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De cantar en el metro a «Rojo»: La historia de Andrei Hadler, el participante que fue denunciado por Marcela Aranda

Por: Paula Aguilera | Publicado: 23.08.2018
De cantar en el metro a «Rojo»: La historia de Andrei Hadler, el participante que fue denunciado por Marcela Aranda | Foto: TVN
Dueño de un particular color de voz, Andrei Hadler (20) se ha convertido en uno de los participantes con mayor popularidad del espacio de competencia de TVN. En conversación con El Desconcierto, el cantante ahonda en sus principales referentes, sus planes en la música y el episodio en que Marcela Aranda inició una campaña en contra de él y su pololo, Hernán Arcil.

Vestido con un conjunto de torero español negro con brillos, y rodeado de cinco mujeres con trajes flamencos que bailaban a su alrededor, el pasado 1 de agosto Andrei Hadler apareció en un colorido escenario con luces rojas para interpretar «Cómo quieres que te quiera» (original de la española Rosario), presentación donde lució la emotividad de su voz al mismo tiempo que bailó al ritmo de las guitarras.

Ese día consiguió la nota más alta que han tenido sus presentaciones, y también los halagos del jurado de «Rojo, el color del talento», el espacio de competencia de TVN que en mayo pasado regresó después de 12 años –bajo la conducción de Álvaro Escobar–, y donde ya está entre los seis participantes que por estos días pelean para entrar en el grupo de los finalistas.

«Esa es mi presentación favorita en el programa», recuerda él mientras toma sol en el patio de TVN, después de almorzar y entre medio de la jornada que todos los días lo tiene desde las 10 de la mañana hasta las 22.30 de la noche en el canal. También destaca las interpretaciones que hizo de «Hay Amores», de Shakira, y «Run to you», de Whitney Houston.

Dueño de un llamativo y particular color de voz, en los cuatro meses que lleva en la competencia, Andrei Hadler se ha convertido en uno de los participantes con mayor popularidad del programa, lo que se refleja en los más de 92,1 mil seguidores que tiene en Instagram y que su nombre se convierte en TT en Twitter cada vez que aparece en el escenario.

De 20 años y oriundo de Viña del Mar, antes de su llegada a «Rojo», Felipe Andrei Arellano Hadler –su nombre original, que se cambió en pantalla para homenajear a su mamá– cantaba en el metro de Valparaíso para poder pagar el arriendo del departamento en que vivía. Sus papás se separaron cuando era pequeño, cuando tenía 14 años, su mamá se fue a vivir con su nueva pareja fuera de la ciudad, y fue así como comenzó su camino a la independencia.

«Vivo solo desde los 18, que me fui de la casa. Bueno, desde los 14 que empecé a rotar de casa en casa, pero a los 18 empecé solo. Ahí busqué arriendo, empecé a vivir con mi amiga, la Scarlett, y después nos vinimos a Santiago. Terminé una relación, que era lo único que me ataba allá, y me vine con mi parlante así que iba a cantar en el metro, y acá me iba mucho mejor», cuenta.

– ¿Cómo ha sido el paso de cantar en el metro a estar con toda la exposición que te da el programa? 

– Desde un principio siempre ha sido impactante, porque pasé de ser nadie a ser alguien muy conocido. O no muy conocido, pero ahora me reconocen en la calle, me piden fotos, autógrafos, entonces como que igual es raro. Me da lata en el sentido de que tal vez las mismas personas que me abuchearon en el metro, o me tiraron para abajo, o me gritaron, me agredieron, esas mismas personas son las que ahora dicen «oh, yo lo vi cantar en el metro, foto». Hay gente que se acerca y se pone para una foto, yo les sonrío, nos sacamos la foto y después se van, ni siquiera me dan las gracias o se despiden. Y es como «hola, soy persona, no un objeto ni un robot». Pero por otra parte estoy muy contento por el recibimiento que he tenido en redes sociales y por la plataforma que tengo, entonces estoy en una fase de agradecimiento y esforzándome por todo lo que tengo que seguir haciendo y lo que se viene.

El R&B y las mujeres poderosas

Canciones de Mon Laferte, Adele, Amy Winehouse, Rihanna y Lady Gaga son parte del repertorio que Andrei Hadler ha presentado en la competencia, tomando como inspiración sonoridades y emociones intensas y desgarradas que son más comunes de encontrar en mujeres en la música, con especial dedicación en los montajes, maquillaje y vestuario.

Sus inicios se remontan a cuando tenía 11 años, en Viña del Mar, donde tomó clases en una academia a la que iba sagradamente todos los sábados: de teatro primero, y luego se pasó al canto. Entre medio también participó en el casting de Factor X, en 2010, y si bien no quedó, ahí conoció a Gabriela Gacitúa, ex participante de «Rojo», quien le recomendó una escuela de canto en Villa Alemana.

– Tienes hartas referencias a mujeres como poderosas, voces potentes. Cuéntame sobre tus influencias y gustos.

– Cuando era chico e iba a clases, siempre iba escuchando música. Britney Spears, Christina Aguilera, Beyoncé. Beyoncé me encanta y hoy en día es uno de mis grandes referentes. Amy Winehouse, Adele, Sabrina Claudio, que es nueva en la música, pero tiene un estilo muy particular y es seca, es como una música elegante, sexy.

Yo quería cantar como Adele pero no llegaba a esos tonos, entonces fue como «tengo que tomar clases de canto», y desde que entré como que me obsesioné, hacía sonidos todo el día y estaba siempre practicando. Yo no soy de imitar eso sí, hay muchas personas que dicen que imito a Amy Winehouse y no sé qué, pero para mí es una inspiración, ella es mi ídola, yo amaría haber cantado con ella, haberla visto en vivo por último, al igual que Whitney Houston. Me dolió mucho la partida de Amy.

Miro mucho a Mon Laferte, Sam Smith, Natalia Lafourcade, me gusta Carla Morrison, la voz de ella es muy particular, también Sinéad Harnett, que es una cantante inglesa que tiene un estilo que yo quiero llevar a futuro como mi música.

– ¿Cuáles son tus proyecciones a futuro? ¿También compones? 

– Sí, y me encanta. De hecho, si no estoy cantando, estoy componiendo. Me encanta escribir letras, mis canciones son muy de situaciones vividas, hay canciones de desamor obvio, de amor, pero también de situaciones que representan situaciones que he pasado y que han sido difíciles.

Sobre el sonido, mi lado va más por el soul, R&B, jazz, y también música afroamericana. No sé bien cómo explicarlo, pero me gusta mucho lo que hizo Mon Laferte en «La Trenza», que metió instrumentos andinos en su música. Algo así me interesa hacer, me refiero a la misma idea, pero con otros estilos de música.

– ¿Qué es lo que más te ha costado o los desafíos más grandes que has enfrentado en el programa? 

– La presión, los nervios de tener mucho público detrás: gente que apoya, gente que no te apoya, gente que te tira para abajo, gente envidiosa. El tema con la disciplina. Antes de estar en Rojo, en mi día a día yo me levantaba súper tarde y me iba a trabajar en la noche al metro, me hacía mis lucas, me devolvía, comía, y estaba con mis amigas. Eso ha sido lo más difícil, tener que acostumbrarse a un ambiente que es totalmente diferente a lo que has vivido toda tu vida. Las cámaras, el show, el espectáculo, todo, la preparación, la disciplina. Todo me ha costado pero está bien, si no me costara sería fome.

Además, antes estaba más relajado porque no entendía lo que es el espectáculo y estaba simplemente como «ya, yo voy a cantar y canto», pero esto es un espectáculo, y me di cuenta gracias al Hernán también de eso. Yo veía los primeros shows del Hernán y quedaba brígidamente fascinado. Y cuando empezamos a juntarnos más, yo veía de cerca sus presentaciones y me inspiraba de él también. En el espectáculo el Hernán ha sido una de mis grandes inspiraciones. Yo creo que gracias a ese despertar yo empecé a hacer más montajes, empecé a preocuparme más de todo, de la iluminación, de los detalles, de entender el show en una totalidad, y que todo lo que pasa en el escenario soy yo.

– ¿Cómo te sentiste en la presentación de Lady Gaga? (la entrevista se realizó el día siguiente de esa presentación) 

– Estaba muy nervioso, no sabía cómo lo iba a tomar la gente. Me sentí súper femenino, pero es parte del espectáculo, meterse en un personaje y me gustó. La verdad no sé si me tiraría por esa línea en la música, pero me gustó bastante haberlo hecho.

También pienso que a veces la gente a veces no le toma el peso a que nadie, ninguno de los hombres ha cantado canciones de mujeres, nunca, solo yo. Yo alcanzo esas notas, me la juego, me arriesgo y me da un poco de lata que las críticas siempre sean para mal. Me gustaría más que nada invitarlos de cierta forma a ampliar la mirada, y que tomen conciencia de lo que un hombre está haciendo. Chile igual está avanzando mucho, y es lo que Rojo igual ha logrado hacer, respecto a mi relación, respecto a la homosexualidad en sí, como que todo ha ayudado para bien.

El episodio con Marcela Aranda

Foto: TVN

Fue durante los primeros capítulos de «Rojo» que Andrei ahondó en algunos episodios sobre su vida, entre ellos, cómo fue contarle a sus papás que es gay, y a las pocas semanas, empezó una relación con Hernán Arcil, quien participa en la competencia de bailarines. «Quiero que en las casas tomen consciencia de lo que es el amor y el respeto», explica.

Ese propósito también lo ha traspasado a algunas de sus presentaciones donde Arcil lo ha acompañado como bailarín, y también en el caso de «Never tear us apart», que prácticamente se convirtió en una especie de manifiesto.

Sin embargo, uno de las polémicas que surgió a partir de la relación entre ambos fue la campaña de Marcela Aranda, quien inició una campaña para reunir firmas y presentar una denuncia ante el CNTV debido a que el programa mostró al aire un beso entre ambos.

– ¿Hablar de estos temas de forma tan abierta y natural fue una decisión? 

– Yo la verdad nunca entré con la parada de yo soy gay y soy LGTBI y arcoiris y la bandera. Pero sí entré con la naturalidad de soy normal y esto es normal. Yo amo a un hombre como puedo amar a una mujer y nadie se puede meter en eso. Y si se meten, que sepan que los voy a mandar a la cresta porque me da lo mismo.

– ¿Qué tan vinculado has estado al activismo?

– La verdad es que no mucho, este año yo fui a la marcha del Día del Orgullo pero nunca había ido antes. No es que no me interesara, pero no estaba tan al tanto, nunca estuve tan preocupado de lo social, sino más como de mí y de mi vida. Antes estaba cantando en el metro, juntando plata para el arriendo. O sea ahora estoy en las mismas jajaja. Tengo pantalla pero soy pobre.

– ¿Qué opinas de reacciones como las de Marcela Aranda y de la campaña contra ustedes? 

– Pucha, la verdad yo le entrego amor a esas personas. Yo siento que le falta mucho amor. Imagínate, dejó a su hija transexual de 16 años abandonada. Mi mamá me abandonara, yo no la perdonaría nunca. Y menos por algo que va más allá de uno, que no le incumbe a nadie. Espero que se pueda sanar, que pueda estar mejor. Si le molesta o no, es cosa de ella. A mí no me interesa escuchar opiniones de los demás frente a mi relación o frente a cómo soy. Yo respeto su opinión, la respeto a ella. No la conozco. Pero para mí todo pasa por el respeto. Al fin y al cabo, todos somos una sociedad y todos armamos esto.

– ¿No te parecen peligrosos esos discursos?

– Pucha, es que estamos en 2018, o lo aceptan o se quedan atrás. Por ejemplo, mi hermano mayor era neo-nazi. O sea, él nunca ha matado ni una mosca. Pero en su ideología en cuanto a la economía, ese tipo de ámbitos, él está de acuerdo. Pero es una de las personas que más me ha apoyado en el tema de mi homosexualidad es él. Con su pensamiento neo-nazi y todo me dijo «tú tranquilo, por sobre todas las cosas, yo te amo, eres mi hermano y eso va a quedar».

– ¿Cómo comparas el espacio para hablar de estos temas ahora con el primer «Rojo», donde ningún participante lo hizo?

– Yo pienso que esos tiempos eran mucho más tradicionales, y aún no se daba el espacio para ser uno. Hoy en día hemos avanzado para que uno pueda ser como es. Yo la verdad me impresioné después de que pasara todo lo que pasó. Yo creo que fui el primer hombre de la televisión que dijo con mucha naturalidad «yo soy gay y me da lo mismo». No te lo puedo asegurar al 100% pero al parecer nadie lo había hecho antes, así, con esa naturalidad.

Nunca vi que alguien dijera «yo soy gay», estoy bien, no tengan miedo, somos normales, no están solos. Y el Hernán también. Y ambos como pareja después dijimos «hay que tomarle el peso a esto», porque queramos o no, ya estamos siendo partícipes de lo que es LGTBI y de la comunidad. No es como que me sienta que soy el representante pero soy parte de, porque lo somos. Si al final lo que buscamos es una igualdad de amor, de respeto.

– ¿Qué opinas del poco avance en Chile en temas como matrimonio y adopción homosexual? ¿Te gustaría involucrarte más en algún movimiento, por ejemplo? 

– Te mentiría si te diera una opinión muy grande porque no estoy tan informado. No es por un tema de interés, sino porque estoy muy metido en la competencia y de preocuparme de ensayar y todo. Pero si necesitan de mi apoyo de todos modos yo voy a estar ahí, porque en un futuro a mí igual me gustaría adoptar si tuviese la situación y el tiempo, me encantaría. Hay muchos niños que necesitan familias y encuentro que los homosexuales, tanto parejas de mujeres como de hombres pueden aportar tanto amor. Es penca no poder darle esa oportunidad, más que a los padres, al niño, porque es el que se va a ver beneficiado, va a tener ese calor de familia. Qué importa si tenís dos papás, dos mamás.

Lamentablemente siento que la gente todavía ve a los homosexuales como personas promiscuas, asquerosas, y hey, somos personas. Hay gente que es evangélica, o gente cristiana, que son mucho peores que uno, que han matado, curas que han violado, entonces no entiendo por qué no se da esa empatía con nosotros. Tanto prejuicio, falta de raciocinio. Lo que me importa siempre marcar es que todos merecemos estar en este mundo, todos merecemos nuestro espacio.

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