No más Va Va, vote por el FA (ja ja ja)

Si usted fue incapaz de darle rítmica al título de esta columna, sea porque nació en democracia o lisa y llanamente por ignorancia, le sugiero revisar el siguiente vídeo.

Esta semana se le desordenó bastante el gallinero al presidente Piñera. Primero el asesor financiero devenido en ministro, José Ramón VaLento Valente aseguró frente al Larry King chileno que era una excelente idea retirar capital del país para invertir afuera de nuestro terruño. Una cuña impropia de alguien que ostenta la investidura de ministro. Sin embargo no lo culpo, cualquiera se pone nervioso frente a ese par de suspensores que decoran la mirada inquisitiva de Mosciatti (excelente periodista, pésimo jefe).

Pero seamos honestos. A mi amada derecha cavernaria le gusta esto de poner en el gobierno a personas que no vienen necesariamente del mundo político. Años atrás puso a un Comandante en Jefe a cargo de los destinos de la nación, aunque en esa ocasión el resultado fue diametralmente opuesto.

Por otra parte, el encargado de la cartera de educación y asiduo comprador de profilácticos marca “For My Champions” Gerardo Varela, propone realizar bingos para arreglar los “tetshos” de los establecimientos educacionales, olvidando el pequeñísimo detalle de que las familias que hacen usufructo de los colegios del estado viven con un monto algo menor comparado con su patrimonio.

Errores comprensibles, humanos e involuntarios, propios de un equipo político formado en los tres colegios del barrio alto.

La buena noticia para el gobierno está en la vereda del frente. Y es que en la Nueva Mayoría se vive la misma efervescencia de un concierto de Pablo Herrera. Luego de la derrota en las últimas elecciones la izquierda luce tan desarticulada como el FPMR en el gobierno de Aylwin. Al evaporarse ese pegamento prodigioso llamado Poder se ha producido una desintegración tan colosal que se ven menos líderes que en el movimiento feminista.

La idea más ingeniosa que ha tenido la izquierda en estos seis meses de tiempos mejores ha sido la de acusar al gobierno de “sequía legislativa“, un tema con menos convocatoria que una película de Nicolás López protagonizada por Ramón Llao.

El Frente Amplio no luce mucho mejor. Mis fuentes me han informado que los líderes de la colectividad continúan reflexionando en los Starbucks de Providencia, guiados por los cada vez más enemistados cardenales Boric y Jackson. Tanto es así que los rostros más fulgurantes de ese sector son Pamela Jiles, ex periodista del show business, y Renato Garín, diputado y tarotista, ferviente seguidor de las enseñanzas de Sergio Melnick.

Sólo Dios sabe cuánto extraño la época en que la política se hacía en los Clubes de Leones, donde los destinos del país se gestaban al calor de una cazuela de chancho. Esa era una clase política que daba gusto derrocar.

Pero dejémonos de romanticismos cursis. A lo que hoy no enfrentamos es a la desidia de la clase política en su conjunto, y aprovechando que estuvo de moda esta semana inventar jueguitos de palabras con lo de la CNI (otro error no forzado del gobierno de los mejores), les quiero proponer el siguiente acróstico:

¿Podremos terminar con la
I nmoralidad de la clase política
N egando los errores de quienes son de nuestro sector?
E rrar el camino es posible, enmendarlo es obligatorio.
R acionales y creyentes
A bran los ojos.

Q ueremos lo mismo, seamos de
L a izquierda, de la derecha
O los del centro.