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Opinión

Estatuto laboral para jóvenes: Precarización camuflada con buenas intenciones

Por: Natanael Rojas | Publicado: 09.08.2018
Estatuto laboral para jóvenes: Precarización camuflada con buenas intenciones estatuto laboral joven | Foto: Agencia Uno
La “flexibilidad” del Estatuto se hace en base a la supresión voluntaria de derechos, como lo es la cotización de salud obligatoria de cada trabajador, es decir, en vez de que se haga el descuento de FONASA o ISAPRES, esta queda a pleno uso del trabajador.

Los jóvenes siempre hemos sido objeto de estudio para los diferentes gobiernos, ya sea en materia de trabajo o de Educación, materializando en esta pasada, en un escenario puntual, el trabajo. En donde el Gobierno busca compatibilizar el estudio y trabajo, además de buscar subir sus números en las tasas de empleabilidad formal para las personas de 18 a 24 años – que corresponde al 9% según datos del Ministerio del trabajo y previsión social en base a la CASEN 2015-  y también aumentar el ingreso a la educación superior para aquellos jóvenes que sólo trabajen – correspondiendo al 29%- .

Es a causa de esta premisa que se plantea el Estatuto laboral para jóvenes como solución a los problemas ya expuestos. Este estatuto fue una propuesta que impulsó el primer gobierno de Sebastián Piñera en el año 2013, oficio que quedó dormido en la cámara de diputados hasta marzo de este año, donde se volvió a legislar el proyecto, y que este 17 de Julio tras modificaciones y discusiones, finalizó su primer trámite legislativo, pasando al segundo trámite en la cámara del Senado.

– “Debes llegar a tu turno, tú prueba no es mi problema” – es una de las tantas frases que hemos escuchado quienes trabajamos y estudiamos al mismo tiempo. De esta manera se evidencia lo que significamos -los y las jóvenes- para nuestros empleadores, lo que nos lleva a una pregunta ¿Cuál es la propuesta del gobierno dentro del Estatuto laboral para jóvenes para subsanar esta problemática? Y la respuesta es la Flexibilidad en los contratos de este rango etario, que ahora sería hasta los 28 años.

Esta “flexibilidad” se hace en base a la supresión voluntaria de derechos, como lo es la cotización de salud obligatoria de cada trabajador, es decir, en vez de que se haga el descuento de FONASA o ISAPRES, esta queda a pleno uso del trabajador. Si fuese el caso los empleados quedarán desprotegidos ante cualquier siniestro, e incluso, ante un embarazo -el estatuto plantea que se respetarán los días de licencia, pero no regula el pago de éstos, preocupación aun mayor para los casos de embarazo, ya que el pre y el post natal no serán remunerados y tampoco se regula el retorno de la trabajadora, al ser un contrato especial, el empleador puede despedirla al momento que se termine su licencia- .

Otra forma de “flexibilidad” que plantea el Estatuto, es la capacidad del empleador de repartir la carga horaria de la jornada laboral en distintas partes del día y no de corrido -como lo establece la ley- pudiendo tener hasta 5 turnos en el día y estos turnos también pueden ser repartidos los domingos y los festivos, eliminando así los descansos dominicales y feriados irrenunciables que establece el mismo código del trabajo.

Este Estatuto nace especulando soluciones, en los diferentes porcentajes del empleo juvenil, jugando con los indicadores del empleo joven bajo la estela de estar combatiendo la informalidad de los trabajos -empleadores que no pagan cotizaciones- pero lo que se plantea como regalías para los jóvenes que estudian y trabajan, sólo viene a favorecer a los empleadores y las grandes empresas. Esta es la verdadera esencia del proyecto, disminuyendo sus obligaciones legales y haciendo del empleo un negocio más rentable para ellos, que verdaderos beneficios para los jóvenes, quienes son el objetivo explícito de esta propuesta. Esto viene a demostrar el carácter empresarial-neoliberal del gobierno, que ha presentado diferentes propuestas que benefician al sector privado y los grandes empresarios de nuestro país, suprimiendo y pasando a llevar nuestros propios derechos como trabajadores.

Por otro lado, surge la preocupación de qué pasará con los trabajadores no estudiantes en aquellos empleos que se identifica como compatibles con los estudios -retail, comida rápida, etc.-. Para los empleadores no les será tan rentables como contratar a estudiantes, pudiendo disminuir éstos y generar un ambiente generalizado de supresión de derechos, masificándose y dando pie a aumentar la desigualdad y perpetuando una serie de irregularidades dentro del mismo mercado del trabajo. El gobierno ha sido enfático en sobrellevar el proyecto a toda costa, culpando a la izquierda de “desinformadora” para con la gente, mitificando el proyecto en ciertas temáticas, a lo que se ha respondido con mayores discusiones y manifestaciones por parte de este sector político y también de los mismos estudiantes, pero hay que entender que la supresión de Derechos en cualquier parte del mundo significa retroceso y si el Gobierno tuviera verdaderas intenciones de ayudar al estudiante trabajador, ratificaría los beneficios que propicia el estatuto sin la necesidad de generar contratos flexibles o anexos al código del trabajo, dando a entender una vez más que hay intenciones por detrás, y es beneficiar a las empresas más que a su propio pueblo.

El llamado es a estar atentos y atentas a la tramitación de este Estatuto que con todas las modificaciones o arreglos que pueda tener sigue perjudicando a ese 9% definido por el gobierno, es más, perjudica a todo el espectro del empleo juvenil.

Natanael Rojas