas de poder por el pasado. Para mí la figura de Pinochet debe ser la de un criminal de lesa humanidad, más allá de que un sector de la sociedad lo haya avalado y apoyado. En suma, en el deber de memoria Pinochet debería estar como un genocida», concluye.

«Ligarlo sin más a conceptos como libertad, justicia o incluso solidaridad resulta chocante»

Manuel Gárate, Doctor en Historia y académico de la Universidad Alberto Hurtado, e investigador COES cree que «la cuestión no es si Augusto Pinochet puede o no ser expuesto en el espacio público. Claramente puede y debe ser representado». «En ningún caso habría que invisibilizarlo, pues claramente es un actor central de la historia del Chile reciente. Sin embargo, no puede ser tomado a la ligera ni menos volverlo un sujeto banal. El juicio histórico negativo sobre la figura de Augusto Pinochet es bastante claro y unánime, tanto a nivel nacional como internacional», explica.

Para él, «relativizar aquello en una muestra histórica (sin reparar en las cuestiones éticas y morales involucradas), o ‘provocar’ para generar un debate, me parece muy delicado e incluso peligroso. No se puede obviar los sentimientos de dolor que aún genera el personaje en gran parte de la población».

El académico señala que «una buena asesoría histórica y en sintonía fina con la museografía, pueden perfectamente tratar al personaje y situarlo en la dimensión real del régimen dictatorial que encabezó». Además, agrega que su figura debe ser tratada con responsabilidad: «Ligarlo sin más a conceptos como libertad, justicia o incluso solidaridad resulta chocante. En cambio situarlo en la larga historia de ideas como el orden, la seguridad, o el autoritarismo tiene bastante más sentido. Y aún así, no podrían dejarse fuera las masivas violaciones a los derechos humanos y los crímenes cometidos durante su gobierno».

«Probablemente el lenguaje artístico e incluso el humor pueden permitirse una libertad mucho mayor respecto del personaje, e incluso mover la frontera de lo ‘decible’. Pero en un relato histórico o que se pretende como tal, la confusión puede llevar fácilmente al revisionismo. Pinochet no es tabú, pero tampoco puede ser banalizado al punto de confundirlo con políticos demócratas, artistas o intelectuales», cierra.

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