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Opinión

Valparaíso: Ciudad caníbal

Por: Marcelo Mellado | Publicado: 20.06.2018
Como que Sharp y su gente se acomodó al estilo clientelar. Y la cultura es un buen indicio, el manejo de la crisis del Parque Cultural de Valpo, por ejemplo, da cuenta de ello. Al parecer el proyecto es repartirse el botín y convertirlo en una peña eterna, carnavalesca y carretera, y en un centro de exhibición blando, con la careta comunitaria, como antesala de un campamento de los artistas sin obra.

Primeros indicios

Me gusta el mundial de fútbol, sobre todo porque no está el equipo chileno en Rusia, lo que me permite ver los temas estratégicos y tácticos en toda su magnitud analítica, sin el ingrediente de identificación nacionalista con la camiseta. Fascinante me parecieron los esquemas de juego de Islandia, México y de Suiza, que neutralizaron la soberbia de las jerarquías futbolísticas de Argentina, Alemania y Brasil, consecutivamente, con el ingrediente de la autoafirmación de sí mismos. Aunque también hay que sospechar del humildismo a ultranza. Tuve que ver los partidos por mi celular, porque me robaron la tele. E intento hacer una homología con la lucha cultural y política.

Esa tarde había llegado recién a la ciudad en que habito, Valpo, luego de ir a buscar pega a la capital, y me encontré casualmente con un amigo del partido autonomista que trabaja en el municipio, quien me invitó a un evento bolerístico que se realizaría en el teatro municipal en la noche. Tácticamente me tincó asistir, el correlato me pareció preciso. Quería ver cómo estaba el pulso ciudadano local, en un contexto de alianza entre el municipio y el eventismo cultural que viene de la Nueva Mayoría o lo que queda de ella, a nivel de poderes fácticos barriales.

Caldo de caca

Un somero análisis objetivo de la situación concreta es que este municipio, el de Valpo, no es ni del Frente Amplio ni de un posible movimiento ciudadano, sino el de una alianza con el viejo enemigo, hoy convertido en un aparato burocrático extorsionador, ese contra el que luchamos algunos grupos ciudadanísticos. Como que Sharp y su gente se acomodó al estilo clientelar. Y la cultura es un buen indicio, el manejo de la crisis del Parque Cultural de Valpo, por ejemplo, da cuenta de ello. Al parecer el proyecto es repartirse el botín y convertirlo en una peña eterna, carnavalesca y carretera, y en un centro de exhibición blando, con la careta comunitaria, como antesala de un campamento de los artistas sin obra.

Esa cosa llamada Parque Cultural es un  capítulo clave en el fracaso urbano de Valpo, pero mientras los otros sean culpables, mi hermano incluido, todos los demás podrán estar tranquilos (parafraseando la cita de Altamirano, que decía algo así como: “mientras yo sea el culpable, los otros podrán dormir tranquilos”). ¿La maldita de la ex seremi saldrá impoluta de todo esto?

Sin relato

El zorronudo alcalde nunca fue capaz de ver la cultura como un eje de desarrollo, más aún, fiel a su conservadurismo, parece considerarla un decorado de la maquinaria política. Por eso fue el primero en legitimar a la impúdica de la ex seremi en su cargo, si hasta feminista dicen que se puso el muy oportunista. Habrá alguna novela que aborde este aburrido tema.

El efecto laboratorio recomposicional de la izquierda chilena, entonces, se habría ido a la mierda por ahora. Por eso los cabros y cabras de RD van a quemar todas las naves en Viña con la Bea, la tribu autonomista ha sido incapaz de construir un relato ciudadano verosímil, por eso decidieron apretar la tecla de siempre, es decir, optar por una incorrecta política de alianzas, esa que les ratificó la posesión de lugares tomados y no aquella que genere nuevos paradigmas de producción política. Todas estas generalidades las suelo comentar con mis vecinos que siempre tienen información fidedigna al respecto.

Rutina y fracaso

Reviso mi maldito celular y por Facebook me llega otra vez una grabación de Baradit, un escritor literalitoso de verdad, no como uno, y que además tiene pega estable. Creo que es la tercera grabación que se me cuela. La primera fue cuando apoyó al paquetón Guillier (con un discurso humanistoide patético), la otra vez fue cuando le dio el apoyo al gremio de los profes magallánico que se encontraban en paro y la última, otro apoyo, por la ley Valparaíso, que promueve el municipio. Anda a cagar. Más recursos para ese hoyo negro, no les bastó con las platas del BID y con  la glosa especial del tiempo del primer Piñera, y quieren más.

La verdad es de los otros

Baradit gusta a mis colegas profesores y a los municipios, como el de Valpo, que lo legitima como escritor de verdad, oriundo, y que apoyador de sus políticas. Les recuerdo que ese es un martinrivista, como diría mi amigo Óscar Barrientos de Patagonia, refiriéndose a los escritorcillos que se trasladan a “triunfar” a la capital y que para ello buscan las zonas canónicas institucionales para instalarse.

En lo personal, ando buscando una locación nueva para mí, quizás me vaya para la cordillera de Nahuelbuta o al litoral central. La verdad no sé qué hacer, lo que me queda claro es que la vida de uno no es algo personal, es una decisión fatalmente colectiva.

Foto: Valparaíso

Marcelo Mellado