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Opinión

Cuenta Pública de Piñera II (o pedirle peras al olmo)

Por: Leopoldo Lavín Mujica | Publicado: 05.06.2018
Piñera II no puede ser otra cosa que una NM II con matices (la inversa es lo mismo). Es lo que es. No más. Porque no se puede ir más allá sin chocar con una respuesta ciudadana. Y porque el neoliberalismo a la chilena tal cual es y sin hacerle retoques a la larga es ingobernable. Es lo que explica la política fiscal. Sin ignorar que el eufemismo de “simplificar” los impuestos para las empresas, sin embargo, será un mecanismo para facilitar y legalizar la elusión y/o la evasión de tributos en plata para los paraísos fiscales. Métodos en los cuales el mismo Piñera es un fino connaisseur.

El neoliberalismo busca salvar las apariencias del liberalismo. La filosofía liberal tiene su razón de ser en el plano ideológico en la defensa de las llamadas libertades individuales. Pero en Chile siempre se impone la visión retrógrada y conservadora de la política de las libertades. Es decir, negarlas en la práctica. Y el liberalismo económico, como el neoliberalismo, se reduce al poder de los grandes empresarios, de los mercados y a la retórica del “crecimiento” y de la productividad. En este lenguaje reductor no existen ni los bajos salarios y su corolario: la explotación del trabajo.

El movimiento feminista tiene su razón de ser en la conquista de libertades emancipadoras para las mujeres. Después de la cuenta pública de Piñera el movimiento feminista y estudiantil constatará el doble discurso neoliberal de la derecha y la hipocresía de su ala que se considera “liberal”. Además del poder de chantaje político del grupo de J.A. Kast. Y, por lo tanto, la necesidad de seguir movilizadas.

¿Qué otro relato puede construir un gobierno de los detentores del poder económico que no sea el repetitivo discurso neoliberal para tranquilizar a la minoría privilegiada? Obvio, en otras latitudes el neoliberalismo es compatible con las libertades individuales. Como lo vimos, en Chile el bloque neoliberal acalla las demandas valóricas por temor a que se le crispe el ala ultraderechista. Y los consejeros de Piñera son timoratos por mucho que algunos conozcan los sistemas liberales y socialdemócratas nórdicos.

Los ingenuos no faltaban. Los “analistas” que creían que Piñera podía darle “un relato político” a su coalición dividida por disensos valóricos soslayan que el único relato posible es el que reitera el valor absoluto del crecimiento económico en nombre de una «clase media» asalariada, endeudada y precarizada si se la compara con países donde es protegida por el acceso a bienes públicos que son derechos sociales universales como salud, educación y pensiones. Pero a la clase media chilena, por razones demagógicas, se la dota de un perfil mítico acorde con los deseos de la elite neoliberal dominante. Ese fue el sello de los anuncios de Piñera en su famosa cuenta hecha de suspensos y de fuites en avant.

Piñera II no puede ser otra cosa que una NM II con matices (la inversa es lo mismo). Es lo que es. No más. Porque no se puede ir más allá sin chocar con una respuesta ciudadana. Y porque el neoliberalismo a la chilena tal cual es y sin hacerle retoques a la larga es ingobernable. Es lo que explica la política fiscal. Sin ignorar que el eufemismo de “simplificar” los impuestos para las empresas, sin embargo, será un mecanismo para facilitar y legalizar la elusión y/o la evasión de tributos en plata para los paraísos fiscales. Métodos en los cuales el mismo Piñera es un fino connaisseur.

¿Qué otra “identidad” o “sustancia” se le puede dar a un gobierno neoliberal donde los valores conservadores son obstáculo a una auténtica agenda liberal? Esta última implicaría reconocer el derecho de las mujeres a decidir libremente de los procesos de su cuerpo. Y este gobierno ha querido desvirtuar la restringida ley actual de aborto al permitir a las clínicas privadas objetarse a practicar abortos y respetar la ley por razones de consciencia conservadoras y religiosas defendidas por los ultras que busca representar J.A. Kast.

Después de dos meses de expresarse sin filtros debieron ponerse cautelosos. Del nepotismo del mismo Piñera, pasando por la incontinencia verbal provocadora de Varela de Educación, a la tentativa de malversación de fondos de Larraín de Hacienda, junto con los ataques al poder judicial del otro Larraín de Justicia con intención de alinearlo aún más con la justicia de clase que deja impune a los poderosos en los delitos de corrupción y cohecho, hasta los anuncios falaces y los giros de de Santelices de Salud este es un gobierno con matices conservadores pero en la continuidad del concertacionismo bacheletista.

En este contexto el Frente Amplio tiene las condiciones ideales para elaborar un proyecto creíble de cambios reales. De ponerle el cascabel al gato. Así lo perciben las expectativas ciudadanas en algunas encuestas. Además de ejercer la tarea fiscalizadora sin compromisos. Vigilar las concesiones en obras públicas y licitaciones que desde el ministerio hará el talibán Fontaine (orgulloso de ser un Chicago boy y tecnócrata obcecado) porque ahí habrá mucho dinero en juego para los amigos del régimen. Y el sistema es corrupto.

El FA debe proyectarse desde posiciones que retomen los grandes ejes de un proyecto que responda a las necesidades en educación, salud, pensiones, legislación laboral que proteja a los trabajadores y en la lucha contra la corrupción política y empresarial. Porque los ex NM están por el suelo en apoyo ciudadano por mucho que aleteen y cacareen los y las del séquito de Bachelet y que el manto del olvido haya caído sobre la corrupción de su gobierno.

Leopoldo Lavín Mujica