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Piñera y tu agenda de género: ¿Creí que somos hueonas?

Por: Estefanía Campos Figueroa | Publicado: 24.05.2018
¿Cómo es que ahora nos presentan una serie de medidas y nos piden confiar en ellas, si en su programa de gobierno no tenían cabida las mismas? ¿Por qué ahora? Es más, yendo un poco más lejos, ¿cómo pretende hacerlo? Considerando que su coalición política es reticente a la aprobación de proyectos y demandas tales como impartir educación sexual en colegios; a reconocer la identidad de género como un derecho; al matrimonio igualitario; a la existencia de familias homoparentales; al aborto, incluso solo en 3 causales.

Estas últimas semanas han sido históricas para Chile y sus mujeres. Se ha visualizado la existencia de un movimiento feminista cohesionado, potente y esperanzador. La movilización es de carácter nacional se sustenta en que nos unimos para decir fuerte y claro que no transamos más frente al miedo y basta: de callar frente a los abusos, de los malos tratos, de la cultura del acoso, la violación y discriminación. No queremos más Nabilas Rifo, no queremos nunca más un caso Manada, no queremos más Sofias. No queremos nunca más tener que llorar a una de nuestras compañeras.

Esta ola feminista no ha dejado indiferente a nadie. Subimos a la palestra pública lo que hemos vivido durante tantos años y que otros han caricaturizado: el machismo y el patriarcado son una realidad que inunda todos los espacios y que nos está matando. Ni siquiera el actual gobierno de derecha de Sebastián Piñera ha quedado indiferente. EL miércoles 23 él y ministra de la Mujer y Equidad de Género anunciaron una agenda de medidas que mediante proyectos de ley en el Congreso y administrativamente buscarían “promover la equidad de género”. ¿Qué pretende la derecha con esto si nunca han respondido a nuestras demandas?

El presidente Piñera ha dicho que “tienen razón las mujeres al luchar por una causa justa y noble,” pero lo hace invisibilizando al movimiento feminista que hay detrás, que ha impulsado y luchado durante años por conseguir las demandas que hoy intenta camuflar tras la serie de medidas propuestas como una súper combo, con el único fin de descomprimir el conflicto social. Por lo demás, se percata que son insuficientes; primero porque no hay reforma sin el reconocimiento de las movilizadas y segundo, porque no incorpora las demandas de fondo (lucha LGBTI, educación no sexista, No + AFP) y mucho menos modifica en nada el sistema que sostiene las desigualdades.

Si bien es cierto que avanza en mínimos, al menos en el discurso, como lo es la sala cuna universal; corresponsabilidad; igualdad en la sociedad conyugal; no propone cambios estructurales, es decir, no responde a nuestras demandas. Queremos dejarle en claro que nuestra lucha es emancipatoria, no sólo tiene que ver con el pleno respeto de la igualdad de derechos y dignidad de las mujeres, sino también con una serie de particularidades que nos preocupan: reconocimiento de las labores reproductivas de la vida; la profundización de los derechos sexuales y reproductivos; lo que requiere avanzar del aborto en 3 causales al aborto libre y educación sexual desde la preescolaridad; y no la obstaculización de la aplicación de la ley mediante decretos, como lo fue el protocolo del ministro Santelices que cobró la vida de Estefanía en Curicó; todas instancias que no se ven reflejadas en lo que hoy nos presentaron y buscan convencer.

No queremos ni necesitamos ofertones ni listas de supermecado que intenten aparentar recoger las demandas del movimiento feminista, porque el escenario actual de abuso, acoso, violencia y discriminación hacia el 50% de la población no se combate con medias tintas, necesitamos medidas que generen cambios reales y concretos. No son significativas si no resuelven en ningún caso la desigualdad estructural de género y si siguen perpetuando este modelo. Por eso le pedimos, señor presidente, que no siga manoseando “la igualdad de género” para encubrir modificaciones parciales que lo único que intentan es mantener y darle legitimidad al modelo que tantos y tantas queremos cambiar.

Ejemplo concreto de ello es que, dentro de sus medidas, proponen que el Ministerio de Educación se haga cargo de elaborar planes de asistencia técnica y acompañamiento para universidades, CFTs, IPs y educación escolar con el fin de promover la inclusión, la prevención de acoso, abuso y discriminaciones y el respeto, mientras que el titular de la cartera, Gerardo Varela, ha demostrado su machismo y misoginia con sus comentarios, invisibilizando los problemas que nos afectan diciendo que son “pequeñas humillaciones,” o “mis hijos son campeones porque necesitan más de 3 condones”. Mientras los ministros de Piñera sigan con este comportamiento, nos queda claro que las propuestas se quedan en el discurso y en las buenas intenciones, no somos tontas Presidente.

¿Cómo es que ahora nos presentan una serie de medidas y nos piden confiar en ellas, si en su programa de gobierno no tenían cabida las mismas? ¿Por qué ahora? Es más, yendo un poco más lejos, ¿cómo pretende hacerlo? Considerando que su coalición política es reticente a la aprobación de proyectos y demandas tales como impartir educación sexual en colegios; a reconocer la identidad de género como un derecho; al matrimonio igualitario; a la existencia de familias homoparentales; al aborto, incluso solo en 3 causales. El conservadurismo de la UDI y RN es tal que no permite avanzar no solo en la aprobación de proyectos sino que además se obstina en obstaculizar el ejercicio de los mismos.

Porque conocemos la historia, su estrategia de grandes anuncios y acuerdos nacionales, su diseño comunicacional y su doble estándar, es que le pedimos claridad y transparencia. No vamos a permitir que sigan jugando con nosotras, nuestras vidas, nuestros derechos y sueños. El desafío del cambio cultural que estamos impulsando no requiere únicamente de protocolos ni nuevos instructivos, sino que de reformas profundas orientadas a la educación y formación de una nueva comunidad, social y culturalmente respetuosa de los DDHH, de la igualdad, de la diversidad. Así que no venga a decirnos que usted y su sector, quieren ahora tomar la bandera de la “igualdad de género”, si los privilegios de ustedes se sustentan en nuestra opresión.

Estefanía Campos Figueroa