Avisos Legales
Opinión

Ondas gravitacionales: La kaída de las kostras

Por: Jordi Lloret | Publicado: 22.07.2018
Ondas gravitacionales: La kaída de las kostras Daniel-Ortega-y-Rosario-Murillo |
Y en la cama donde el comandante Ortega yace con su señora. En esa pieza blindada están dando las noticias de que los pinches desagradecidos morenos volvieron a las barricadas en Masaya y en la iglesia imaginaria el poeta Cardenal cura a los heridos. En una de esas el poeta Cardenal se autoproclama presidente interino de la patria de Sandino.

Las vueltas y revueltas de lo que queda del Ártico al Antártico. La crisis de los morenos que dura desde que nos fuimos pariendo e imponiendo fronteras y apelotonamientos urbanos. Desde que nos chupamos y matamos hasta la colonia del baño. Desde que construimos la misma ciudad compuesta por todas las capitales. Santiago / Baires / Lima / Bogotá /La Paz / DF/ Caracas / Montevideo /Managua / Asunción/ Río.

Ideologías de todo tipo traídas generalmente por señoritos en cofres parecidos al del joven Kafka llegando a estados unidos de Norteamérica en su primera novela. Como esponjas a lo nuevo que venga de lo que llaman norte. La contra a la nueva asonada roja debe llevar la suficiente alevosía como para que no queden ni brasas ni televisores. Y ni ganas de revueltas como la mexicana.

Con las nuevas tecnologías les mantendremos ocupados por otros cuarenta años. Seguirán las mismas dificultades para la mayoría del pueblo ahora nos llaman gente. Y en la cama donde el comandante Ortega yace con su señora. En esa pieza blindada están dando las noticias de que los pinches desagradecidos morenos volvieron a las barricadas en Masaya y en la iglesia imaginaria el poeta Cardenal cura a los heridos. En una de esas el poeta Cardenal se autoproclama presidente interino de la patria de Sandino. En otra se ve a Trilce y Tala escribiendo por los caminos de tierra. En aquella se ve al presidente brasileño que ha llegado al uno coma cinco por ciento de aprobación. Kaen las kostras del patriarcado por los acantilados de la nitidez, después de los dos mil años de lluvia.

Y en la iglesia toda se han destapado las alcantarillas encontrándose en ellas los habituales cocodrilos blancos y ciegos, cuerpos de muchachadas rebeldes, la indiferencia de los turistas, algunos tiros al atardecer en Acapulco y La Plusvalía. Y mataron a nuestros bisabuelos peñi y nos hicieron obedecer costumbres del norte siendo que nosotros somos del sur. Mientras las barcas de plástico atraviesan los mares con los miles de refugiados. Los que lloran en el muro de Trump. Ricomacpato disparando a diestra y siniestra. La conmovedora obra de Wei Wei en Sanhatan. Estrujando la osadía bolivariana. La imparable oleada que nos invade. Los ojos de Macri mirando por la ventana a la multitud que no quiere+ajustes de cinturones que les dan a las espaldas mojadas de los jóvenes hasta sangrar, una y otra vez. Marrichiweu! Lula dirigiendo la enorme deriva brasileña desde un celular donado por un gendarme que le admira. Se le ve en la celda acompañado por su amiga Dilma. Dos amigos. Dos expresidentes. Ella anotando en una libreta. Fujimori tumbado con sus hijos en la cana viendo cómo hace campaña por los tiempos mejores. Como la misma alegría que decían los del DF para el último terremoto. Y el señor Obrador y la mueca francesa del canadiense se junta con la del mandarín chino apretando botones humanos en la guerra económica de baja intensidad.

De pronto se ve al peligroso Trump mirando en una pared digital un cuento de Bradbury. Acaba el Congreso de prohibirle al niñato del Salón Oval declararle la guerra a ningún país sin que la cosa pase por el Congreso. Puede que a estas Comalas del escrito López Obrador levante las manos en cruz en el Estadio Azteca agradeciendo a la vírgen de Guadalupe y a los evangélicos y a los millones de morenos. Agradeciendo a la tercera va la ganada mis bueyes. Aprovechando la subida de Pancho Villa y Emiliano Zapata hacia el Cañón del Colorado. El salto y gol de Cavani a pase de Luisito. La gran chingada de Chicharrito. Las pinzas perfectas de los croatas del Barcelona y del Madrid al frente de Baudeleire, Rimbaud+África enorme.

Mientras tanto en las cercanías de Moscú a Putin se le descontrola el ojo derecho. El ojo izquierdo es una pelota que rueda y rueda cada cuatro años para huir un rato de las desoladas aceleradas ciudades morenas. El duro vivir de los morenos deambulando x las cuadrículas desraizadas Hormigoneando con zapatillas, nostalgia y risas los cauces de los ríos profundos.

Jordi Lloret